EL MOVIMIENTO VITAL DE LAS PROTEÍNAS

Nuestro cuerpo dispone de más de cien mil tipos diferentes de proteínas y cada una de ellas se organiza en cadenas lineales compuestas por moléculas de aminoácidos. Estos aminoácidos, enlazados, forman eslabones flexibles o enlaces peptídicos que permiten a las proteínas moverse y adoptar gran cantidad de formas y funciones diferentes.

Dos son los factores que determinan la forma concreta que adopta una proteína. El primero, conocido como patrón físico o esqueleto en forma de collar de cuentas, está  definido por la secuencia de los aminoácidos que conforman la proteína y el segundo, el más cambiante, depende de las cargas electromagnéticas, que presenten los aminoácidos en cada momento.

Estos cambios de forma, que adoptan las proteínas generan movimientos, que sirven para realizar trabajos y funciones tales como la respiración, la digestión, la contracción muscular, etc. y cuando la señal cesa, la proteína vuelve a adoptar su conformación original extendida. 

Las células aprovechan todos los movimientos que estas máquinas proteicas generan, bien para obtener energía, utilizable en funciones metabólicas y para otros trabajos  específicos, como los arriba indicados.

Conviene tener presente que estos continuos cambios de forma, que adoptan las proteínas ocurren miles de veces por segundo y constituyen, en realidad, el movimiento básico que impulsa la vida. Sigue...

PROTEÍNAS INTEGRALES DE MEMBRANA (P.I.M)
LA LUCHA POR SOBREVIVIR

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