El entrenamiento musical podría mejorar los cerebros jóvenes

MARTES, 12 de noviembre (HealthDay News) -- Tocar un instrumento musical puede
provocar cambios fundamentales en el cerebro de una persona joven, conformando
tanto su funcionamiento como su estructura física, aseguran unos investigadores.

Tres estudios presentados esta semana en la reunión anual de la Sociedad de
Neurociencia (Society for Neuroscience), en San Diego, sugirieron que el
entrenamiento musical puede lograr lo siguiente:
  Mejorar la capacidad de una persona de procesar información de varios sentidos
  a la vez con efectividad.
  Afectar la forma en que el cerebro de una persona joven se desarrolla, si
  comienzan a tocar música antes de los 7 años de edad.
  Fomentar la conectividad entre las partes del cerebro asociadas con la
  creatividad y la improvisación.
Todos estos hallazgos podrían en última instancia conducir a unas mejores
terapias para las personas con lesiones cerebrales o discapacidades del
aprendizaje, aseguró en una conferencia de prensa el lunes por la tarde el Dr.
Gottfried Schlaug, director del Laboratorio de Música y Neuroimágenes de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.
"La música podría proveer un acceso alternativo a un sistema dañado o
disfuncional en el cerebro", planteó Schlaug, profesor asociado de neurología de
la Harvard. "La música tiene la capacidad exclusiva de pasar por canales
alternativos y conectar distintas secciones del cerebro".
El primer estudio, llevado a cabo por investigadores canadienses, pidió a
músicos entrenados y a personas que no eran músicos que respondieran a
sensaciones de oído y tacto al mismo tiempo.
Se administraron dos sonidos al mismo tiempo que la persona recibía una
sensación de tacto, que buscaba crear la ilusión perceptual de que la persona en
realidad había recibido dos sensaciones de tacto.
Dado que los músicos tienen que trabajar con su instrumento, leer la partitura y
escuchar los tonos que producen al mismo tiempo, los investigadores predijeron
que serían más capaces de distinguir el sonido del tacto.
Es predicción resultó correcta. Las personas que no eran músicas se creyeron la
ilusión, pero los músicos no, apuntó durante la conferencia de prensa la
investigadora, Julie Roy, de la Universidad de Montreal.
"Los músicos pudieron ignorar los estímulos auditivos y solo reportar lo que
sentían", comentó Roy, y añadió que se trata de una evidencia sólida de una
mejor capacidad de procesar información de más de un sentido a la vez.
El segundo estudio conllevó escáneres cerebrales de 48 adultos chinos de 19 a 21
años de edad que contaban con al menos un año de entrenamiento musical en la
niñez.
Los investigadores hallaron que las regiones cerebrales relacionadas con el oído
y la autoconsciencia parecían ser más grandes en las personas que comenzaron a
tomar lecciones de música antes de los 7 años de edad. Específicamente, esas
áreas tendían a tener una corteza, la capa externa del cerebro, más gruesa.
Esos hallazgos parecen indicar que el entrenamiento musical puede tener un
inmenso impacto sobre el cerebro en desarrollo, dado que la maduración cerebral
tiende a alcanzar su punto máximo más o menos a los 7 años de edad, apuntó el
investigador líder, Yunxin Wang, del Laboratorio Estatal Key de Neurociencia
Cognitiva y Aprendizaje de la Universidad Normal de Pekín.
El tercer estudio halló que los circuitos cerebrales pueden ser reformados por
el entrenamiento musical.
Unos investigadores suecos realizaron IRM de 39 pianistas a quienes se pidió que
tocaran las teclas de un teclado especial de 12 teclas mientras se realizaban
los escáneres.
Los pianistas más experimentados en la improvisación del jazz mostraron una
mayor conectividad entre tres regiones importantes del lóbulo frontal del
cerebro mientras improvisaban música, apuntó la autora líder, Ana Pinho, del
Instituto Karolinska, en Estocolmo.
Al mismo tiempo, mostraron menos actividad en regiones cerebrales asociadas con
las funciones ejecutivas, como la planificación y la organización, lo que podría
significar que los improvisadores entrenados pueden generar música con poca
atención o pensamiento consciente, apuntó Pinho.
Debido a que estos estudios se presentaron en una reunión médica, los datos y
conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en
una revista revisada por profesionales.
Los nuevos hallazgos parecen indicar que el entrenamiento con un instrumento
musical puede afectar al cerebro de formas profundas, que podrían resultar
útiles tanto en la educación como en la terapia, comentó Schlaug, de la Harvard.
"Escuchar y producir música no solo es una experiencia auditiva, sino que se
trata de una experiencia multisensorial y motora", señaló. "Tocar música durante
mucho tiempo puede cambiar la función y la estructura del cerebro".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Nov. 11, 2013, press briefing with: Gottfried Schlaug, M.D., Ph.D.,
director, Music and Neuroimaging Laboratory, and associate professor of
neurology, Harvard Medical School, Boston; Julie Roy, researcher, University of
Montreal; Yunxin Wang, researcher, State Key Laboratory of Cognitive
Neuroscience and Learning, Beijing Normal University; presentations, Society for
Neuroscience annual meeting, Nov. 9 to 13, 2013, San Diego
HealthDay