Una siesta no debe considerarse como una pérdida de tiempo, contribuye a mejorar el rendimiento laboral, reduce los riesgos de accidentes, evita errores y aumenta la agudeza mental, no obstante deberemos evitar las siestas demasiado largas, porque se pueden alterar los ciclos del sueño y provocar insomnio, convirtiendo un placer recomendable en algo desafortunado.
En la planificación de nuestra actividad socio-laboral conviene tener presente la importancia de priorizar, siempre que sea posible, el equilibrio físico y psíquico del individuo por encima de otros objetivos sociales e incluso los familiares.
El servicio y dedicación de la persona a la sociedad no debe realizarse a costa de la explotación y menoscabo de los individuos, por ello deberemos compaginar y armonizar los intereses de unos y otros con de justicia y eficiencia.
En resumen: la duración ideal de la siesta debe mantenerse entre los 10 y los 40 minutos diarios. Superar los cuarenta minutos reduce los efectos positivos de la siesta porque entramos en un sueño profundo del que nos cuesta despertar y puede alterarse la digestión.
Es mejor utilizar el sofá o una butaca cómoda que la cama, así se evita el riesgo de una duración más prolongada desaconsejada por los expertos. Sigue...