Un estilo de vida saludable podría revertir el envejecimiento

LUNES, 16 de septiembre (HealthDay News) -- Unas conductas saludables como el
ejercicio, una buena dieta y la gestión del estrés tienen el potencial de
revertir el envejecimiento a nivel molecular y de restaurar parcialmente la
vitalidad de las células de una persona, según un nuevo estudio piloto.

Las opciones saludables de estilo de vida pueden alargar la longitud de las
secuencias de ADN halladas en el extremo de los cromosomas de una persona,
aseguró el autor líder, el Dr. Dean Ornish, fundador y presidente del Instituto
de Investigación en Medicina Preventiva, una institución sin fines de lucro en
Sausalito, California.
Además, mientras más sana sea su vida, más fuertes se vuelven sus cromosomas,
aseguraron los investigadores en la edición en línea del 17 de septiembre de la
revista The Lancet Oncology.
"Quizás podamos revertir el envejecimiento a nivel celular", planteó Ornish, un
autor de grandes éxitos de ventas que propugna por un método fundamentado en el
estilo de vida para mejorar la salud y combatir la enfermedad. "Nuestros cuerpos
son mucho más dinámicos de lo que pensábamos y mientras más cambia uno a
cualquier edad más puede mejorar".
Pero un genetista advirtió que los hallazgos del estudio son preliminares, y
planteó varias preguntas sin responder.
Las secuencias de ADN, conocidas como telómeros, afectan de manera directa a la
forma en que las células envejecen, y se han asociado con un mayor riesgo de
muerte prematura y enfermedades relacionadas con la edad. A medida que los
telómeros se acortan y su integridad estructural se debilita, las células
envejecen y mueren con mayor rapidez.
Una menor longitud de los telómeros se ha vinculado con conductas malsanas como
fumar cigarrillos, el estrés emocional crónico y una mala dieta, apuntó Ornish,
además de enfermedades como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, la
demencia, la obesidad, el accidente cerebrovascular, la osteoporosis, las
enfermedades infecciosas y la diabetes.
"A veces se comparan con las puntas de plástico en el extremo de los cordones de
los zapatos, que evitan que los nudos de los cordones se deshagan", comentó
Ornish sobre los telómeros. "En este caso, evitan que los cromosomas se
deshagan".
Investigaciones anteriores han mostrado que adoptar un estilo de vida saludable
puede proveer muchos beneficios médicos, entre ellos revertir el avance de las
enfermedades cardiacas. Sin embargo, los investigadores apuntaron que este es el
primer estudio en mostrar que los beneficios de una vida sana podrían extenderse
hasta la genética celular de una persona.
"Si se validan mediante ensayos aleatorios controlados a gran escala, estos
cambios integrales en el estilo de vida podrían reducir significativamente el
riesgo de una amplia variedad de enfermedades y de mortalidad prematura",
aseguró Ornish. "Nuestros genes, y nuestros telómeros, son una predisposición,
pero no son necesariamente nuestro destino".
El estudio, que duró cinco años, se concentró en dos grupos pequeños de hombres
diagnosticados con cáncer de próstata de riesgo bajo a quienes no se había
suministrado tratamiento. Se pidió a diez hombres que realizaran cambios
integrales en el estilo de vida, mientras que un grupo de control de 25 hombres
mantuvieron su estatus quo personal.
Los cambios en el estilo de vida se enfocaron en cuatro áreas principales,
explicó Ornish:
  Una dieta adecuada. La adopción de una dieta de comida integral de origen
  vegetal que fuera baja en grasa y en carbohidratos procesados.
  Ejercicio moderado. Caminatas de treinta minutos seis días a la semana.
  La gestión del estrés. Participación en meditación, yoga y otras técnicas de
  relajación durante una hora al día.
  El respaldo social. Asistencia a una reunión de una hora de duración en un
  grupo de apoyo una vez por semana.
Los investigadores tomaron muestras de sangre y midieron la longitud de los
telómeros de los participantes al inicio del estudio, y una vez más tras cinco
años.
Los hombres que realizaron los cambios integrales en el estilo de vida
experimentaron un aumento promedio del 10 por ciento en la longitud de los
telómeros. Entre los hombres del grupo de control, los telómeros se encogieron,
en promedio, un 3 por ciento.
Además, pareció haber una relación entre la "dosis" del cambio en el estilo de
vida y la respuesta del cuerpo: mientras más cambios positivos en el estilo de
vida adoptaba alguien, más se alargaron sus telómeros.
"En general, nuestros cuerpos tienen una capacidad sorprendente de sanar si
simplemente dejamos de hacer lo que estamos haciendo", enfatizó Ornish. "Me
impresionó el dinamismo de estos mecanismos y la rapidez con que las personas
mejoraron".
Los resultados del estudio piloto son promisorios, pero deben replicarse en un
ensayo aleatorio de gran tamaño, aclaró Joseph Lee, genetista humano y profesor
asociado de epidemiología clínica de la Facultad de Salud Pública Mailman de la
Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
"Los participantes del grupo de intervención tenían una motivación muy alta, y
mantuvieron el régimen de intervención por más de cinco años, y siguieron
asistiendo a las reuniones cuando ya las reuniones no eran necesarias", comentó
Lee. "Hay que ser cauto respecto a qué tan efectivos serán los cambios en el
estilo de vida en una población general de gran tamaño, donde quizás el nivel de
motivación no sea tan alto".
Lee también lamentó que los investigadores no revisaron rasgos de salud como el
peso, el índice de masa corporal ni la presión arterial junto con la longitud de
los telómeros de los pacientes.
"Por ejemplo, si los participantes del grupo de la intervención con unos
telómeros de mayor longitud tuvieran una presión arterial más baja, eso hubiera
sido mucho más interesante", señaló Lee. "Aunque quizás no sea estadísticamente
significativo debido al pequeño tamaño de la muestra, hubiera sido informativo".
El estudio no buscaba medir si los cambios en el estilo de vida ralentizaban el
avance del cáncer de próstata.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Dean Ornish, M.D., founder and president, Preventive Medicine Research
Institute, and clinical professor, medicine, University of California, San
Francisco; Joseph Lee, Ph.D., human geneticist, and associate professor,
clinical epidemiology, Columbia University Mailman School of Public Health, New
York City; Sept. 17, 2013, The Lancet Oncology, online
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