El consumo moderado de alcohol se vinculó con menos actividad cerebral relacionada con el estrés y eventos cardiovasculares adversos mayores

Marlene Busko

15 de mayo de 2021 Los beneficios previamente comunicados del consumo de alcohol para pacientes con enfermedades cardiovasculares al parecer son mediados en parte por la modulación de la actividad cerebral relacionada con el estrés, señala nuevo estudio.[1]

Los investigadores encontraron dos relaciones de forma de J: una entre el consumo de alcohol y los eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE), y otra entre el consumo de alcohol y actividad metabólica de la amígdala cerebral relacionada con el estrés, que se determinaron utilizando tomografía por emisión de positrones unida a tomografía computarizada con fluorodesoxiglucosa marcada con flúor 18 (TEP/TC FDG-F18).

En comparación con las personas con bajo consumo de alcohol, definido como el consumo de menos de una bebida por semana, o con aquellas con alto consumo de alcohol, definido como el consumo más de 14 bebidas por semana, quienes tenían consumo moderado de alcohol (entre una y 14 bebidas por semana) tenían menos probabilidades de presentar eventos cardiovasculares adversos mayores y también resultaron con menos actividad de la amígdala en los estudios por imágenes.

El Dr. Kenechukwu Mezue, becario de cardiología nuclear clínica y de investigación del Massachusetts General Hospital y la Harvard Medical School, en Boston, Estados Unidos, informó sobre los hallazgos en una conferencia de prensa y presentará el estudio en una sesión oral en el Congreso del American College of Cardiology (ACC) de 2021, que se realizará de manera virtual.

"'Asociación no es causalidad' es un lema que aprendemos en epidemiología", señaló el Dr. Mezue a Medscape Noticias Médicas. No obstante, estos hallazgos plantean un posible mecanismo para parte del beneficio cardiovascular del consumo moderado de alcohol que necesitaría examinarse en un estudio adicional.

"Después de un análisis en que se efectuó control riguroso respecto a factores de confusión, incluidos los socioeconómicos y los relacionados con el estilo de vida, hubo reducción de 20% en los eventos cardiovasculares adversos mayores con el consumo moderado de alcohol, lo cual es congruente con investigación previa", señaló el Dr. Mezue.

El presente estudio también demostró por primera vez que el consumo moderado de alcohol se asoció con reducción de la actividad cerebral relacionada con el estrés, lo cual puede explicar parte del beneficio en lo que respecta a los desenlaces cardiovasculares. "Nuestro estudio no tiene como finalidad alentar el uso de alcohol, pues el consumo excesivo de alcohol se relaciona con mucho daño, incluido el daño hepático, e incluso el consumo moderado de alcohol se asocia con aumento del riesgo de cáncer y dependencia", advirtió el Dr. Mezue.

Más bien, "consideramos que esclarecer este mecanismo potencial de reducción de eventos cardiovasculares puede abrir las puertas a nuevos tratamientos que permitan optimizar la reducción del estrés sin los efectos perjudiciales del alcohol", dijo. Por ejemplo, se puede prescribir también ejercicio o yoga para disminuir el estrés.

Estudios futuros con imágenes cerebrales repetidas y evaluaciones más detallados del consumo de alcohol en el curso del tiempo podrían esclarecer más el mecanismo de acción.

Confirma estudios previos
"Este estudio confirmó estudios previos que muestran que el consumo moderado parece disminuir el riesgo de eventos cardiovasculares", comentó el moderador de la rueda de prensa, Dr. Eugene Yang, de la University of Washington, en Seattle, Estados Unidos, y presidente del ACC Prevention of Cardiovascular Disease Council.

"Luego va más allá y analiza las imágenes del cerebro. Proporciona alguna clave potencial tal vez respecto a cómo el consumo de alcohol en moderación conlleva beneficio cardiovascular", indicó a Medscape Noticias Médicas.

Una de las limitaciones del estudio consiste en que no fue potenciado para distinguir diferencias entre hombres y mujeres, aunque el consumo moderado de bebida se define como el consumo de hasta 7 bebidas por semana para las mujeres y hasta 14 bebidas por semana para los hombres, indicó el Dr. Yang.

Asimismo, se efectuó el estudio por imágenes solo una vez a los individuos, pero la actividad cerebral es dinámica, destacó.

Además, sería bueno contar con datos sobre la bebida compulsiva (definida como consumir > 5 bebidas en el caso de los hombres y > 4 bebidas en el caso de las mujeres en un lapso de 2 horas), lo cual, en un estudio previo, se vinculó con más riesgo de eventos cardiovasculares.

También señaló que los investigadores carecían de información sobre el tipo de alcohol que se consumía, de manera que no pudieron determinar si, por ejemplo, el vino tinto beneficiaba más.

Efecto del consumo de alcohol en la actividad neural
Los investigadores identificaron 53.064 individuos del programa de investigación Massachusetts General Brigham Biobank que accedieron a proporcionar datos para estudios genéticos. Todos proporcionaron información autonotificada sobre el consumo de alcohol, según se indicó en una pregunta de la encuesta.

La edad promedio de los participantes fue de 57 años y 60% estuvo integrado por mujeres.

Los participantes fueron divididos en tres grupos con base en el consumo de alcohol. Aproximadamente la mitad tenía un consumo nulo o bajo de alcohol, la mitad tenía consumo moderado de alcohol y solo 2.000 bebían > 14 bebidas alcohólicas por semana.

Un subgrupo de 752 participantes se sometió a tomografía por emisión de positrones unida a tomografía computada con F18-Fluorodesoxiglucosa de todo el cuerpo, principalmente para diagnóstico de cáncer o vigilancia, durante el periodo de 2005 a 2020. Ayunaron durante la noche y se abstuvieron de consumir alcohol por 12 horas antes del estudio. Del subgrupo, 220 individuos tenían eventos cardiovasculares adversos mayores, definidos como angina inestable, revascularización coronaria, arteriopatía periférica sintomática, revascularizaciones periféricas, ictus y ataque isquémico transitorio.

Después del ajuste con respecto a edad, sexo, raza, hipertensión, diabetes, hiperlipidemia, tabaquismo, actividad física, índice de masa corporal, empleo, escolaridad, ingresos, depresión, ansiedad e insomnio, el consumo moderado de alcohol se asoció con reducción del riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores, en comparación con el consumo bajo o nulo de alcohol (odds ratio: 0,80; p < 0,0001).

Los investigadores determinaron el coeficiente de actividad metabólica en la amígdala cerebral, que aumenta durante el estrés, con el de la corteza prefrontal, que actúa modulando la actividad de la amígdala.

La actividad en la corteza prefrontal fue similar en los tres grupos.

"Es importante señalar que el consumo moderado crónico de alcohol no tuvo un efecto general sobre el cerebro. Más bien, redujo la actividad de preferencia en las áreas relacionadas con el estrés", puntualizó el Dr. Mezue.

Después del ajuste con respecto a edad y sexo, en comparación con el consumo bajo o nulo de alcohol, el consumo moderado se asoció a disminución de la actividad neural relacionada con el estrés (p = 0,018).