La microbiota sana emerge como un gran aliado contra la enfermedad

Dr. Javier Cotelo

16 de mayo de 2023 MADRID, ESP. Los hábitos de vida saludables son nuestra mejor arma para impedir el deterioro de la microbiota, cada vez más prevalente en nuestra sociedad.[1] El análisis metagenómico y el uso de probióticos complementan el abordaje de más patologías.

Con el objetivo de compartir el conocimiento actual y analizar las alteraciones de los microorganismos que residen en nuestro cuerpo, así como de analizar algunas de las múltiples y frecuentes patologías en las que se ven implicados, los Servicios de Endocrinología y Nefrología del hospital madrileño Fundación Jiménez Díaz organizaron la jornada La microbiota en la medicina actual. De las evidencias científicas a la práctica clínica, evento que contó con más de 15 ponencias y una asistencia que superó los 250 profesionales sanitarios.

Al hablar de microbiota nos referimos a la población de microorganismos que habitan en el cuerpo humano, principalmente en el tracto gastrointestinal, pero también en otros lugares, como piel, boca y vías respiratorias y que incluye bacterias, virus, hongos y varios gérmenes microscópicos que pueden desempeñar un papel importante en la digestión, la inmunidad y diversas funciones corporales.

"Los progresos en el conocimiento del protagonismo de la microbiota en la salud y la enfermedad son muy interesantes y las evidencias científicas experimentales son abrumadoras. Sin embargo, la brecha entre dicho conocimiento y la traslación a la clínica sigue siendo enorme", afirmó la Dra. Clotilde Vázquez, jefa del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz.

Microbiota: el guardián de la salud
Un primer bloque de la jornada se centró en el conocimiento de la microbiota en la persona sana, sus localizaciones, métodos de estudio y determinación, además de la modulación del hospedador por productos de la microbiota, cuya conclusión fue: "La microbiota sana es el gran aliado frente a la enfermedad".

La especialista manifestó a Medscape en español: "El análisis metagenómico implantado en la fundación consiste en aislamiento del ADN de los microorganismos que pueblan, en este caso, el intestino delgado, secuenciación de genes marcadores específicos y posterior análisis taxonómico y funcional de los datos, con ayuda de la bioinformática. De esa manera nos aproximamos con mucha precisión al conocimiento de las familias, cepas presentes en el intestino delgado, proporción y ausencia o exceso de algunas, cuya funcionalidad positiva o negativa se conoce".

"Con esto podemos afirmar que un exceso de bacterias proteolíticas tiene consecuencias en la salud, una pobreza general de especies o un déficit de bacterias muconutritivas. Una vez conocida la situación se plantea la estrategia de corrección para sanar la microbiota intestinal y corregir los síntomas", puntualizó.

En este sentido, los organizadores del encuentro hicieron énfasis en el hecho de que varios grupos de la Fundación Jiménez Díaz investigan la microbiota sana y sus alteraciones en la enfermedad, tratando de determinar su importancia y sobre todo, su control. "En nuestro hospital hemos incorporado el análisis metagenómico y el uso de probióticos específicos en algunas patologías", destacó la médica.

Disbiosis en la obesidad
La Dra. Vázquez añadió: "Respecto a lo que actualmente conocemos sobre microbiota y obesidad, desde hace años se ha relacionado un patrón alterado de dos grades familias (Firmicutes/Bacteroietes) y la disminución de una bacteria muy importante del grupo de las muconutritivas, como Akkermansia muciniphila, así como Faecalobacterium prausnitzii. Ya existen algunos trabajos con resultados dispares, alentadores en su conjunto, pero aún no hay nada establecido".

"En obesidad es frecuente la alteración global de la microbiota (disbiosis), producto de incorrecta alimentación, fármacos o estilo de vida proinflamatorio. Así que es necesario focalizarse en mejorar estos aspectos a fondo y si hay síntomas graves de disbiosis se debe realizar un estudio metagenómico y tratar adecuadamente", agregó.

