PROBLEMAS POR DÉFICIT DE INSULINA

Cuando la producción de la hormona insulina está por debajo de las necesidades del organismo, quedan sin efecto el desarrollo de sus funciones.

La principal de ellas es llevar la glucosa a las mitocóndrias de las células para su combinación/oxidación con el oxígeno y aportar la energía vital o alimento básico a nuestros 60 billones de células. No menos importante es la acción reductora de los niveles de glucosa, por cuyo exceso en la sangre se lesionan por glicosilacion todos los órganos vitales y se altera la formación normal de células, proteínas y hormonas.

La insulina en cantidades insuficientes provoca hipoglucemia con síntomas de hambre, ansiedad, fatiga, irritabilidad, confusión mental, aumento de los cuerpos cetónicos con el consiguiente incremento de la diuresis, perdida de electrolitos, hipotensión arterial y neo-glucogénesis a partir de la destrucción de proteínas musculares y activación de los adipocitos (aumentando su capacidad de acumular grasa hasta diez veces más).

Toda esta serie de fenómenos se pueden dar en mayor o menor intensidad, cuando restringimos la ingesta de los hidratos de carbono, como por ejemplo en las dietas con exceso de proteínas, que tan frecuentemente se priorizan para perder peso de forma rápida y antinatural.

Conviene recordar que la pérdida de peso, que se obtiene con ese tipo de dietas es fundamentalmente a costa de la deshidratación, provocada por la reacción del organismo ante la intoxicación por los cuerpos cetónicos, que trata de eliminarlos mediante el incremento de la diuresis. Posteriormente al normalizar la toma de hidratos se sufrirá un considerable efecto rebote con una brusca hidratación y un exagerado aumento del tejido adiposo, cuyo exceso se pretendía evitar. Sigue...

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EL EJE INSULINA-GLUCAGON

La función principal del eje insulina – glucagón consiste en asegurar unos niveles suficientes y estables de glucosa en la sangre, es decir la normoglucemia. Con la ingesta de hidratos en la comida y su rápida transformación en glucosa se produce una hiperglucemia natural, que estimula la liberación de insulina. Esta hormona actúa retirando del torrente sanguíneo la glucosa y llevándola a las células y al hígado. Si tras la acción dietribuidora y almacenadora de la insulina, la glucemia ha quedado bajo mínimos, la hormona glucagón la repone a partir de las reservas de glucógeno depositadas en el hígado.

Cuando la insulina, hormona almacenadora y agresiva por antonomasia, no tiene el freno natural de la hormona reponedora (el glucagón), se rompe el equilibrio metabólico, quedan las células sin glucosa, mientras esta se almacena en el hígado y músculos a la espera de que el glucagón la reintegre en la sangre y se restablezca el nivel de glucemia normal.

Si el glucagón no es requerido por los aminoácidos, provenientes de las proteínas de la comida, la glucosa almacenada en forma de glucógeno en el hígado será convertida en grasa de reserva. 

Ante este estrés producido por el hambre (hipoglucemia) nuestro organismo emite la hormona hidrocortisona, quien ante la ausencia del glucagón transforma el glucógeno almacenado en glucosa y la proyecta en la sangre, salvando así la situación puntual de hipoglucemia. Pero esta acción, que supone un incremento puntual de la glucemia, será respondida por el páncreas con un nuevo aumento en la producción de insulina y esta volverá a almacenar otra vez la glucosa en el hígado, estableciéndose un círculo vicioso hasta el agotamiento de las reservas de glucógeno.

En síntesis, todo incremento de la hidrocortisona va a provocar paralelamente un aumento en la producción de insulina por parte del páncreas, aunque la causa venga motivada por situaciones de ansiedad, de estrés, de alteraciones en los niveles de estrógenos, progesterona, etc. 

Si el eje hormonal insulina-glucagón, (el más importante del proceso metabólico) no actúa en perfecto equilibrio, se puede producir un profundo desorden nutricional, un serio déficit en la renovación celular y una desviación anómala de los macronutrientes a la formación de grasa de reserva. Sigue...

