Relacionan el uso de la terapia hormonal sustitutiva con una mayor tasa de demencia, incluso usada a corto plazo 

Raquel Serrano.

02/07/2023 Observado también en la perimenopausia y administrada a corto plazo, pero se insiste en que el hallazgo debe investigarse más exhaustivamente.

 El uso de terapia hormonal sustitutiva (THS) para el tratamiento de alteraciones de la menopausia se asocia con el desarrollo de demencia de todas las causas y enfermedad de Alzheimer, incluso en mujeres que recibieron pautas terapéuticas cortas a los 55 años o menos (alrededor de la perimenopausia), según un análisis de datos del registro nacional danés publicado en The British Medical Journal (BMJ).

Las mayores tasas de demencia fueron similares entre el tratamiento continuo y el cíclico. Se muestra además que el uso de progesterona sola y de estrógeno por vía vaginal no se asocia con el desarrollo de demencia.

La investigación, sin embargo, observa asociaciones y no puede determinar causalidad por lo que los autores señalan que se justifican más análisis que determinen si estos hallazgos representan un efecto real de la terapia hormonal en la menopausia sobre el riesgo de demencia o si, por el contrario, reflejan una predisposición subyacente en las mujeres que necesitan estos tratamientos.

La terapia hormonal para la menopausia incluye fármacos que contienen estrógeno solo o una combinación de estrógeno y progestágeno, así como parches cutáneos, geles y cremas.

Variabilidad de datos
Grandes estudios observacionales han demostrado que el uso a largo plazo de la terapia hormonal para la menopausia está asociado con el desarrollo de demencia, lo que confirma los hallazgos del Estudio de Memoria de la Iniciativa de Salud de la Mujer, el ensayo clínico más grande en este ámbito.

Sin embargo, el efecto del uso a corto plazo de la terapia hormonal alrededor de la perimenopausia, como se recomienda actualmente, aún debe explorarse totalmente, teniendo en cuenta además que el efecto de diferentes regímenes terapéuticos sobre el riesgo de demencia también es incierto.

A partir de estas lagunas, investigadores de Dinamarca iniciaron un análisis centrado en la asociación entre el uso de la terapia combinada de estrógeno y progestágeno (progestágeno sintético) y el desarrollo de demencia según el tipo de tratamiento hormonal, la duración del uso y la edad de uso.

Basándose en los datos del registro nacional, el equipo, coordinado por el neurólogo Nelsan Pourhadi, del Centro Danés de Investigación de la Demencia del Hospital Universitario de Copenhague, Dinamarca, identificó, 5.589 casos de demencia y 55.890 controles emparejados por edad sin demencia entre mujeres danesas de entre 50 a 60 años sin antecedentes de demencia y sin una razón subyacente que les impidiera utilizar la terapia hormonal para la menopausia. También se tuvieron en cuenta morbilidades como hipertensión, diabetes y enfermedad tiroidea.

La edad promedio al diagnóstico fue de 70 años. Antes de un diagnóstico, 1.782 (el 32%) casos y 16.154 (el 29%) mujeres controles habían recibido terapia de estrógeno-progestágeno desde una edad promedio de 53 años. La duración media de uso fue de 3,8 años para los casos y de 3,6 años para los controles.

Uso más prolongado
Los resultados muestran que "en comparación con las mujeres que nunca habían usado tratamiento, las que habían recibido terapia de estrógeno-progestágeno tenían un 24% más de riesgo de desarrollar demencia por todas las causas y enfermedad de Alzheimer, incluso en mujeres que recibieron tratamiento a la edad de 55 años o más jóvenes", señala Christian Torp-Pedersen, otro de los autores del estudio.

Este profesor indica además que "las tasas fueron más altas con el uso más prolongado, desde el 21% durante un año o menos hasta el 74 % durante más de 12 años de uso".

El aumento de la tasa de demencia fue similar entre los regímenes de tratamiento continuo (estrógeno y progestágeno tomados diariamente) y cíclico (estrógeno diario con progestágeno tomado de 10 a 14 días al mes). Por el contrario, el uso de terapia de progestágeno único y estrógeno vaginal único no se asoció con el desarrollo de demencia.

Los autores ponen de manifiesto que su estudio es observacional, por lo que "no se puede establecer la causa. Tampoco se ha podido aislar la demencia vascular de otros tipos de demencia ni distinguir entre los fármacos orales y otras formas de ingerir la terapia hormonal, como los parches.

Además, tampoco se puede descartar la posibilidad de que las mujeres que usan terapia hormonal tengan una predisposición tanto a los síntomas vasomotores de la menopausia (por ejemplo, sofocos, sudores nocturnos) como a la demencia, según los autores.

Por todos estos motivos, el equipo danés sostiene que son necesarios más análisis para "determinar si estos hallazgos representan un efecto real de la terapia hormonal en la menopausia sobre el riesgo de demencia, o si reflejan una predisposición subyacente en las mujeres que necesitan estos tratamientos".

Amanda Heslegrave, investigadora del Instituto de Investigación de la Demencia de Reino Unido, considera, a partir de los datos del nuevo estudio en BMJ, que no se puede sugerir una relación causal a partir de estos datos; "se sabe que muchas mujeres que recurren a la THS en la menopausia o en torno a ella lo hacen porque les preocupa la memoria y la cognición, lo que puede confundir los datos, indica a Science Media Centre Reino Unido.

Llamada a la acción
Incide en que "hay investigaciones que sugieren que la THS puede ser protectora con respecto a la demencia. Otras, que cita el documento, señalan que la THS está asociada con la demencia. Ello sugiere que realmente no conocemos toda la historia y se requiere una investigación específica".

No podemos decir a partir de este estudio si las diferentes vías de administración "tienen o no el mismo efecto aparente, esto también necesita ser investigado".

A su juicio, esta investigación "puede alarmar a las mujeres que toman THS, pero pone de relieve lo mucho que todavía no sabemos sobre los efectos de las hormonas en la salud cerebral de las mujeres y, con tratamientos prometedores en el horizonte, debería ser una llamada a la acción para hacer de esta un área prioritaria de investigación".

Evaluación más sólida
En un editorial que acompaña al nuevo trabajo, los estadounidenses Kejal Kantarci y Jo Ann Manson, de la Division de Neuroradiología de la Clínica Mayo de Rochester y del Departamento de Medicine del Hospital Brighamand Women’s de Harvard, en Boston, respectivamente, respaldan las consideraciones de la investigadora británica.

A su juicio, "los factores de confusión podrían estar produciendo una señal falsa de un mayor riesgo de demencia en mujeres más jóvenes que usan terapia hormonal durante un período corto o prolongado".

Estos hallazgos "no pueden informar la toma de decisiones compartida sobre el uso de la terapia hormonal para los síntomas de la menopausia. Los ensayos clínicos aleatorizados proporcionan la evidencia más sólida sobre el efecto de la terapia hormonal en el riesgo de demencia".

Por último, consideran que los biomarcadores de imágenes cerebrales podrían ayudar a identificar los efectos del tratamiento hormonal en la fisiopatología de la demencia "en una etapa más temprana, haciendo factible la evaluación de su influencia en el riesgo de demencia en ensayos de mujeres posmenopáusicas recientes".