¿Puede el ejercicio prevenir el deterioro cognitivo en la enfermedad de Parkinson en etapa temprana?

Batya Swift Yasgur

12 de abril de 2021 El ejercicio podría ayudar a prevenir el deterioro cognitivo en pacientes de alto riesgo con enfermedad de Parkinson temprana, sugiere nueva investigación.[1]

Los investigadores encontraron que los pacientes con enfermedad de Parkinson portadores de APOE ε4 tenían mayor deterioro cognitivo, en comparación con los no portadores, pero los hallazgos también revelaron que mayor actividad física parecía retardar el deterioro cognitivo en este grupo de mayor riesgo.

"El principal hallazgo del estudio actual es que mayor actividad física se asoció con deterioro cognitivo más lento asociado con APOE ε4 en pacientes con enfermedad de Parkinson , lo que demostró ser sólido en los análisis de sensibilidad", dijeron los investigadores, dirigidos por el Dr. Ryul Kim, del Inha University Hospital, en Incheon, Corea del Sur.

El estudio fue publicado en versión electrónica el 31 de marzo en la revista Neurology.

Mecanismo poco claro
Se sabe que el alelo APOE ε4 es un "factor de riesgo importante" para la enfermedad de Alzheimer, pero "la evidencia acumulada muestra que este alelo también tiene un papel potencial en el deterioro cognitivo en la enfermedad de Parkinson", señalaron los autores.

Investigaciones anteriores muestran que la actividad física tiene efectos beneficiosos en la enfermedad de Parkinson, pero el mecanismo subyacente a estos efectos "no se comprende del todo". Los datos adicionales sugieren que la actividad física modifica el efecto de APOE ε4 sobre el desarrollo y la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

"Estas observaciones nos llevaron a plantearnos la hipótesis de que la actividad física también desempeña un papel en la modulación de la asociación entre APOE ε4 y la cognición en la enfermedad de Parkinson", pero aún no se han informado estudios sobre esta interacción en pacientes con enfermedad de Parkinson, indicaron.

Para investigar se basaron en datos del estudio de cohorte Parkinson's Progression Markers Initiative, realizado para identificar marcadores de progresión de la enfermedad de Parkinson.

El análisis actual incluyó 173 pacientes diagnosticados recientemente con enfermedad de Parkinson pero que aún no habían sido tratados por la afección. La edad promedio de la cohorte fue de 63,3 ± 10,0 años, la edad de inicio de la enfermedad de Parkinson fue de 59,4 ± 10,0 años y 68% era de sexo masculino. De estos participantes, 46 eran portadores de APOE ε4.

La actividad del transportador de dopamina se evaluó utilizando imágenes en el momento de la inscripción, y nuevamente a los 2 y 4 años. La función cognitiva se evaluó a los 2, 3 y 4 años utilizando la Escala de Evaluación Cognitiva de Montreal (MoCA).

Efecto protector
Aunque los portadores de APOE ε4 tendían a ser más jóvenes que los no portadores, la edad de inicio de la enfermedad de Parkinson no difirió entre los 2 grupos, y tampoco hubo diferencias significativas entre los grupos en las variables demográficas y clínicas.

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Hubo mayores disminuciones en las puntuaciones de MoCA en los portadores APOE ε4 frente a los no portadores (0,21 ± 1,40 y 0,08 ± 1,15, respectivamente).

El alelo APOE ε4 se asoció con tasa "más pronunciada" de deterioro cognitivo, en comparación con quienes no tenían el alelo APOE ε4 (estimación: −1,33; IC 95%: −2,12 a −0,47; p = 0,002).

Hubo interacción significativa de la actividad física, APOE ε4 y el tiempo: mayor actividad física se asoció con deterioro cognitivo más lento vinculado con APOE ε4 (estimación: 0,007; IC 95%: 0,003 a 0,011; p = 0,001).

Sin embargo, los investigadores no encontraron efectos principales significativos del alelo APOE ε4 o de la actividad física sobre el cambio en la puntuación MoCA.

"Teniendo en cuenta que el tratamiento dopaminérgico puede afectar la función cognitiva, particularmente en la etapa temprana de la enfermedad de Parkinson, también incluimos la dosis equivalente diaria de levodopa y su interacción con el tiempo como covariables en el modelo", señalaron los investigadores.

Descubrieron que la asociación interactiva entre la actividad física y el alelo APOE ε4 en el deterioro cognitivo seguía siendo significativa, incluso cuando los participantes que tenían rendimiento cognitivo normal en el año 2 se incluían en la población de estudio o cuando las variables de dosis equivalente diaria de levodopa se incluían como covariables en el modelo.

Tanto el ejercicio de alta como el de baja intensidad se asociaron significativamente con deterioro cognitivo más lento relacionado con APOE ε4.

No hubo interacción significativa entre la actividad física y APOE ε4 con cambios en la actividad estriatal de DAT.

"El aumento de la actividad física atenuó la vulnerabilidad al deterioro cognitivo temprano asociada con APOE ε4 en los pacientes con enfermedad de Parkinson", señalaron los autores, y agregaron que el efecto "no parecía estar mediado por la actividad de la dopamina estriatal".

Plantean la hipótesis de que la actividad física puede "ofrecer mayor efecto protector" sobre la acumulación de amiloide cerebral en los portadores de APOE ε4. También es posible que la actividad física contrarreste el impacto negativo del alelo APOE ε4 a través de un mecanismo cerebral mejorado y menor neuroinflamación.

"El próximo fármaco de gran éxito"
Al comentar sobre el estudio para Medscape Noticias Médicas, el Dr. Bastiaan R. Bloem, Ph. D., director del Center of Expertise for Parkinson & Movement Disorders, en el Radboud University Medical Center, en Nijmegen, Países Bajos, dijo que el ejercicio podría verse como "el próximo fármaco de gran éxito".

El Dr. Bloem, que no participó en el estudio, señaló que ahora hay "pruebas bastante sólidas de que el ejercicio actúa como terapia sintomática, como un fármaco, aliviando las alteraciones del sueño, la depresión, el estreñimiento y los síntomas motores".

El estudio "arroja nueva luz sobre la idea de que el ejercicio no solo alivia los síntomas, sino que en realidad es un posible modificador de la enfermedad", añadió el Dr. Bloem, cuya investigación se ha centrado en los efectos beneficiosos de un programa de ejercicio riguroso, combinado con juegos con tabletas y un sistema de recompensa en la estabilización de los síntomas motrices en pacientes con enfermedad de Parkinson a lo largo del tiempo.[2]

"El sistema de recompensa creó una motivación adicional para los pacientes con enfermedad de Parkinson que a menudo experimentan depresión y apatía que interfieren con la motivación", destacó.

El estudio actual tiene importantes mensajes para llevar a casa para los médicos. "Los médicos deben fomentar el ejercicio en los pacientes, y los pacientes también deben tomar la iniciativa por si mismos", agregó el Dr. Bloem.

"No importa qué tipo de ejercicio hagan, pero debe tener un componente aeróbico, debe ser seguro para que el paciente no se caiga, debe tener la intensidad suficiente para hacer que el paciente jadee y debe ser individualizado y agradable para que los pacientes lo mantengan", enfatizó.

El Dr. Bloem señaló que el yoga y la atención plena también son útiles. "Si hemos aprendido algo de la crisis de COVID-19 es que el estrés crónico es perjudicial para todos nosotros y particularmente malo para las personas con enfermedad de Parkinson porque se necesita dopamina para poder manejar el estrés y la falta de dopamina en las personas con enfermedad de Parkinson hace que se deterioren más rápido".