La salud intestinal es "de vital importancia" para la salud mental

Batya Swift Yasgur

27 de septiembre de 2021 Las alteraciones en la microbiota intestinal están asociadas con el agotamiento de las bacterias antiinflamatorias y la proliferación de bacterias proinflamatorias, un patrón vinculado a varios trastornos psiquiátricos importantes que incluyen depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia y ansiedad, según muestra una nueva investigación.[1]

Un metanálisis de 59 estudios, que abarcó aproximadamente 2.600 pacientes con afecciones psiquiátricas, mostró una disminución en la riqueza microbiana en pacientes con afecciones psiquiátricas frente a los controles.

Además, aquellos con depresión, ansiedad, trastorno bipolar y psicosis tenían un conjunto similar de anomalías en la microbiota, particularmente niveles más bajos de Faecalibacterium y Coprococcus, dos tipos de bacterias que tienen un efecto antiinflamatorio en el intestino y niveles más altos de Eggerthella, una bacteria con efectos proinflamatorios.

"La gran cantidad de evidencia que hemos resumido demuestra claramente que la microbiota intestinal es de vital importancia para la salud mental de las personas", comentó a Medscape Noticias Médicas la autora principal, Viktoriya Nikolova, M. Res., del Center for Affective Disorders, King's College London, en Londres, Reino Unido.

"Si bien aún es demasiado pronto para recomendar intervenciones específicas, está claro que los médicos deben tener una mayor conciencia de la salud intestinal al considerar el tratamiento de ciertos trastornos psiquiátricos", dijo.

El estudio fue publicado en versión electrónica el 15 de septiembre en JAMA Psychiatry. Biomarcadores confiables
"Se ha acumulado evidencia de perturbaciones de la microbiota intestinal para múltiples trastornos psiquiátricos, con firmas de microbiota propuestas como biomarcadores potenciales", escribieron los autores.

Sin embargo, "si bien existe una gran cantidad de evidencia que sugiere que las anomalías en la composición de la microbiota intestinal están asociadas a una serie de trastornos psiquiátricos, no ha habido un intento de evaluar la especificidad de esta evidencia, es decir, si estos cambios son exclusivos de trastornos específicos o compartidos entre muchos", destacó Nikolova.

Investigaciones anteriores en trastornos individuales han identificado "patrones que pueden ser objetivos de biomarcadores prometedores, con el potencial de mejorar la precisión del diagnóstico, guiar el tratamiento y ayudar a monitorear la respuesta al tratamiento", señalaron los autores.

"Queríamos ver si podíamos establecer biomarcadores de manera confiable para las afecciones individuales en un esfuerzo por mejorar nuestra comprensión de la relación entre las enfermedades mentales y la microbiota intestinal", indicó Nikolova.

Los investigadores querían "evaluar la especificidad y reproducibilidad de las alteraciones de la microbiota intestinal y delinear aquellas con potencial para convertirse en biomarcadores".Identificaron 59 estudios (64 comparaciones de casos y controles; n = 2.643 pacientes, 2.336 controles). La mayoría (54,2%) se llevó a cabo en Asia oriental, seguida de las poblaciones occidentalizadas (40,7%) y África (1,7%).

Estos estudios evaluaron la diversidad o abundancia de microorganismos intestinales en poblaciones adultas que abarcan una variedad de trastornos psiquiátricos: trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar, psicosis y esquizofrenia, trastornos alimentarios (anorexia nerviosa y bulimia nerviosa), ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático y trastorno por déficit de atención/hiperactividad.

Aunque los estudios fueron similares en los criterios de exclusión, pocos intentaron minimizar los cambios en la dieta o controlar la ingesta dietética. Además, el uso de medicación psiquiátrica también "varió sustancialmente".

Los investigadores realizaron varios análisis, con resultados primarios que consistían en "medidas a nivel comunitario de la composición de la microbiota intestinal (diversidad alfa y beta), así como hallazgos taxonómicos a nivel de phylum, familia y sexo (abundancia relativa)".

La diversidad alfa proporciona un "resumen de la comunidad microbiana en muestras individuales, que se puede comparar entre grupos para evaluar el papel de un factor particular (en este caso, el diagnóstico psiquiátrico) en la riqueza (número de especies) y la uniformidad (qué tan bien cada especie está representada) en la muestra", añadieron.

Por otro lado, la diversidad beta "mide la diversidad interindividual (entre muestras) que evalúa la similitud de las comunidades, en comparación con las otras muestras analizadas".

