Doce factores de riesgo vinculados a 40% de los casos de demencia en el mundo

Sue Hughes

14 de agosto de 2020 Modificar 12 factores de riesgo en el curso de la vida podría aplazar o prevenir 40% de los casos de demencia, señala un nuevo estudio.[1] El informe es una actualización de Comisión de Lancet sobre Prevención, Intervención y Asistencia en Demencia.

En el informe original, publicado en 2017, se identificaron nueve factores de riesgo modificables que se consideró contribuían con un tercio a los casos de demencia. La comisión ahora ha añadido a la lista tres nuevos factores de riesgo modificables.

"Volvimos a convocar a la comisiónde 2017 para identificar los datos de avances que posiblemente tengan la máxima repercusión desde nuestro documento de 2017", escribieron los autores.

El informe de 2020 fue presentado en el Congreso Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC) 2020, que este año tuvo lugar en línea a causa de la pandemia de COVID-19. También fue publicado el 30 de julio en la versión electrónica de The Lancet.

Alcohol, lesión traumática del cerebro y contaminación del aire
Los tres nuevos factores de riesgo que se han añadido en la última actualización son ingesta excesiva de alcohol, lesión traumática del cerebro y contaminación del aire.

Los nueve factores de riesgo originales fueron no haber terminado la educación secundaria, hipertensión, obesidad, sordera, tabaquismo, depresión, inactividad física, aislamiento social y diabetes.

En conjunto, se calcula que estos 12 factores de riesgo contribuyen con 40% a los casos de demencia en el mundo.

"En 2017, cuando publicamos nuestro primer estudio con los nueve factores de riesgo, sabíamos que solo serían parte de la historia y que probablemente se incluirían varios factores más", manifestó a Medscape Noticias Médicas la autora principal, Dra. Gill Livingston, profesora de University College London en Reino Unido.

"Ahora contamos con más datos publicados que proporcionan suficiente prueba para justificar la adición de los tres nuevos factores a la lista", agregó.

El estudio incluyó las siguientes nueve recomendaciones a responsables de establecer políticas e individuos para prevenir el riesgo de demencia en la población general:

Tratar de mantener la tensión arterial sistólica en 130 mm Hg o menos a mediana edad, aproximadamente a los 40 años.

Fomentar el uso de dispositivos acústicos para la sordera, y reducirla mediante la protección de los oídos contra altos niveles de ruido.

Reducir la exposición a la contaminación del aire y al humo del tabaquismo pasivo.

Evitar lesiones craneoencefálicas, en particular abordando las ocupaciones con alto riesgo, y el transporte.

Prevenir el consumo excesivo de alcohol y limitar la bebida a menos de 21 unidades por semana.

Dejar de fumar y brindar apoyo a individuos para que dejen de fumar, lo cual confiere beneficios a cualquier edad, resaltaron los autores.

Proporcionar a todos los niños educación primaria y secundaria.

Llevar una vida activa hasta una mediana edad y posiblemente más adelante.

Reducir la obesidad y la diabetes.En el informe también se resume la evidencia que respalda los tres nuevos factores de riesgo para demencia.

La lesión traumática del cerebro suele ser causada por lesiones automovilísticas, en motocicleta y en bicicleta; exposiciones militares; boxeo, equitación y otros deportes recreativos; armas de fuego, y caídas. El informe señala que una sola lesión traumática del cerebro grave se asocia en seres humanos y en modelos de ratón a lesiones de tau hiperfosforalidadas generalizadas.

También cita varios estudios nacionales que muestran que la lesión traumática del cerebro se vincula con aumento significativo del riesgo de demencia a largo plazo.

"No estamos recomendando que no se participe en los deportes, pues practicar el deporte es saludable, sino más bien estamos exhortando a las personas a que tomen precauciones para protegerse adecuadamente", añadió la Dra. Livingston.

En el caso del consumo excesivo de alcohol, el informe declara que "está surgiendo un conjunto creciente de datos de diversas fuentes, incluidos estudios detallados de cohortes y basados en registros a gran escala, que señalan la relación compleja del alcohol con los desenlaces en cognición y demencia".

Un estudio francés, que incluyó más de 31 millones de individuos hospitalizados, demostró que los trastornos por consumo de alcohol se asociaban a incremento de tres tantos en el riesgo de demencia. Sin embargo, otros estudios han señalado que la bebida moderada puede ser protectora.

"No estamos diciendo que sea malo beber, sino que es malo beber más de 21 unidades a la semana", destacó la Dra. Livingston.

