Una nutrición adecuada desde la concepción hasta los dos años es crítica

Diversas investigaciones establecen como periodo crítico en la alimentación del
bebé sus primeros 1.000 días de vida
El periodo que comprende desde la concepción hasta los cinco años de edad
supone una ventana de oportunidad para prevenir enfermedades adultas a
través de la alimentación.

De esta etapa, los primeros 1.000 días se
consideran un periodo crítico para modificar todos los factores que
influirán en la salud futura. Esta evidencia, que cada vez constatan más
estudios, ha sido el eje central del simposio “Early Life Nutrition.
Impacto en la ventana de oportunidad”, organizado por la compañía Danone
Nutricia, en el marco del 63º Congreso de la Asociación Española de
Pediatría (AEP), que ha moderado el doctor Jaime Dalmau, jefe de Sección
de la Unidad de Nutrición y Metabolopatías del Hospital Universitario y
Politécnico La Fe, de Valencia.

“Alteraciones en la alimentación de la madre gestante y, por tanto, en la
nutrición del feto, así como déficits y/o excesos nutricionales en los
primeros años de vida van a dejar una huella metabólica, con efectos para
la salud a corto, medio y largo plazo, que es lo que conocemos como
programación nutricional precoz”, ha explicado la doctora Rosaura Leis,
coordinadora de la Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del
Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.

Para observar la existencia de déficits y/o excesos nutricionales en la
alimentación de los niños españoles más pequeños, la compañía Danone
Nutricia, dentro de su programa educacional “Alimentando la Salud del
Mañana”, ha llevado a cabo el estudio Alsalma 2.0, realizado en más de
1.500 niños españoles de 0 a 3 años y con la participación de cerca de 200
pediatras de todo el territorio nacional. En este estudio, donde se evaluó
la realidad nutricional en esta franja de edad, los padres registraron los
alimentos ingeridos por sus hijos en días no consecutivos mediante un
cuestionario exhaustivo. El consumo de nutrientes fue evaluado con
respecto a las recomendaciones diarias de ingesta (RDI). Se observó que
existía un exceso en el consumo de proteínas diarias recomendadas, en el
95,9% de los pequeños de entre siete meses y tres años. Además, el estudio
Alsalma 2.0 concluyó que un aumento de un 1% en la proporción de proteínas
en la dieta se correlacionaba con un incremento del índice de masa
corporal (IMC) del niño.

Cómo llevar una alimentación adecuada

A la vista de estos resultados, los especialistas ya realizan algunas
recomendaciones para modificar este exceso detectado en el consumo de
proteínas de origen animal. “Probablemente con comer carne, pescado o
huevo una sola vez al día (en la comida o en la cena) sea suficiente y
conseguiríamos reducir la ingesta total de proteínas; y si se consume en
comida y cena es aconsejable dar raciones de carne o pescado relativamente
más pequeñas”, ha apuntado el doctor Dalmau.

El Alsalma 2.0 también ha encontrado un déficit de vitamina D. “Aunque ya
se sabía, el Alsama 2.0 es el primer estudio que demuestra en este grupo
de edad que la cantidad que se necesita de vitamina D es muy difícil de
ingerir simplemente con la dieta, aunque se consuman alimentos
suplementados. Tanto durante la lactancia materna, que tiene poca vitamina
D, como a lo largo de la primera infancia habrá que dar suplementos de
vitamina D como medicamento”.

Aunque hasta ahora la vitamina D se utilizaba para evitar el raquitismo y
conseguir una buena calcificación, lo cual es un factor protector de
osteoporosis en el adulto, “actualmente se sabe que también interviene en
muchas otras patologías como el síndrome metabólico, la inmunomodulación
(defensas) y en la protección frente a infecciones respiratorias, etc.”,
ha explicado el doctor Dalmau.

Una alimentación y nutrición saludable y adecuada en la ventana de
oportunidad del bebé va a suponer un seguro para la salud del niño durante
su desarrollo hasta la edad adulta. “Deben ser prioritarias la
intervención sobre la alimentación adecuada de la madre gestante, la
promoción de la lactancia materna hasta los 6 meses, la introducción de la
alimentación complementaria a partir de este momento y la incorporación a
la mesa familiar a partir del primer año, con hábitos de consumo
alimentario saludables”, ha resaltado la doctora Leis.

“Los padres deben seguir las indicaciones del pediatra para la
alimentación del niño durante esta ventana de oportunidad y modificar sus
propios hábitos hacia una alimentación saludable, ya que a partir del
primer año, el niño debe sentarse a la mesa y sus padres van a ser el
ejemplo a seguir”, ha concluido la doctora Leis.

Fuente: Berbés Asociados