¿SE DEBE PROHIBIR LA SAL?

A la hora de valorar los factores ambientales se suele responsabilizar a la sal de mesa como elemento causante de HTA y en consecuencia tratamos de reducirla a la mínima expresión, sin pararnos a pensar que el consumo de sal no es un factor que ha aparecido en escena de forma repentina, sino una hábito ancestral y cotidiano en la vida de los mismos pacientes que anteriormente presentaban cifras normales. Es cierto que si reducimos la sal se reduce también la cantidad de agua que acumulamos y en consecuencia el líquido circulante por las arterias con el lógico descenso de la presión arterial.

Esta solución de reducir la sal de mesa no ataca el problema en su origen y tiene una eficacia muy escasa y hasta cuestionable. Con frecuencia los pacientes hipertensos a los que se les restringe la sal, también deben medicarse diariamente si quieren controlar sus cifras de tensión arterial, con lo que añadimos a los inconvenientes de la restricción salina los efectos secundarios de los medicamentos y una dependencia farmacológica de “por vida”.

Únicamente está justificada la restricción de la sal, cuando la función renal de los pacientes está alterada y en consecuencia tienen problemas para su eliminación a través de la orina, siendo esta acumulación salina y su correspondiente retención hídrica la causa directa de una elevación patológica de su tensión arterial.

Esta capacidad del organismo para funcionar con mayor o menor cantidad de agua y su influencia directa en la tensión arterial se puede y debe utilizarse para solventar los problemas esporádicos de hipotensión arterial, que responden muy bien simplemente al incremento en la ingesta de líquidos. Sigue...

EL AUTOCONTROL EN LA HTA
LA HTA Y EL FACTOR EDAD

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