Las muestras de control consistieron en participantes sin la afección relevante.

¿Superposición biológica?
El metanálisis de diversidad alfa abarcó 34 estudios (n = 1.519 pacientes, 1.429 controles). Los investigadores encontraron disminuciones significativas en la riqueza microbiana en los pacientes, en comparación con los controles (diferencia de medias estandarizada de especies observadas [DME] = −0,26; intervalo de confianza 95% [IC 95%]: −0,47 a −0,06; DME de Chao1 = −0,5; IC 95%: −0,79 a −0,21). Por otro lado, cuando examinaron cada diagnóstico por separado encontraron disminuciones consistentes solo en el trastorno bipolar. Hubo una disminución pequeña y no significativa en la diversidad filogenética entre los grupos.

El trastorno depresivo mayor, la psicosis y la esquizofrenia fueron las únicas afecciones en las que se observaron consistentemente diferencias en la diversidad beta.

"Estos hallazgos sugieren que existe evidencia confiable de diferencias en la estructura filogenética compartida en el trastorno depresivo mayor y la psicosis y la esquizofrenia en comparación con los controles", escribieron los autores.

Sin embargo, "el método de medición y el método de clasificación del paciente (basado en síntomas versus diagnóstico) pueden afectar los hallazgos", añadieron.

Cuando se centraron en la abundancia relativa encontraron "poca evidencia" de la especificidad del trastorno, hallando más bien un "patrón transdiagnóstico de firmas de microbiota".

En particular, los niveles reducidos de Faecalibacterium y Coprococcus y los niveles enriquecidos de Eggerthella fueron "consistentemente compartidos" entre trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar, psicosis y esquizofrenia y ansiedad, "lo que sugiere que estos trastornos se caracterizan por una reducción de bacterias productoras de butirato antiinflamatorias, mientras que se enriquecen los géneros proinflamatorios".

"El hallazgo de que estas perturbaciones no parecen ser específicas de un trastorno sugiere que la microbiota se ve afectada de manera similar por afecciones como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar y la psicosis", destacó Nikolova."Hemos visto hallazgos similares de metanálisis previos de estudios de marcadores inflamatorios y estudios genéticos, por ejemplo, lo que sugiere que existe una superposición biológica entre estas afecciones, que ahora también hemos visto en la microbiota".

Los autores destacaron posibles factores de confusión, incluida la región de estudio y el uso de fármacos.

Afecciones como el trastorno depresivo mayor, la psicosis y la esquizofrenia se "investigaron en gran medida en Oriente", mientras que la anorexia nerviosa y el trastorno obsesivo-compulsivo se investigaron principalmente en Occidente.

Además, la comparación de los resultados de los estudios sin medicación con aquellos en los que 80% o más de los pacientes tomaban medicación psiquiátrica mostró aumentos en las familias bacterianas Lactobacillaceae, Klebsiella, Streptococcus y Megasphaera solo en los grupos medicados, y disminuciones en Dialister.

A la luz de estos factores de confusión, los hallazgos deben considerarse "preliminares", señalaron los investigadores. Se requiere mayor estandarización
Al comentar sobre el estudio para Medscape Noticias Médicas, el Dr. Emeran Mayer, director del Oppenheimer Center for Neurobiology of Stress and Resilience en UCLA, en Los Ángeles, Estados Unidos, dijo que es "intrigante especular que la activación inmune de bajo grado debido a la producción reducida de butirato puede ser un factor tan generalizado que afecte la composición microbiana y que se comparte de manera similar en varios trastornos cerebrales. Sin embargo, tal mecanismo no ha sido confirmado en estudios mecanicistas hasta la fecha".

Además, el estudio "agrupa un gran número de estudios y poblaciones heterogéneas de pacientes, con y sin medicación de acción central, sin antecedentes dietéticos adecuados, estudiados en diferentes poblaciones étnicas, estudiados con métodos de recolección y análisis altamente variables, incluyendo muestras y análisis altamente variables para diferentes enfermedades, utilizando solo medidas de composición microbiana más no de función", advirtió el Dr. Mayer, quien no participó en la investigación.

Se deben realizar estudios futuros "con una estandarización mucho mayor de las poblaciones de sujetos y técnicas de análisis clínico y biológico para reevaluar los resultados del estudio actual y confirmar o rechazar las hipótesis principales", afirmó el Dr. Mayer, quien también es el director fundador del UCLA Brain Gut Microbiome Center.