Más del 60% de la población adulta española presenta obesidad o sobrepeso

Covadonga Díaz
17/11/2021 La Sociedad Española de Obesidad pide al Ministerio de Sanidad un plan nacional transversal, multifactorial e integral contra ‘la gran pandemia del siglo XXI’. Los expertos advierten del aumento de la obesidad y el sobrepeso en adultos y niños de la población española.

El 40% de los niños españoles presentan un peso no saludable, mientras que el 60% de la población adulta ha desarrollado obesidad o sobrepeso, unas cifras alarmantes que retratan la realidad de “la gran pandemia del siglo XXI” y que llevan a los expertos a reclamar al Ministerio de Sanidad la aprobación de un plan nacional contra la obesidad, que para resultar eficaz debe ser trasversal, al tiempo que advierten de que acciones puntuales, como prohibir una determinada publicidad, no bastan.

Este ha sido uno de los mensajes lanzados en la presentación del XVII Congreso de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), que comienza hoy en Málaga, con la participación de unos 300 especialistas, y en la que se ha insistido en que el abordaje de la obesidad debe ser “transversal, multifactorial e integral”.

Francisco Tinahones, presidente de la Seedo, ha sido claro al señalar que frente a esta enfermedad es necesario adoptar medidas contundentes e implicar a todos los sectores, no solo el sanitario, desde la educación al urbanismo en la definición de un plan estratégico porque “hablamos de uno de los problemas públicos de salud más importantes a los que nos enfrentamos”. Y en este sentido explicó que otros países de nuestro entorno, como Alemania, Italia o el Reino Unido, ya han dado los primeros pasos para disponer de un marco de este tipo.

Factor de riesgo de otras enfermedades
Una prueba más de las repercusiones de la obesidad es su relación con el mal pronóstico que confiere a otras enfermedades, como se ha visto con la covid-19, “en la que hay evidencias científicas claras de que los pacientes obesos ingresan más en hospitales, necesitan más cuidados intensivos y presentan mayor mortalidad. Y una enfermedad como la gripe es más deletérea en pacientes con obesidad”.

Para ser eficaces en el abordaje de la obesidad, los expertos piden al Ministerio financiación pública para los fármacos disponibles para su manejo. “Es una enorme paradoja que se financien los tratamientos para la hipertensión o la diabetes pero no para la obesidad, cuando este es un factor de riesgo claro y la raíz de otras muchas enfermedades”, ha argumentado Tinahones.

Terapia farmacológica
El coste del tratamiento farmacológico puede suponer unos 300 euros al mes. Uno de los fármacos más utilizados es liraglutida, un análogo del receptor de GLP-1, que modifica uno los péptidos presentes en el tubo digestivo, que provoca sensación de saciedad cuando llegan los nutrientes. El fármaco prolonga la duración de esa sensación de plenitud al tiempo que actúa sobre el tejido adiposo, favoreciendo la eliminación de la grasa e impidiendo su acumulación, según ha explicado Mar Malagón, presidenta del comité científico del Congreso.

“En el pasado los fármacos frente a la obesidad eran poco eficaces pero hoy esto ya no es así. También influye el hecho de que durante un tiempo no se consideró una enfermedad pero esto también ha cambiado”, ha indicado Tinahones.

Este experto llamó también la atención sobre el alejamiento de la población española de la dieta mediterránea, “a pesar de ser una de las más saludables que existen, relacionada con menor incidencia de eventos cardiovasculares y de cáncer. “Sin embargo, cuando miramos los datos vemos que la adherencia a la misma en núcleos urbanos de nuestro país no es muy diferente de la de Liverpool, por ejemplo. Que nuestras costas estén bañadas por el Mediterráneo no significa que la población siga la dieta mediterránea”.

Y esa dieta mediterránea que en los años 50 del pasado siglo estaba más generalizada, por una mayor presencia de productos locales y de la huerta y menos ultraprocesados, considerada entonces como una dieta de pobres, “hoy ha pasado a ser dieta de ricos porque cuesta más un tomate que un bollo industrial”, advirtió Tirahones.

Ofrecer al consumidor una información y un etiquetado que le permitan saber de verdad qué está consumiendo es otra de las reclamaciones de la Seedo para tratar de mejorar los hábitos nutricionales.

Dominados por el ambiente obesogénico
En este sentido explicó que “estamos ante una lucha de gigantes” relacionada con el ambiente obesogénico dominante, “por cambios en nuestra forma de trabajar, en nuestra actividad, con un peso creciente de la industria alimentaria como motor económico y de consumo y un urbanismo en el que es más barato construir sin espacios verdes o carriles bici”. Por este motivo insistió en que no se puede luchar contra la obesidad con medidas puntuales.

Albert Lecube, vicepresidente de la Seedo, destacó en este sentido la importancia de implicar a los equipos de Atención Primaria, en el manejo de la obesidad “que no es fácil”, teniendo en cuenta que hablamos de una enfermedad “que afecta de la cabeza a los pies”, en el sentido de que puede repercutir en prácticamente todos los órganos vitales.

Un abordaje integral, también psicológico
Lecube destacó también la importancia del abordaje psicológico en la lucha frente a la obesidad, así como de la necesidad de que la sociedad esté cerca de unos pacientes que tienen que vivir su enfermedad “sin privacidad” y ante quienes debe evitarse la culpabilización y la discriminación. Por ello pidió respeto para los pacientes, “ya que no siempre se les ha prestado la debida atención, estigmatizándolos con frecuencia”,

Este experto insistió en que “la obesidad debe ser considerada una enfermedad crónica, que acorta en varios años la vida del paciente; por ello, no podemos culpabilizar de forma continuada al paciente que, además y a diferencia de enfermos con otras patologías crónicas, no recibe la financiación de los fármacos indicados para su tratamiento”.

En el congreso se abordarán desde los aspectos más novedosos en la investigación básica y clínica de la obesidad a los problemas más controvertidos que plantea a nivel asistencial, social y económico. Entre otros aspectos, se revisará el problema que supone la obesidad infantil en nuestro medio y el previsible ‘tsunami’ de casos que surgirá en los próximos años, así como el impacto negativo de la obesidad sobre la memoria y el deterioro cognitivo, uno de los aspectos que más interés despierta, según apuntó Mar Malagón. En este sentido se revisará como la microbiota varía en personas con distinto peso y cómo esa modificación puede modular la función cognitiva.