En lo que respecta a la contaminación del aire, el informe señala que en estudios realizados en animales se ha visto que las partículas contaminantes transportadas en el aire aceleran los procesos neurodegenerativos. Asimismo, se ha demostrado en investigación previa que las altas concentraciones de dióxido de nitrógeno, las partículas finas emitidas al ambiente por los gases de tubos de escape y la quema de madera residencial se relacionan con un aumento de la incidencia de demencia.

"Si bien necesitamos políticas internacionales sobre la reducción de la contaminación del aire, los individuos pueden adoptar algunas medidas para disminuir su riesgo. Por ejemplo, recomendó evitar caminar cerca de caminos transitados y más bien caminar por algunas calles apartadas de ser posible", agregó la Dra. Livingston.

Sordera
Los investigadores evaluaron qué tanto cada factor de riesgo contribuye a la demencia, expresado en la fracción atribuible a la población. La pérdida de la audición tiene el máximo efecto, y contribuye con cerca de 8,2% a los casos de demencia. Esta fue seguida de menores niveles de escolaridad en personas jóvenes (7,1%), y tabaquismo (5,2%).Tabla. Contribución de factores de riesgo individuales a la carga total de demencia
Factor de riesgo Fracción atribuible a la población ponderado (%)
Menos escolaridad 7,1
Sordera 8,2
Lesión traumática del cerebro 3,4
Hipertensión 1,9
Alcohol (> 21 unidades/semana) 0,8
Obesidad (Índice de masa corporal [IMC] > 30) 0,7
Tabaquismo 5,2
Depresión 3,9
Aislamiento social 3,5
Inactividad física 1,6
Diabetes 1,1
Contaminación del aire 2,3
La Dra. Livingston señaló que los datos que indican que la sordera es uno de los factores de riesgo más importante para la demencia son muy sólidos. Nuevos estudios demuestran que corregir la sordera con dispositivos acústicos contrarresta cualquier aumento del riesgo.

La sordera "tiene alto riesgo relativo para la demencia y también es un problema común, por lo que contribuye a un número importante de casos de demencia. Esto es realmente algo que podemos reducir con relativa facilidad si fomentamos el uso de dispositivos acústicos. Tienen que volverse más accesibles, más cómodos y más aceptables", destacó.

"Esto podría ser una enorme diferencia para reducir los casos de demencia en el futuro", añadió la Dra. Livingston.

Otros factores de riesgo sobre los cuales se ha fortalecido la base de datos desde el informe de 2017 incluyen tensión arterial sistólica, interacción social, y escolaridad a edad temprana.

La Dra. Livingston señaló que el estudio SPRINT MIND demostró que tratar de lograr una tensión arterial sistólica de 120 mm Hg reducía el riesgo de trastorno cognitivo leve futuro.

"Antes pensábamos que menos de 140 mm Hg era el objetivo, pero ahora estamos recomendando menos de 130 mm Hg para reducir los riesgos de demencia", puntualizó.

Datos sobre la interacción social "han sido muy congruentes, y ahora tenemos más certeza de esto. Ahora está bien establecido que el aumento de la interacción social a mediana edad reduce la demencia a edad avanzada", agregó la Dra. Livingston.

En cuanto a los beneficios de la educación en los jóvenes, señaló que por algún tiempo se ha sabido que la escolaridad de menores de 11 años es importante para reducir la demencia a edad ulterior. Sin embargo, ahora se piensa que la escolaridad hasta los 20 años de edad también hace una diferencia.

"Si bien mantener activo el cerebro a edad avanzada tiene algunos efectos positivos, incrementar la actividad del cerebro en personas jóvenes parece ser más importante. Esto probablemente se debe a la mayor plasticidad del cerebro en los jóvenes", destacó.

Sueño y dieta
Dos factores de riesgo que no se incorporaron en la lista son dieta y sueño.

"Aunque también se han publicado muchos más datos sobre nutrición y sueño en relación con la demencia en los últimos años, no pensamos que la evidencia acumulada fuera suficiente para incluirlos en la lista de factores de riesgo modificables", indicó la Dra. Livingston.

En el informe se citan estudios que señalan que más sueño y menos sueño por igual conllevan aumento del riesgo para la demencia, lo cual los autores pensaron que no hacía "sentido desde el punto de vista biológico".

Además, otros factores subyacentes que intervienen en el sueño, como depresión, apatía y diferentes trastornos del sueño, pueden ser síntomas de demencia temprana.

