Nunca es tarde para mejorar hábitos de vida Pequeños cambios aportan grandes beneficios

Desde primeros de abril, Rafael Gabriel, jefe del Departamento de Investigación y Epidemiología Clínica del Hospital Universitario La Paz de Madrid, será el nuevo Director Científico de la Fundación para la Diabetes, después de casi treinta años dedicado a mejorar la salud comunitaria e incidiendo en la prevención y en el control de las enfermedades cardiovasculares.

Desde esta nueva posición, que asume con ilusión y entusiasmo, perseguirá la participación e implicación ciudadana en la prevención de la diabetes y en la mejora de la calidad de vida de estos pacientes.

A sabiendas de la consolidada trayectoria de la Fundación en estos once años de vida, una de sus máximas será dar continuidad a dicha trayectoria y reforzar el excelente trabajo desarrollado desde esta organización.

Para este especialista abulense, “en materia de prevención, es el individuo quien ha de asumir la responsabilidad de modificar sus hábitos de vida y, para ello, ha de apoyarse en los profesionales sanitarios”.

A pesar de que se trate de una patología en aumento en los países occidentales, casi la mitad de los casos de diabetes tipo 2 no están diagnosticados por falta de reconocimientos médicos ordinarios o desconocimiento. En estos momentos y con los datos disponibles, la prevalencia de esta enfermedad en nuestro entorno, podría situarse en torno al 10 por ciento de la población.

¿Cuáles son, a su entender, los principales factores asociados a este aumento de la prevalencia de diabetes tipo 2 en nuestro entorno?.

Nuestra cultura latina hace que los países del Sur de Europa nos situemos en unas tasas de diabetes tipo 2 algo elevadas. De hecho, el nuestro es uno de los diez países con mayor prevalencia de diabetes tipo 2. Las costumbres sedentarias, el aumento de la obesidad y nuestro origen pueden ser algunos de los factores determinantes en esta circunstancia.

¿Es posible incidir sobre esta curva ascendente de prevalencia de diabetes tipo 2 introduciendo cambios en los hábitos de vida?.

Por supuesto. Nunca es tarde para modificar los hábitos de vida y, de hecho, los beneficios que se obtienen son incluso superiores en personas mayores de 60 años que pueden ver cómo mejoran su calidad de vida y años ganados. No obstante, cuanto antes se empiece, mejor.

Y, ¿cómo ha de hacerse esa modificación para que el cambio sea un éxito y proporcione los beneficios esperados?.

La experiencia nos dice que, en materia de prevención, es el individuo quien ha de asumir la responsabilidad de modificar sus hábitos de vida y, para ello, ha de apoyarse en los profesionales sanitarios. No se puede otorgar a nadie la responsabilidad de que uno mismo haga un cambio de actitud en el autocuidado de la salud, que además, ha de asumirse voluntariamente y sin imposición alguna por parte del profesional sanitario. Lo que sí podemos hacer es ayudar a ese individuo que tiene la actitud adecuada y arroparle ofreciéndole información basada en la evidencia a través de los profesionales y organismos sanitarios adecuados.

Una vez diagnosticada, ¿cómo ha de ser el tratamiento?.

El tratamiento de la diabetes debe ser multifactorial. Al tratamiento farmacológico y/o con insulina, habría que añadir esos cambios comentados en el estilo de vida, incluir el ejercicio y modificar la dieta. De esta forma, podemos aspirar al éxito del tratamiento en diabetes.

En el caso de la insulina, aún hay pacientes que sienten rechazo al pinchazo. ¿Qué mensaje podemos trasladarles?.

Según una encuesta realizada por el British Medical Journal en 2007 entre profesionales sanitarios de todo el mundo, la insulina fue considerada uno de los quince mayores avances producidos en Medicina, junto con el saneamiento y las vacunas, en primer lugar. A día de hoy, disponemos de insulinas tan depuradas y mejoradas (como es el caso de los análogos de insulina) que el mensaje más claro y contundente sería: “menos mal que tenemos insulina”.

¿Podemos esperar novedades próximamente en el abordaje de esta patología?
Se encuentran ya en última fase de desarrollo y próximos a su comercialización análogos del GLP-1 humano que van a suponer una gran esperanza para los pacientes con diabetes tipo 2. En este sentido, dispondremos de una opción terapéutica que supondrá un salto cualitativo al mejorar otras complicaciones asociadas a la diabetes como son la dislipemia, la hipertensión arterial y la obesidad.

Como Director Científico de la Fundación para la Diabetes, ¿cómo asume esta nueva etapa?.

La Fundación para la Diabetes es una entidad con una trayectoria más que consolidada que goza del respeto necesario entre las asociaciones de pacientes, los profesionales sanitarios, las sociedades científicas y los usuarios, por lo que, fundamentalmente, hay que dar continuidad a dicha trayectoria y reforzar el excelente trabajo desarrollado desde esta organización.

Y, a partir de ahí, ¿cuáles serán sus principales proyectos y retos?
Lo más importante será potenciar e impulsar la participación ciudadana en las acciones de concienciación y de promoción de la salud, contribuir asimismo a la formación y capacitación de los profesionales sanitarios aportando aquellos aspectos a los que no alcanza la formación tradicional. Otro de los asuntos sobre los que me gustaría hacer hincapié, y que asumo como un reto, es el diseño e implementación de programas de capacitación para agentes de salud (en la empresa, en los centros de mayores, asociaciones de amas de casa….) que ejerzan un efecto de catalización y dispersión del mensaje. Y, por último, favorecer la promoción de la investigación científica con estudios de ámbito comunitario, epidemiológicos,….