El ACP y la AAFP dan a conocer directrices actualizadas sobre la hipertensión

Marcia Frellick

24 de enero de 2017 El American College of Physicians (ACP) y la American Academy of Family Physicians (AAFP) han dado a conocer una guía conjunta para la práctica en torno a los objetivos en cifras de presión arterial sistólica para personas de 60 años y más que padecen hipertensión.

 

Las directrices recomiendan a los médicos iniciar el tratamiento en pacientes con presión sistólica persistente de ≥ 150 mm Hg, para alcanzar un objetivo de menos de 150 mm Hg, a fin de reducir el riesgo de accidente cerebrovascular, complicaciones cardiacas y muerte. La recomendación fue evaluada con evidencia sólida de buena calidad.

"La evidencia demostró que cualquier beneficio adicional del control agresivo de la presión arterial es pequeño, siendo menor la magnitud del beneficio e incongruentes los resultados para los diferentes desenlaces", expresó en un comunicado de prensa el Presidente del ACP, el Dr. Nitin S. Damle.

Sin embargo, de acuerdo a las directrices en algunos casos se debe tomar en cuenta una objetivo sistólico menor.

Cuando los pacientes tienen un antecedente de accidente cerebrovascular o de ataque isquémico transitorio, o bien, un riesgo cardiovascular alto, los médicos deben considerar iniciar o aumentar la farmacoterapia para alcanzar una presión sistólica de menos de 140 mm Hg, con el fin de reducir el riesgo de accidente cerebrovascular y complicaciones cardiacas. No obstante, los autores señalan que esta recomendación se calificó como débil, con evidencia de calidad moderada.

El riesgo cardiovascular alto por lo general incluye a pacientes con diabetes, vasculopatías, síndrome metabólico o nefropatía crónica, así como adultos de edad avanzada.

Las directrices también resaltan que en la conversación sobre el tratamiento se debe considerar la carga económica que éste implica para los pacientes, por lo que "al prescribir farmacoterapia, los médicos deben seleccionar formulaciones genéricas, más que medicamentos de patente, debido a que tienen eficacia similar y son menos costosos, a la vez que implican un mejor cumplimiento por parte del paciente", señalan los articulistas, puntualizando que en estas conversaciones se debe enfatizar sobre los posibles beneficios y daños de objetivos específicos en cifras de presión arterial.

Las directrices completas, elaboradas, por el Dr. Amir Qaseem, PhD, jefe del comité de directrices del ACP, y sus colaboradores, fueron publicadas en versión electrónica el 17 de enero en Annals of Internal Medicine.[1] Un resumen de la guía aparecerá en el número de marzo/abril de 2017 de Annals of Family Medicine.

Los objetivos más bajos también conllevan riesgos

En un análisis de la evidencia, la Dra. Jessica Weiss, MCR, del Centro Médico Veterans Affairs de Portland, en Estados Unidos. y sus colaboradores, advierten que las ventajas de un umbral más bajo (< 140/90 mm Hg) deben valorarse tomando en cuenta el riesgo que esto conlleva.[2]

Los autores señalan que "un control más estricto puede prevenir, en promedio, alrededor de 10 a 20 complicaciones por cada 1000 pacientes con alto riesgo, tratados en el curso de cinco años en una determinada población". Sin embargo, esto puede ser a cambio de mayores costos y un riesgo mas elevado de hipotensión y síncope.

"Por otra parte, observamos que es poco probable que objetivos terapeuticos mas bajos incrementen el riesgo de demencia, fracturas y caídas, o que reduzcan la calidad de vida", manifiestan los investigadores.