Se han publicado más datos sobre dieta y demencia, "pero no hay alguna deficiencia de vitamina individual que se asocie con el trastorno. Los datos son muy claros en relación con esto", agregó.

"Las dietas generales, como la mediterránea o la nórdica, probablemente hacen una diferencia, pero no parece ser necesario algún elemento en particular", señaló.

"Simplemente recomendamos consumir una dieta sana y mantener un peso saludable. La dieta está muy relacionada con circunstancias económicas por lo que es muy difícil distinguirla como un factor de riesgo.

Pensamos que está vinculada, pero no estamos suficientemente convencidos para incorporarla en el modelo", señaló.Entre otra información clave que se ha puesto a disposición desde 2017, la Dra. Livingston resaltó nuevos datos que demuestran que la demencia es más frecuente en poblaciones menos privilegiadas, incluidos grupos de raza negra y de minorías étnicas, así como países con bajos y medianos ingresos.

Aunque la demencia tradicionalmente se consideró como una enfermedad de países con altos ingresos, no se ha demostrado ahora que este sea el caso.

"Personas de países con bajos y medianos ingresos ahora están viviendo más tiempo, por lo que desarrollan demencia con más frecuencia, y tienen tasas más altas de muchos factores de riesgo, tales como tabaquismo y bajos niveles de escolaridad. En estos países es enorme el potencial para la prevención", puntualizó la Dra. Livingston.

También resaltó nuevos datos que muestran que los pacientes con demencia no evolucionan bien cuando son hospitalizados. "Así que necesitamos hacer más para mantenerlos bien en el domicilio".

Consejos sobre COVID-19
El informe también tiene una sección sobre COVID-19. Señala que pacientes con demencia son muy vulnerables a la enfermedad debido a su edad, múltiples trastornos concomitantes y dificultades para mantener el distanciamiento físico.

Los certificados de defunción de Reino Unido indican que la demencia y la enfermedad de Alzheimer fueron los trastornos subyacentes más frecuentes (presentes en 25,6% de todos los fallecimientos por COVID-19).

La situación es muy preocupante en las residencias de adultos de edad avanzada. En un estudio estadounidense, los residentes de hogares de ancianos que padecían demencia representaron 52% de los casos de COVID-19, y sin embargo contribuyeron con 72% a todos los decesos (riesgo aumentado: 1,7), informa la comisión.

Los autores recomiendan medidas de salud pública rigurosas, como equipo de protección e higiene, no mover al personal o a residentes entre los hogares de ancianos, y no admitir nuevos residentes cuando se desconozca su antecedente de COVID-19. En el informe también se recomienda realizar pruebas con regularidad al personal en los hogares de ancianos y proporcionar oxigenoterapia en el domicilio para evitar la hospitalización.

También es importante reducir el aislamiento proporcionando el equipo necesario a los familiares y ofreciéndoles capacitación breve en relación con cómo protegerse a sí mismos y a otros contra COVID-19, de manera que puedan visitar a sus familiares con demencia en la residencia para ancianos sin riesgo cuando se les permita.

"Revisión más exhaustiva hasta la fecha"
Alzheimer Research UK recibió con beneplácito el nuevo informe.

"Esta es hasta la fecha la revisión general más exhaustiva sobre el riesgo de demencia, basándose en trabajos previos realizados por esta comisión y que avanza nuestro entendimiento", comentó Rosa Sancho, Ph. D., jefa de investigación en la fundación de beneficencia.

"Este informe subraya la importancia de actuar a un nivel personal y de políticas para reducir el riesgo de demencia. Dado que el Alzheimer's Research UK's Dementia Attitudes Monitor demuestra que solo un tercio de las personas considera que es posible reducir su riesgo de adquirir demencia; sin duda hay mucho que hacer aquí para aumentar la percepción de las personas de los pasos que deben adoptar", puntualizó Sancho.

Añadió que "aun cuando no hay una forma segura de prevenir la demencia", la mejor manera de mantener un cerebro sano conforme envejece es que un individuo se mantenga física y mentalmente activo, consuma una dieta equilibrada sana, no fume, beba solo dentro de los límites recomendados y mantenga el peso, el nivel de colesterol y la presión arterial controlados.

"Aunque todavía no hay tratamientos para ralentizar o detener el inicio de la demencia, adoptar medidas para disminuir estos riesgos es una parte importante de nuestra estrategia para atacar el trastorno", finalizó Sancho.