REFLEXIONES PRÁCTICAS

Si el volumen de la masa encefálica no ha variado, la verticalidad de la frente tampoco ha sufrido cambios importantes y en general tenemos las mismas capacidades que los individuos del Paleolítico, ¿por qué no hemos desarrollado nuestras potencialidades hasta hace relativamente pocos años? La respuesta sería la misma para explicar la coexistencia temporal de las tribus primitivas todavía presentes en las orillas del rio amazonas, con los grandes investigadores y técnicos que actualmente están desarrollando los avances espaciales.  

La razón es que todas las innovaciones y descubrimientos se llevan a cabo solamente en ambientes propicios. Las experiencias, las tecnologías y las culturas en general necesitan asentarse, acumularse, enriquecerse y potenciarse para que puedan dar sus frutos, pero si la cadena del proceso se rompe, quedan truncadas las posibilidades del avance científico.

 Esta reflexión también sería válida para explicar los retrocesos del saber humano tras las destrucciones de las culturas egipcias, griegas, romanas, árabes y los más recientes desastres llevados a cabo por los “fundamentalismos” imperantes en los últimos 1.000 años de nuestra era.

Los seres humanos formamos parte de una especie eminentemente social, que necesita para su desarrollo la colaboración directa o indirecta de los demás. Sin un ambiente adecuado no es posible la creatividad ni el desarrollo de la inteligencia.

¿Qué influencia hubiese tenido el gran Albert Einstein, si hubiese nacido en el Paleolítico Inferior o en un suburbio nepalí.? Así mismo estamos desaprovechando cantidad de cerebros del tercer mundo por no facilitarles el acceso a una formación y desarrollo modernos.

Ninguna de las mentes privilegiadas, humanistas, genios, inventores, músicos, artistas, científicos, etc., que han marcado nuestro progreso, hubieran podido salir del anonimato si sus circunstancias socioculturales no les hubieran sido propicias.

Analizando nuestra historia en los últimos tres mil años podemos descubrir vaivenes con extraordinarios avances y dramáticos retrocesos, tanto en el entorno humanístico como en el científico, cuando las sinrazones del poder y del fundamentalismo han dominado los ambientes socioculturales.  

La ciencia no se debe basar en dogmatismos ni en verdades absolutas, únicamente debe utilizar el “método científico” como herramienta para tratar de probar las hipótesis de trabajo, que se le planteen. Hoy podemos optar por las soluciones mejores y obtener la Salud (Ver) o bienestar  físico, mental y social, al que la humanidad sigue aspirando.

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