Cómo la microbiota rectal influye en la efectividad de la vacuna contra el VIH

Marta Pulido Salgado
Experimentos realizados en macacos Rhesus muestran una relación entre determinadas bacterias que habitan el recto y la producción de anticuerpos contra el virus, tras la inmunización.

El hallazgo podría ayudar a potenciar la respuesta del sistema inmunitario frente a los patógenos y, por consiguiente, reforzar la protección de las vacunas. En la imagen, bacterias Lactobacillus paracasei observadas mediante microscopia de barrido electrónico. [Wikimedia Commons]

La microbiota, la comunidad de microrganismos que habita nuestro organismo, desempeña un importante papel en nuestra salud, así como en nuestra enfermedad, pues entre otras funciones, influye en la maduración y respuesta de las células del sistema inmunitario. Ahora, un estudio, publicado en tiempo reciente por la revista mSphere, describe el modo en que la presencia en el recto de determinadas cepas bacterianas se asocia con la eficacia de una vacuna contra el virus de la inmunodeficiencia humana, o VIH.

En su trabajo, Smita S. Iyer y su equipo, de la Universidad de California, en colaboración con científicos de otras Universidades de Estados Unidos, inmunizaron, por vía intradérmica, hembras de macaco Rhesus (Macaca mulatta) con fragmentos de ADN procedentes del VIH. Esta alternativa a la administración del virus atenuado, que en este caso particular, por sus características, podría mutar y recuperar su capacidad para provocar la enfermedad, recibe el nombre de vacunación con ADN.

En primer lugar, los investigadores evaluaron el efecto de la inmunización sobre el microbioma vaginal y rectal, principales focos de contagio del virus. En ambos casos, hallaron mayor proporción de bacterias pertenecientes a la familia de los Firmicutes.

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Sin embargo, mientras las poblaciones de la mucosa vaginal permanecieron estables, las presentes en el recto variaron de forma notable. En concreto, los microorganismos Firmicutes aumentaron, mientras que los Bacteroidetes decrecieron, y en especial, aquellos del género Prevotella; hecho que correlacionó con un incremento de la población de linfocitos T CD4+ en la mucosa del intestino. Estas células del sistema inmunitario ayudan a coordinar la respuesta de defensa del organismo mediante la activación de otros inmunocitos. No obstante, durante la infección por VIH, el virus las invade y las destruye.

De forma interesante, aunque el número de bacterias de tipo Lactobacillus spp. y Clostridium IV no se alteró tras la vacunación, los autores observaron que los individuos con mayor número de estos microrganismos en su microbiota rectal producían más cantidad de anticuerpos capaces de reconocer el VIH y combatirlo.

Iyer y sus colaboradores desconocen el mecanismo mediante el cual determinados microbios favorecen la activación del sistema inmunitario. Aun así, destacan que el hallazgo sugiere que seleccionarlos y potenciarlos permitiría mejorar la eficacia de las vacunas cuya tasa de inmunización resulta débil, como en el caso del VIH, a fin de aumentar la protección de la población.