"Los bebés poseen la mejor técnica de canto"

23/09/2017 Entrevista a Francisco Javier Cánovas García, pediatra del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla.

PREGUNTA. ¿Cómo nació su interés por la ópera?

RESPUESTA. Desde muy pequeño escuchaba cantar y tocar el piano a mi padre, quien me enseñó los primeros conocimientos de solfeo; tendría yo unos cuatro años. Más tarde, sobre los ocho años me seleccionaron para cantar como tiple en una schola cantorum, donde ya canté como solista en algunas piezas musicales. Aquel mundillo me gustaba, disfrutaba, no exento de cierto sacrificio, porque me privaba de algunos recreos. Ese fue el embrión de mi amor por el bel canto.

P. ¿Hasta dónde llega su afición?
R. Yo lo llamaría más pasión que afición. ¿Hasta dónde puede llegar una pasión en la vida? Pasión por el canto. Utilizar el instrumento, la voz, para ir en busca de la belleza, que intentas transmitir a otro ser humano, deseas compartirla, no puede uno ser egoísta. Me emociona poder comprobar que una persona disfruta con lo que yo humildemente le puedo aportar.

P. ¿Qué significa para usted?
R. Al cantar siento una gran plenitud en mi interior.

P. ¿Qué opinión tiene su familia?
R. Mi familia es una gran seguidora. Me apoyan plenamente y les gustaría que me prodigara más. Raro es el concierto o recital en el que no estén presentes.

Utilizo la voz para ir en busca de la belleza, que intentas transmitir a otro ser humano”
P. ¿Cualidades para ser un buen cantante de ópera?
R. Primero tiene que haber mimbres, que es la voz. Sin mimbres no se puede hacer un cesto. Bien es cierto que ha habido grandes cantantes sin poseer una gran voz que la utilizaron magistralmente, con gran técnica, aderezada con ese influjo de amor hacia lo que hace. Caruso dijo que para cantar se necesitan tres cosas: voz, voz y voz.

P. Como médico, ¿cómo se cuida la voz durante el año?
R. Es difícil cuidarse cuando uno no se dedica plenamente al canto. Hay que llevar una vida sana, respetar los descansos, no forzar la voz, se suele hablar muy fuerte, abstenerse de ingerir bebidas o alimentos muy fríos, picantes, y sobre todo, poner mucha ilusión.

P. Durante el ejercicio de su profesión, ¿le ha dado por cantar ópera alguna vez?
R. Algunas veces, durante la exploración de los chiquitines, sobre todo si hay llanto de por medio les tarareo alguna melodía. Doy fe de que a veces surte efecto.

P. ¿Tiene alguna relación la pediatría con la ópera?
R. Sí, mucha. Los bebés poseen la mejor técnica de canto. Fíjense que tras un periodo de llanto, aún intenso, no presentan disfonía alguna.

P. ¿Cuánto dedica a esta pasión?
R. Donde y como puedo. Sea en mi casa, en la del pianista y también, por supuesto, en el coche, o bien yendo al trabajo o a la vuelta. Hay que tener cuidado al ser un espacio sonoro muy reducido.

Los bebés poseen la mejor técnica de canto. Tras un llanto intenso no presentan disfonía alguna”
P. ¿Alguna anécdota que quiera destacar?
R. Una divertida: venía yo ensayando en el coche, como otras veces, pues tenía a los pocos días un recital y me acompañaba con la grabación de las piezas al piano en un CD, y sin darme cuenta llegué a la entrada de Sevilla; había un gran atasco y las ventanillas las llevaba medio abiertas, ¡y yo cantando, totalmente en mi mundo! Al terminar oí una gran ovación que me daban los ocupantes de los coches circundantes, pidiéndome otra a coro.

P. ¿Ha participado en algún concierto o ha ganado algún premio?
R. Sí. He dado conciertos a lo largo y ancho de la geografía española. Actuaciones en emisoras de radio, televisiones locales y nacionales... Estrené una ópera argumentada en el fin de la Orden del Temple, y tengo editado un CD. La verdad, siempre ando buscando huecos, fines de semana, periodos vacacionales, tardes después del trabajo... Aprovecho los resquicios que me deja mi profesión médica. Tengo premios y menciones, por méritos. No me gustan los concursos. Canto porque me gusta, no por competir. Me han aconsejado varias veces que me presentara, pero no me gusta competir.

P. ¿De quién ha aprendido en todos estos años?
R. La lista sería muy extensa; siempre intento aprender de todos. Pero quiero resaltar al maestro Ignacio Caballero (Sevilla) con el que aprendí la técnica italiana que adquirió en Roma con L. Volpi; Enriqueta Tarrés (Barcelona), insigne soprano profesora del Liceo de Barcelona; Maruja Troncoso (Sevilla), catedrática de canto, y A. Folch (Barcelona). Sin olvidar mis comienzos en la infancia, como referí al principio. Todos ellos me enseñaron lo mejor que tenían. Son mis maestros, a los que tengo gran devoción. Algún día me gustaría transmitir mis conocimientos; sólo pediría amor al canto.

P. ¿Alguna otra petición?

R. Sólo añadir que debería promoverse más la educación musical, concretamente el canto desde la infancia. Es un camino seguro en pos de la belleza.