En cuanto a estudios recientes que analicen la microbiota en otras patologías endocrinológicas, la Dra. Vázquez afirmó: "Hay muchos estudios que relacionan la diabetes de tipos 1 y 2 con patrones diferenciales de microbiota respecto a la población general, menos en el caso de la tiroides, pero la relación causal no ha podido establecerse".

"El mensaje acuciante para la población general se resume en lo siguiente: 'Para conservar la salud es crucial mantener nuestros millones de microorganismos en equilibrio'. Y esto se consigue cuidando el medio ambiente (las bacterias más beneficiosas son bacterias medioambientales), siguiendo una dieta mediterránea rica en legumbres, frutas y verduras, evitando alimentos procesados y llevando en la medida de lo posible un ritmo de vida con suficiente descanso y actividad física, aeróbica y de fuerza", añadió la especialista.

Dieta mediterránea y prebióticos
Un segundo bloque de ponencias analizó los posibles métodos para controlar la disbiosis, enfatizando en la dieta, especialmente la mediterránea, y el uso de prebióticos (ingredientes no digestibles de los alimentos que afectan beneficiosamente al hospedero, estimulando selectivamente el crecimiento y la actividad de una de las especies de bacterias establecidas en el colon o de un número limitado de ellas y que por consiguiente, mejoran la salud del hospedero), probióticos (microorganismo vivo que cuando se administra en cantidades adecuadas confiere un beneficio a la salud del consumidor), simbióticos (mezcla de probióticos y prebióticos que afecta beneficiosamente al hospedero mejorando la sobrevida y la implantación de suplementos dietéticos a base de microbios vivos en el aparato digestivo del hospedero) y posbióticos (compuestos bioactivos producidos por microorganismos de grado alimentario, durante el proceso de fermentación, que incluyen células microbianas, constituyentes celulares y metabolitos).

El último grupo de ponencias abordó por especialidades las principales patologías relacionadas con la microbiota, con la participación de varios expertos que estudian estas alteraciones en gran variedad de enfermedades.

El valor en alza de los probióticos
El formato de presentaciones se basó en analizar los estudios recientes que aporten una mejora notable en el conocimiento de la relación de la disbiosis con diferentes patologías y cómo tratarlo. El Dr. Emilio González Parra, jefe asociado del Servicio de Nefrología de la Fundación Jiménez Díaz y coorganizador del encuentro, señaló: "Los resultados con probióticos son complicados de analizar, pero la experiencia de cada grupo en un área de conocimiento es muy prometedora y así se evidenció con las ponencias presentadas".

Respecto a los principales beneficios de los probióticos, el Dr. González comentó a Medscape en español: "Sus beneficios están contrastados, pero con resultados diferentes en muchas patologías, sobre todo en las digestivas. El problema es que los resultados son dispares. El motivo se basa en la utilización de diferentes tipos de cepas para la misma enfermedad y usar un producto eficaz en cada problema es la clave de un buen resultado. Sin embargo, en la práctica diaria los resultados en pacientes concretos muchas veces son espectaculares cuando se seleccionan adecuadamente. Por otro lado, en el hospital no es un tratamiento usual, salvo en estancias prolongadas. Es una terapia que precisa de largos periodos de utilización (más de un mes) para realizar un tratamiento adecuado".

Reducción de toxinas urémicas
En cuanto a patologías nefrourológicas que puedan beneficiarse de estos tratamientos a la luz de los conocimientos actuales, el Dr. González destacó: "En nefrología, mi campo de investigación, se han objetivado muchos resultados esperanzadores. Por diversos motivos el paciente renal tiene la flora intestinal muy alterada y los productos patológicos que esta flora anómala genera se acumulan al tener una eliminación renal deficiente; por tanto, la modificación de la flora con probióticos ha demostrado una reducción clara de los productos tóxicos (toxinas urémicas) y los efectos perjudiciales de estas, como en riñón y corazón".

"Cumplimos el objetivo de dar el primer paso en el intercambio científico multiprofesional de un área tan innovadora y tan necesaria sobre la que ya tenemos acumulada cierta experiencia", concluyó el Dr. González.