Cbp explica el efecto del ejercicio físico en la regeneración tras lesión medular

Sonia Moreno

10 abril, 2019 Una vía molecular relacionada con la actividad física impulsa la regeneración de axones neuronales tras la lesión medular en ratones.

Este hallazgo ha dado pie a la identificación de una pequeña molécula capaz de replicar esos efectos beneficiosos del ejercicio sobre la regeneración, lo que sugiere la posibilidad de obtener compuestos que puedan mejorar la recuperación tras una lesión de la médula espinal.

La investigación, cuyos resultados se publican en Science Translational Medicine, está coordinada por Simone Di Giovanni, del Imperial College London. En el estudio, también han participado investigadores del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC, en Alicante, bajo la dirección de Ángel Barco.

En estudios previos, ya se había sugerido que el ejercicio y un ambiente enriquecido que favorezca la actividad influyen positivamente en la recuperación tras una lesión medular. De hecho, Di Giovanni apunta que “hay datos anecdóticos que sugieren que las personas con un estilo de vida activo pueden recuperarse en mayor grado de una lesión medular que aquellos menos activos. Nuestro estudio lo suscribe”.

“Descubrimos que el enriquecimiento ambiental, como alojar a los ratones en una jaula más grande de lo habitual, con otros ratones, más juguetes, túneles, columpios, ruedas, etc., aumenta la actividad de las neuronas”, continúa el científico. “Esto conduce a cambios en la expresión génica que hacen que el nervio sea más propenso a regenerarse. Esencialmente, al aumentar la actividad de las neuronas que detectan estímulos ambientales, hemos podido promover el potencial regenerativo de los nervios después de una lesión medular”.

Participación del Instituto de Neurociencias
Para profundizar en los mecanismos que subyacen a esa relación, los investigadores estudiaron un modelo roedor de lesión medular que les llevó hasta la proteína Cbp. El equipo de Ángel Barco lleva mucho tiempo trabajando con esta proteína y proporcionó el modelo de ratón carente de Cbp.

“Al exponer a los animales deficientes de Cbp en un ambiente enriquecido, vimos que no son capaces de responder a estos estímulos y no se produce el incremento en la reparación de las lesiones”, explica el profesor de investigación Barco. Gracias a ese modelo animal quedó claro que Cbp era una molécula clave, susceptible de convertirse en una diana terapéutica para aumentar la regeneración después de una lesión medular.

Una vez identificado el papel de Cbp, contactaron con otro grupo científico que ha diseñado una molécula activadora de la proteína. Así demostraron que la administración de la pequeña molécula activadora (llamada CSP-TTK21) imitó los efectos positivos del ambiente enriquecido en la regeneración axonal y mejoró el rendimiento obtenido por las ratas con lesión medular en diferentes pruebas sobre función motora.

La proteína CBP se corresponde a las siglas inglesas “proteína de unión a CREB”, aunque esta denominación recibida al descubrirse hace dos décadas no explica su auténtico papel. “De hecho, ahora CBP se conoce como KAT3a, o acetiltransferasa de lisinas, que refleja mejor su función como reguladora de la expresión génica mediante la acetilación de histonas”, matiza Barco. El grupo de Ángel Barco estudia esta proteína, cuyos niveles bajos se han asociado a la aparición del síndrome de Rubinstein-Taybi y para el que han producido un modelo animal. La proteína también se ha relacionado también con la enfermedad de Huntington y en la enfermedad de Alzheimer.