Penicilina (Descubrimiento en 1928)

Alexander Fleming Contribución: Proporcionó tratamiento eficaz para las infecciones bacterianas e inauguró la era de los antibióticos.[1,2,4,17]

 

El descubrimiento de las propiedades antibióticas de la penicilina es la materia de mitología médica a veces disputada,[2] un relato que une una cadena de incidencias al azar o coincidencias fortuitas, como la trama de una novela inverosímil.

Después de unas vacaciones de dos semanas, Alexander Fleming (1881-1955) observó que Staphylococcus aureus se había desarrollado en una placa de Petri que se había quedado a temperatura ambiente, excepto en zonas que se habían contaminado, de manera totalmente fortuita, por esporas de Penicillium presentes en el aire.[1,2,4] En experimentos subsiguientes, Fleming notó que Penicillium notatum no solo controlaba la proliferación bacteriana, sino también mataba a las bacterias, lo cual no ocurría con otras especies de Penicillium.[1,2]

Una vez publicados sus hallazgos, Fleming los hizo a un lado. Fue necesaria la investigación subsiguiente de Ernst Chain y Howard Florey para lograr el pleno potencial de la penicilina. Los tres compartieron el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 1945 “por el descubrimiento de la penicilina y su efecto curativo en diversas enfermedades infecciosas”.[18] La penicilina entró en producción farmacéutica a gran escala en la década de 1940.[19]