Vinculan la actividad física con tasas más bajas de enfermedades cardiovasculares en mayores

15-02-2022 El efecto favorable de 20 minutos de ejercicio físico diarios en personas mayores se basa en su capacidad para ralentizar el proceso de aterosclerosis, además de un adecuado control del nivel de presión arterial y de glucosa en sangre así como del perfil de lípidos.

No es ningún secreto que la actividad física está asociada con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y una vida más larga, independientemente del género y el origen étnico. Sin embargo, no existen muchos estudios que hayan analizado exclusivamente si el ejercicio en la vejez, a partir de 70 años, puede ayudar a prevenir enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

Ahora, un reciente estudio publicado en la revista ´Heart´ constata que la realización diaria de 20 minutos de ejercicio físico puede reducir el riesgo de cardiopatía coronaria e insuficiencia cardíaca, entre otras patologías.

En este estudio de cohorte de seguimiento de 20 años de personas mayores, el mayor beneficio en la reducción del riesgo cardiovascular se obtuvo con al menos 20 min/día de actividad física moderada a vigorosa alrededor de los 70 años. El aumento de los niveles de actividad física se asoció con un riesgo reducido de resultados cardiovasculares temprano en lugar de tarde en la vejez (70 y 75 años). Esto se debió principalmente a una menor incidencia de cardiopatía coronaria e insuficiencia cardíaca.

Los investigadores se basaron en datos del Progetto Veneto Anziani (ProVA), un estudio de 3.099 italianos mayores (65 años o más). Las evaluaciones iniciales, que incluyeron un historial médico detallado, un examen físico, exploraciones y una batería de análisis de sangre, se llevaron a cabo entre 1995 y 1997, con dos evaluaciones adicionales 4 y 7 años después.

Se definieron como activos aquellos cuya actividad física sumaba 20 o más minutos diarios; aquellos que registraron menos tiempo fueron definidos como inactivos. Los hombres eran más propensos a ser físicamente activos que las mujeres.

Los cambios en los patrones de actividad física se definieron como: estable-bajo (inactivo-inactivo); alto-decreciente (activo-inactivo); bajo-creciente (inactivo-activo); y estable-alto (activo-activo). También se recopiló otra información de antecedentes potencialmente clave sobre los ingresos del hogar, el nivel educativo, el número de miembros del hogar y el tabaquismo y la bebida.

Para este estudio se rastreó la salud de todos los participantes a través de la vinculación con los registros de alta hospitalaria y el certificado de defunción hasta finales de diciembre de 2018. El análisis final incluyó a 2.754 participantes con datos completos, de los cuales 1398 eran mujeres (60%).

El aumento de los niveles de actividad física, así como el mantenimiento de un estilo de vida activo a lo largo del tiempo, se asociaron con menores riesgos de enfermedad cardiovascular y muerte tanto en hombres como en mujeres. Durante el período de seguimiento, se realizaron 1.037 nuevos diagnósticos de enfermedades cardíacas, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares.

La mayor reducción en el riesgo se observó para los nuevos casos de enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca en la vejez tardía. No se observó una asociación significativa entre la actividad física y el ictus.

La mayoría de los participantes tenían patrones estables de actividad física activa a lo largo del tiempo. Los patrones de actividad física alta estable se asociaron con un riesgo significativamente menor (52 %) de enfermedad cardiovascular entre los hombres en comparación con aquellos con patrones bajos estables.

Cuanto antes se inicie, mayor beneficio

Se observó que los mayores beneficios parecieron ocurrir a la edad de 70 años. El riesgo fue solo marginalmente menor a la edad de 75 años, y no menor a la edad de 80-85 años, lo que sugiere que mejorar la actividad física a una edad más temprana podría tener el mayor impacto, según los investigadores.

Si bien las asociaciones observadas fueron más evidentes entre los hombres, los autores del estudio señalaron, al respecto, que "las mujeres con más actividad física tenían tasas de incidencia consistentemente más bajas en casi todos los resultados cardiovasculares a pesar de que la reducción del riesgo no alcanzó significación estadística, pero al considerar la mortalidad general, los riesgos fueron significativamente reducidos".

En definitiva, los resultados de este trabajo sugieren, según sus autores, que las políticas de salud pública deberían promover la actividad física en los inicios de la vejez, dada una probable mayor efectividad en la reducción de los riesgos cardiovasculares. Se deben recomendar al menos 20 minutos de actividad física moderada o vigorosa por día para maximizar los beneficios cardiovasculares.