EVOLUCIÓN DE LA COMUNICACIÓN CELULAR

Desde hace unos 4.000 millones de años la propia naturaleza ha creado sistemas de comunicación para que los primeros seres unicelulares pudieran relacionarse entre sí y con el medio, que les rodeaba.

Inicialmente los sistemas de comunicación se ubicaban exclusivamente en la membrana de la célula y actuaban como agentes receptores y efectores, después en los seres pluricelulares, ante el incremento de la complejidad de las comunicaciones, algunas de las funciones de la comunicación fueron cedidas a los nervios y finalmente la naturaleza incluyó también a las hormonas, que pueden actuar a distancia y con la especificidad requerida.

Todas las  células buscan activamente los entornos que les permiten la supervivencia, evitando aquellos ambientes que les resultan tóxicos u hostiles y para ello analizan miles de estímulos procedentes de su medio más próximo. Tras el análisis de los datos, seleccionan las respuestas apropiadas que mejor aseguran su supervivencia y son capaces de aprender de las experiencias ambientales, creando una memoria celular que transmitirán a su descendencia, mediante los genes que básicamente son la memoria física de las experiencias aprendidas por los organismos.

Se ha reconocido recientemente que el intercambio real de genes entre las distintas especies sirve para diseminar esas memorias y mejorar la supervivencia de todos los organismos que formamos esta comunidad global de la vida. Los seres humanos somos organismos multicelulares y por ello también compartimos patrones básicos de respuesta con nuestras propias células. Sigue...

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¿INFLUYÓ LA DIETA EN EL DESARROLLO?

Un cambio dietético con un incremento sustancial de proteínas y grasas de origen animal supone modificar el aparato digestivo, cuyo intestino ya no necesitaba ser tan largo, ni tan lentas las digestiones.

Por otro lado la especie “homo” debía agudizar el ingenio para poder fabricar elementos y herramientas con los que protegerse del frío, defenderse de las agresiones e inventar estrategias de caza y pesca, que le permitieran alimentarse y sobrevivir.

Todo este proceso requiere a su vez cambios biológicos y culturales con cerebros de mayor tamaño, que dirijan unas manos mucho más hábiles, dotadas de su pinza de precisión, junto a un aprendizaje comunitario que perfeccione los sistemas y las estrategias para interactuar con el medio. 

 Cuando la dieta está concentrada y es de fácil asimilación, se requiere un aparato digestivo más reducido. Este proceso evolutivo se acelera con los simios y llega a su pleno desarrollo con nuestra especie, que es omnívora, cocina los alimentos y proporciona una rápida absorción de los nutrientes, nuestro tubo digestivo se hace más corto y el cerebro es cada vez mayor.

El haber optado por convivir en grupos suprafamiliares ha sido esencial para aprender estrategias de defensa, para la obtención de alimentos, para poder destinar miembros y recursos del grupo en favor de la prole y de los mayores de edad, únicos depositarios y transmisores del saber.

Esta circunstancia posiblemente pueda ser una de las principales estrategias que han permitido desarrollar la capacidad cerebral del humano, que pasa de los 400 c.c., hasta los 1.600 c.c. en los dos millones de años de la historia del género Homo.

Hay autores que relacionan también el desarrollo craneal con el aumento en el consumo de los ácidos grasos omega 3, presentes en la grasa de los salmónidos, en la de algunos crustáceos, en el tuétano de los huesos y sesos. Lógicamente para poder acceder a estos alimentos sería necesario desarrollar estrategias para hacerse con el botín, junto con las capacidades y conocimientos precisos para la fabricación de instrumentos con los que defenderse, ahuyentar a los competidores y romper los huesos de las carroñas. Sigue...

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DIFERENCIAS MONO / HOMBRE

Para situarnos en el terreno evolutivo podemos  empezar a reconocer que, entre el  genoma de los chimpancés comunes, de los que nos separan al menos 6 millones de años  de evolución constante, y el genoma del hombre actual hay una identidad del 98,8%.

La habilidad del  “homo sapiens” para andar erguido, no necesitar vivir en los árboles, disponer de las manos solo para la manipulación y sobre todo el haber desarrollado la pinza de precisión en comparación a la pinza de  presión de los chimpancés, parece que está  directamente relacionada con el desarrollo de la  capacidad craneal y con la maestría para la fabricación de instrumentos de trabajo y defensa.  

 La capacidad craneal del antepasado común “hominini”, de las especies del género “homo” debió alcanzar los 400 c.c., semejante a la capacidad actual de los chimpancés, que no la han desarrollado más en los últimos dos millones de años.

Sin embargo el desarrollo evolutivo de los chimpancés parece que está llegando ya a los umbrales de la fabricación de herramientas sencillas con palos, piedras y otros instrumentos y está desplegando una cultura más progresiva, aunque debido a las limitaciones de los hábitats en los que les permitimos desenvolverse, es muy posible que no lleguen a culminar su proceso evolutivo.

El peso del cerebro humano supone solo un 2% del peso corporal, pero consume el 20% de la energía total del organismo. Sigue...

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TRAS LA ÚLTIMA GLACIACIÓN

Hace unos 10.000 – 15.000 años con el final de la última glaciación y la consiguiente mejora de las condiciones climatológicas se modificaron progresivamente los métodos de obtención de alimentos, reduciéndose la actividad de la caza, mientras se desarrollaba la domesticación de los animales gregarios.

De forma paralela se reduce poco a poco la actividad recolectora libre y se van experimentando los primeros inicios de la agricultura de leguminosas y cereales. 

Estos cambios permitieron un rápido crecimiento demográfico, la formación de núcleos importantes de poblaciones, el contacto entre los diferentes pueblos y la expansión de las culturas más desarrolladas.

Todo este cambio es debido a la socialización del conocimiento y al desarrollo imparable de las tecnologías y de la cultura general que disfrutamos en la actualidad.

Únicamente las especies mejor dotadas y las más flexibles han podido sobrevivir a unos cambios tan extremos. Sigue...

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LOS CAMBIOS DEL ENTORNO

Las causas que motivaron la evolución del género homo hasta nuestra especie sapiens debemos buscarlas en primer lugar en la necesidad de superar las condiciones medioambientales adversas, derivadas de los cambios climáticos, que les obligaron a dejar la protección del bosque, superar el frio de las glaciaciones, sustituir en parte los alimentos vegetales por alimentos animales, ante el hecho de la desaparición de los bosques.

Durante las glaciaciones la acumulación de hielo y nieve hizo que el agua de los mares se retirara y descendiera el nivel del mar unos 150 metros, quedando así muchas islas actuales convertidas en penínsulas, que pudieron ser fácilmente accesibles para los seres humanos.

Las especies fundamentalmente herbívoras y vegetarianas empiezan a sufrir de inanición y deben sobrevivir adaptándose a consumir otros alimentos de origen animal, haciéndose omnívoras por una imperiosa necesidad de supervivencia (Ver).

La estabilidad medioambiental no ha sido la norma en el planeta tierra, más al contrario la variabilidad climatológica ha propiciado cambios climáticos extraordinarios en los que los habitantes de la superficie terrestre han tenido que adaptarse continuadamente y cambiar la selva por la tundra, el bosque por la sabana, la tierra firme por el lago, los humedales por desiertos, etc.

Se calcula que el uso controlado del fuego se pudo llegar a emplear desde hace 1,5 millones de años, pero no hay duda alguna de que los Neandertales de hace medio millón de años y los individuos de nuestra especie también lo utilizaron intencionadamente y dominaron su tecnología. Sigue...

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