El corazón del niño prematuro mejora su función con ejercicio en la edad adulta

Redacción
3 mayo, 2019 Ciertas alteraciones cardíacas con las que nacen algunos niños prematuros pueden corregirse con el ejercicio en la edad adulta.

 

Según un estudio presentado en EuroCMR 2019, un congreso científico de la Sociedad Europea de Cardiología, las anomalías cardíacas causadas por el nacimiento prematuro se pueden corregir con el ejercicio en la edad adulta.

Alrededor del 1 al 2% de los adultos jóvenes han nacido de forma prematura y tienen alteraciones cardíacas que aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular. “Hasta ahora no sabíamos si esto era permanente o susceptible de mejorar”, afirma la profesora Anne Monique Nuyt, neonatóloga e investigadora principal de este estudio. “Ahora, por primera vez, hemos encontrado una forma de hacer que los corazones prematuros funcionen mejor. No han hecho falta medicamentos, solo un programa de ejercicios de 14 semanas”.

El estudio incluyó a 14 participantes de 18 a 29 años de edad, de los cuales ocho nacieron prematuros y seis sirvieron como controles. Todos los participantes se sometieron a un programa de ejercicios de entrenamiento aeróbico y de resistencia durante 14 semanas, tres veces semanales. Esto incluyó dos sesiones de grupo supervisadas de 90 minutos y una sesión supervisada en el hogar y se basó en las recomendaciones de al menos 150 minutos de actividad física de moderada a vigorosa por semana en combinación con entrenamiento de resistencia.

Los investigadores midieron la estructura y la función del corazón antes y después del programa de ejercicios utilizando imágenes de resonancia magnética cardiovascular.

En comparación con los controles, los participantes prematuros exhibieron una estructura y función del corazón peores al inicio del estudio, pero similares tras completar el programa de ejercicios. En concreto, las funciones de bombeo y contracción del corazón se normalizaron.

“Un programa de ejercicios cortos puede mejorar el rendimiento cardíaco general y las anomalías sutiles de la función cardíaca en adultos que nacieron prematuramente”, expone la primera autora del trabajo, Elizabeth Hillier, de la Universidad de McGill, Montreal, Canadá.