Preguntas y respuestas: Motivación

Las prioridades

P.-¿ HAY QUE ESTABLECER PRIORIDADES EN LA VIDA FAMILIAR? 

R.- Por supuesto que sí. Antes que miembros responsables de una familia somos individuos únicos e irrepetibles, con unas necesidades personales e intransferibles que no debemos obviar. Con demasiada frecuencia y sobre todo algunas madres se olvidan de sus obligaciones para con ellas mismas, dedicándose a tiempo completo a las demandas de los miembros de su familia. Todos hemos podido comprobar desordenes, desequilibrios y hasta flagrantes abusos en este sentido, donde la falta de establecimiento de prioridades particulares en las personas responsables se traduce, por ejemplo, en autentica manipulación de los demás miembros del equipo. Recuerda: "si no planificamos nuestra vida no faltará quien lo haga".

 

P.-¿NO ES DE EGOISTAS EL OCUPARSE DE UNO MISMO? 

R.- La educación que recibimos en los primeros años de la infancia nos deja marca a todas las personas. Hasta las últimas generaciones los sistemas educativos estaban orientados a proporcionar súbditos sumisos y obedientes, que estuvieran siempre dispuestos a trabajar por entidades de rango superior, bien sea el estado, la nación, la iglesia, la comunidad, etc., sin ser conscientes de la propia identidad como ciudadanos o personas individuales, únicas e irrepetibles. Esta fórmula ha conseguido que identifiquemos el propio autocuidado como algo negativo, rayano en comportamientos egoístas y antisociales, que deberemos superar en aras de un sano equilibrio entre individuo y sociedad. 

 

La fuerza de la mente

P.-¿PARA QUÉ SIRVE LA MENTALIZACION? 

R.- La mentalización permite que podamos hacer cosas que en otras condiciones serían realmente difíciles, pero para ser eficaces debemos empezar enseñando a la mente la relajación y la eliminación sistemática de los pensamientos negativos, es decir, ejercitarnos en la autoprogramación. Podemos y debemos cambiar las actitudes de confusión y de miedo, mediante acciones mentales opuestas que las neutralicen, sustituyendo los pensamientos negativos por otros positivos. De forma natural y subconsciente  “actuamos según pensamos” y nuestras acciones son un fiel reflejo de nuestros pensamientos más profundos, así podemos concluir que nuestro comportamiento en la vida es una consecuencia directa de los planteamientos y sentimientos que predominan en nosotros.

 

P.-¿PUEDO MEJORAR MI FUERZA DE VOLUNTAD? 

R.- No hay duda de que la mente es la gran programadora de nuestra vida, que el pensamiento precede a la acción, porque de forma casi automática, con o sin conciencia de los motivos reales que nos impulsan, ejecutamos lo que hemos planificado o lo que en el último momento ha pasado por nuestra mente. En conclusión, hemos de tomar conciencia de que las ideas dirigen nuestros actos y que al final somos esclavos de los pensamientos elaborados previa e inmediatamente a las acciones, que ponemos en marcha. De ahí en pura lógica se desprende la importancia vital que representa el control de la mente, para ponerla al servicio de nuestra actividad diaria y viene a ser lo mismo que disponerla a favor y en beneficio de nuestra propia vida. Lo que desees conseguir llévalo siempre presente en tus pensamientos.

 

P.-¿HAY PERSONAS SIN CONSTANCIA NI FUERZA DE VOLUNTAD? 

R.- Las personas con una imaginación desbordante o que han vivido dispersas bajo un número exagerado de estímulos en sus primeros años de formación, pueden no haber adquirido el hábito de reflexionar sobre sus propias acciones ni sobre sus objetivos de vida.  Quienes no dedican el tiempo suficiente para ordenar y controlar los pensamientos previos a la toma de decisiones, son víctimas de sus ideas caóticas, no saben lo que quieren y dependen de la última ocurrencia o impresión que les haya sobrevenido. Al no haber adquirido un buen conocimiento de su propia identidad, no tener el habito de reflexionar sobre sus propios actos y no haberse parado a ordenarse y planificarse, son fácilmente manejables por cualquier elemento que les rodee, sean personas, cosas, recuerdos recientes o de la niñez. No disponen de criterio propio y están a merced de lo último que les viene a su mente.

 

 

 

 

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