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ORIGEN Y FUNCIONES DEL GLUCAGÓN

El Glucagón es la hormona opositora o compensadora de la insulina, producida también en el mismo páncreas por otro grupo celular “las células alfa” y forma con la insulina un eje hormonal fundamental para el correcto funcionamiento del metabolismo humano.

La producción de glucagón frena la producción de insulina y viceversa, siendo algunas de sus actividades antagónicas, que se regulan y compensan entre ambas hormonas.

La producción del glucagón a diferencia de lo que ocurre con la insulina es estimulada por la presencia de aminoácidos en la sangre, que son derivados de la ingesta y digestión de las proteínas a través de la comida.

Si falla la entrada de proteínas, no hay aminoácidos, se reduce la formación de la hormona glucagón y su efecto como oposición a la actividad insulínica. En esas condiciones podemos estar abocados a un predominio tiránico de la acción almacenadora de la insulina, que nos puede llevar a sufrir hipoglucemia y posteriormente hiperinsulinismo.   

La hormona glucagón desdobla el glucógeno almacenado en el hígado y en los músculos en moléculas de glucosa, que se vierten al torrente sanguíneo, reponiendo los niveles bajos de la glucosa en sangre (glucemia) y así se asegura que las células puedan seguir alimentándose correctamente. Sigue...

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FUNCIONES DE LA INSULINA

Podríamos decir que la insulina se comporta como una hormona distribuidora y almacenadora, que tratará de reducir el nivel de glucosa en la sangre, introduciéndola en las células o transformándola en glucógeno (polímero de la glucosa) y depositándola en los diversos almacenes (hígado y músculos) estratégicamente distribuidos por todo el cuerpo

El mantenimiento de unos niveles medios y suficientes de insulina resulta indispensable para la vida de las células, que no soportan la falta de energía que la oxidación de la glucosa les aporta de forma continuada. Si la insulina escasea, la glucosa no puede llegar a las células para alimentarlas, estas pasan hambre, enferman y mueren por inanición.

Por otra parte ante un exceso de glucosa en sangre el páncreas responde con otro exceso de insulina, que  acelera el metabolismo y concentra la glucosa excedente en el hígado, haciéndolo graso. En síntesis, tanto su defecto como su exceso son agresivos y destructores para el organismo, razón por la que están directamente relacionados con la morbilidad y mortalidad por enfermedades vasculares. (Ver). Sigue...

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LA PRODUCCIÓN DE INSULINA

La insulina una vez fabricada por el páncreas, queda almacenada en este en forma de gránulos, dispuestos a verterse rápidamente en el torrente sanguíneo, a demanda de los receptores bucales del sabor dulce y sobre todo ante el aumento de los niveles de glucosa en la sangre (glucemia), proveniente de los hidratos de carbono ingeridos en la comida o del vertido directo desde los depósitos de glucógeno, almacenados en el organismo.

La insulina es necesaria e imprescindible en cantidades suficientes para llevar la glucosa hasta el interior de las células, en cuyas mitocóndrias se produce la combustión con el oxígeno de la sangre para producir la energía vital que las sustenta.

Todas y cada una de las células de nuestro cuerpo, excepto las neuronas, disponen de unos 20.000 receptores específicos para la insulina y esta deberá salir de los vasos sanguíneos, superando la barrera reticuloendotelial, llegar hasta los receptores, penetrar en el  interior de la célula y activarla para que reciba la glucosa, sabiendo que cualquier situación restrictiva en este proceso puede producir inanición o hambre celular, reduciendo su vitalidad y provocando desde un envejecimiento prematuro hasta una muerte precoz por inanición.

Las neuronas, que sin embargo son las máximas consumidoras de glucosa, no precisan de la acción de la insulina para alimentarse y lo hacen directamente de la glucosa y del oxígeno que lleve la sangre circulante. Sigue...

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