La grasa saturada podría hacer que el cerebro sea vulnerable al Alzheimer


LUNES, 17 de junio (HealthDay News) -- Una dieta rica en grasa saturada puede
eliminar rápidamente un compuesto químico clave del cerebro que ayuda a proteger
de la enfermedad de Alzheimer, según una investigación reciente. 

En un pequeño estudio publicado en línea el lunes en la revista JAMA Neurology,
los investigadores hallaron que la grasa saturada de la dieta reduce los niveles
en el organismo de la sustancia química apolipoproteína E, también conocida como
ApoE, que ayuda a "sacar" a las proteínas beta amiloideas del cerebro.

"Las personas que tenían una dieta rica en grasas saturadas y en azúcar
mostraban un cambio en la ApoE, de forma que la ApoE era menos capaz de ayudar a
eliminar la amiloidea", apuntó una miembro del equipo de investigación, Suzanne
Craft, profesora de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de
Wake Forest.

Las proteínas beta amiloideas que quedan sueltas en el cerebro tienen más
probabilidades de formar placas que interfieren con la función neuronal, el tipo
de placas halladas en los cerebros de los pacientes de Alzheimer.

La dieta también afectó directamente la cantidad de beta amiloidea suelta
hallada en el líquido cefalorraquídeo, comentó Craft. Los que tenían una dieta
rica en grasa saturada mostraban unos niveles más altos de beta amiloidea en el
líquido cefalorraquídeo, mientras que las personas con una dieta baja en grasas
saturadas en realidad observaron un declive en esos niveles, apuntó.

"La amiloidea que no se elimina (o que no se vincula con la ApoE para ser
eliminada) tiene más probabilidades de convertirse en esta forma tóxica",
advirtió Craft.

En el ensayo clínico, liderado por la Dra. Angela Hanson, del Sistema de Salud
de Asuntos de Veteranos de Puget Sound en Seattle, participaron 20 personas
mayores con una cognición normal y 27 que tenían un deterioro leve en el
pensamiento, un precursor de la enfermedad de Alzheimer.

Todos los pacientes tenían casi 70 años, y se les asignó al azar a dietas que
contenían la misma cantidad de calorías, pero que eran o ricas o pobres en
grasas saturadas. En las dietas ricas en grasas saturadas, el 45 por ciento de
la energía total provenía de las grasas, y más de una cuarta parte del total de
grasa eran grasas saturadas. En las dietas bajas en grasas saturadas el 25 por
ciento de la energía provenía de las grasas, mientras que las grasas saturadas
conformaban menos del siete por ciento del total de grasa.

Tras apenas un mes, las dietas provocaron cambios en las cantidades de beta
amiloidea y ApoE en el líquido cefalorraquídeo de los participantes, apuntaron
los investigadores.

"La dieta puede realmente cambiar los niveles de estas proteínas tóxicas y de
los mediadores que ayudan a eliminar a las amiloideas", señaló Craft. "Las
dietas que son muy ricas en colesterol malo parecen interferir con la capacidad
de la ApoE de eliminar la amiloidea".

Una experta en gerontología que redactó un editorial que acompaña al estudio en
la revista, no pensó que el vínculo estaba tan claro.

Aunque el estudio mostró que la dieta puede afectar a la química cerebral, no
vincula definitivamente la dieta con el riesgo de Alzheimer de una persona,
comentó la Dra. Deborah Blacker, directora de la Universidad de Investigación en
Gerontología del Hospital General de Massachusetts, en Boston.

"¿Es plausible decir que esto podría afectar el riesgo de presentar la patología
del Alzheimer en el cerebro? No es lo que muestra", dijo Blacker, quien también
trabaja en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard. "Muestra
que algunos de los compuestos químicos relacionados con la patología del
Alzheimer pueden cambiar en respuesta a factores de la dieta".

Sin embargo, el estudio sí ofrece un conocimiento importante sobre el valor de
una buena nutrición, aseguró.

"La lección importante a partir de este estudio es que una intervención
dietética puede cambiar el registro de amiloidea del cerebro en formas muy
constantes y aparentemente significativas, en un periodo corto", escribió
Blacker en el editorial. "¿Cambia esto la práctica clínica entre los que
aconsejan a pacientes que desean evitar la demencia? Probablemente no, pero
añade otra pequeña prueba a la creciente evidencia de que cuidar el corazón
probablemente también sea bueno para el cerebro".

Las personas se enfocan en la dieta en términos del peso y de la salud del
corazón, pero obvian el factor de que la nutrición puede ser clave también para
la función cognitiva, apuntó Craft.

"La dieta es un factor muy poco apreciado en términos de la función del
cerebro", señaló. "Está bien establecido para el corazón, el colesterol y la
sangre, pero la dieta es esencial para un envejecimiento saludable del cerebro.
Muchas de las cosas que el cerebro necesita para funcionar de forma adecuada
(los ácidos grasos y ciertos aminoácidos) solo se hallan en la comida".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Suzanne Craft, Ph.D., professor of medicine, Wake Forest School of
Medicine, Winston-Salem, N.C.; Deborah Blacker, M.D., geriatric psychiatrist and
director, Gerontology Research Unit, Massachusetts General Hospital, and
professor of epidemiology, Harvard School of Public Health, Boston; June 17,
2013, JAMA Neurology, online

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