Cómo influye la microbiota intestinal en la salud mental

Miguel Ramudo. 
06/04/2022 La psiquiatra Amanda Rodríguez explica en 'Siente lo que comes' la ciencia que relaciona dieta con estado de ánimo y salud mental. 
La microbiota no sólo tiene que ver con la alimentación que se ingiere sino con el estado de salud

Tras años relegada como una parte más del sistema digestivo, los últimos descubrimientos están destacando la importante relación que la microbiota tiene en muchos sistemas del organismo, desde el inmunológico hasta el neurológico, con influencia en otros como el cardiológico.

Amanda Rodríguez, psiquiatra del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, acaba de publicar un libro, Siente lo que comes, en el que pretende explicar los últimos avances en la investigación que relacionan precisamente esta microbiota con la salud mental, en lo que se conoce como eje cerebro-intestino.

José Ramos Quiroga, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron destacó durante la presentación del libro la importancia de entender bien todos los mecanismos que hay en esta relación entre microbiota y cerebro.

“La investigación ha puesto en evidencia la existencia de este eje intestino-cerebro y es necesario seguir investigando para comprender como se relaciona esta microbiota con otros órganos y sus roles. Este libro es un buen ejemplo de cómo transmitir ese conocimiento que se ha generado en los últimos años y que además no recoge solo la investigación aquí realizada sino también la llevada a cabo en otros centros”.

Un 'segundo cerebro'
En la actualidad se sabe por ejemplo que el 95% de la serotonina, un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, se produce en el intestino.

Hoy se sabe también que el intestino es un verdadero segundo cerebro capaz de modular estados emocionales y hay evidencias de la relación de la microbiota en patologías como el trastorno del déficit de atención o el trastorno límite de la personalidad. “Es indudable que el microbioma ha venido para quedarse como un actor de la salud mental, pero también somos conscientes de que hay un mundo todavía por descubrir”, señaló la propia Amanda Rodríguez.

Y es que aunque la investigación llevada a cabo recientemente está sacando a la luz la relación del microbioma con la salud mental, todavía falta por conocer exactamente cuáles son los mecanismos que hay detrás de esta y es preciso profundizar todavía mucho para poder establecer si esta relación es previa o como consecuencia del trastorno.

“Por eso es importante ser muy riguroso a la hora de transmitir todos estos avances y nosotros los investigadores somos los primeros que tenemos la responsabilidad de que no se convierta en una moda”, incidió la autora.

Los grandes avances en técnicas como la secuenciación genética masiva han dado un verdadero impulso a toda la investigación de la microbiota. Pero su estudio sigue siendo todavía muy complejo y las técnicas actuales están todavía poco refinadas, encontrándonos todavía en unas fases muy preliminares.

“Se han hecho muchos estudios en modelos animales y ya están empezando los primeros con humanos. Así, por ejemplo, se hizo un estudio con mujeres y se pudo comprobar como al tomar probióticos se encendía el área del bienestar en su cerebro. Pero es cierto que falta mucho camino y en parte es debido a la dificultad que tenemos para estudiar el cerebro, un órgano que no es nada accesible”.

Un trabajo multidisciplinar
Las relaciones existentes entre el intestino y el cerebro están motivando que cada vez sea más necesario el trabajo conjunto de diferentes especialistas. Sin ir más lejos, en el propio Hospital Vall d’Hebron son pioneros en la creación de una unidad cerebro-intestino. “Llevamos ya quince años trabajando juntos, siendo un ejemplo de como la multidisciplinariedad es algo muy necesario en la investigación actual”, señaló Javier Santos, investigador principal del grupo de Fisiología y Fisiopatología del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), quien acompañó durante la presentación del libro a Amanda Rodríguez.

“Disponemos de un cantidad enorme de conocimiento y es totalmente inviable que una única persona pueda manejar toda esa información. Por eso los modelos integrados son tan necesarios aunque por desgracia todavía no funcionan como deberían”, añadió Amanda Rodríguez, quien apuntó también que este trabajo conjunto de diferentes especialistas es el futuro de la medicina y que en el campo del estudio del microbioma será algo fundamental, sobre todo con el desarrollo tecnológico.

“Habrá que incorporar bioinformáticos, por ejemplo, y para investigar no bastará con que estemos los psiquiatras o los especialistas en digestivo, sino que también necesitaremos a los microbiólogos”.