La obesidad amplifica los efectos nocivos del alcohol en el hígado

Nancy A. Melville

16 de junio de 2021 Tener sobrepeso u obesidad aumenta significativamente el riesgo de enfermedad hepática y la probabilidad de morir a causa de ella, en comparación con tener peso normal, independientemente del nivel de consumo de alcohol, muestra nueva investigación.[1]

"Se encontró que las personas con sobrepeso u obesidad que bebían tenían mayor riesgo de enfermedades hepáticas, en comparación con los participantes dentro de un rango de peso saludable que consumían alcohol al mismo nivel", comentó el autor principal, Emmanuel Stamatakis, Ph. D., del Charles Perkins Centre y de la Faculty of Medicine and Health, en Sídney, Australia.

"Incluso para las personas que bebían dentro de lo establecido por las guías de alcohol, los participantes clasificados con obesidad tenían 50% más riesgo de enfermedad hepática", dijo.

"La obesidad es un factor de riesgo independiente de esteatosis, hepatitis alcohólica aguda y cirrosis en la enfermedad hepática alcohólica, que puede aumentar el riesgo de mortalidad en pacientes con enfermedad hepática alcohólica", indicó a Medscape Noticias Médicas la primera autora del estudio, Elif Inan-Eroglu, Ph. D., investigadora posdoctoral del Charles Perkins Centre.

Se necesitan más estudios prospectivos para comprender mejor los mecanismos subyacentes detrás de la asociación entre el consumo de alcohol y la enfermedad hepática en los diferentes niveles de adiposidad, señalaron los autores.

Mientras tanto, el mensaje para llevar a casa de estos hallazgos debería ser que "los médicos tendrían que considerar la presencia de sobrepeso y obesidad cuando discutan la definición de niveles de alcohol seguros para sus pacientes, teniendo en cuenta que no existe un nivel 'seguro' de alcohol", añadió Inan-Eroglu.

"Las guías sobre el consumo de alcohol deben reconocer que dos tercios de la población adulta tienen sobrepeso u obesidad y deben considerar establecer recomendaciones específicas para este grupo de población mayoritario", destacó.

Primero y más grande estudio de este tipo
También se sabe que la obesidad, bien conocida por ser un factor de riesgo independiente para la enfermedad del hígado graso no alcohólico, empeora los resultados en la enfermedad hepática alcohólica. Del mismo modo, el consumo de alcohol, causa de la enfermedad hepática alcohólica, puede promover la obesidad y, por tanto, aumentar el riesgo de enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Stamatakis y sus colaboradores buscaron evaluar el papel de los factores combinados en términos de incidencia y mortalidad tanto en la enfermedad hepática alcohólica como en la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

Para el estudio, publicado en versión electrónica el 31 de mayo en European Journal of Clinical Nutrition, evaluaron los datos de 465.437 participantes en el UK Biobank; se dice que es el primero y más grande de su tipo.

En la cohorte se registró un total de 1.090 muertes por enfermedad hepática, incluidas 230 muertes por enfermedad hepática alcohólica y 192 por enfermedad del hígado graso no alcohólico durante un seguimiento promedio de 10,5 años.

Después de un ajuste multivariado, el riesgo global de incidencia y mortalidad de enfermedad hepática alcohólica, enfermedad del hígado graso no alcohólico y enfermedad hepática fue significativamente mayor en los participantes con sobrepeso u obesidad, en comparación con los de peso normal, en todos los niveles de consumo de alcohol.

Por ejemplo, entre aquellos con consumo de alcohol que excedía las guías, el riesgo de enfermedad hepática alcohólica aumentó significativamente en individuos de peso normal, en comparación con los que nunca bebieron (hazard ratio [HR]: 5,38), y el riesgo fue aún mayor entre aquellos que también tenían sobrepeso u obesidad. (HR: 8,58).

En cuanto al riesgo de muerte relacionado con la enfermedad hepática alcohólica, entre los que informaron sobre el consumo de alcohol por encima de las guías, el riesgo fue casi el doble entre los que tenían sobrepeso u obesidad (HR: 10,29), en comparación con aquellos con peso normal (HR: 5,84), cuando cada grupo se comparó con quienes bebían dentro de las guías.

Respecto a enfermedad del hígado graso no alcohólico, de acuerdo con la evidencia de que el consumo de alcohol bajo a moderado está asociado con riesgo reducido, aquellos que informaron consumo de alcohol dentro de las guías y que tenían peso normal mostraron riesgo reducido de enfermedad del hígado graso no alcohólico, en comparación con un grupo índice de "nunca-bebedores" (HR: 0,85).


Sin embargo, tener sobrepeso u obesidad aumentó el riesgo de enfermedad del hígado graso no alcohólico en esos participantes (HR: 1,51).

Incluso aquellos que informaron tener consumo de alcohol por encima de las guías y que tenían peso normal presentaban riesgo reducido de enfermedad del hígado graso no alcohólico, en comparación con los que nunca bebieron y tenían peso normal (HR: 0,89).

Respecto al riesgo de enfermedad hepática entre los que reportaron un consumo de alcohol por encima de las guías, en comparación con los que nunca bebieron, el riesgo fue nuevamente menor entre los que tenían peso normal frente a los que tenían sobrepeso u obesidad (HR: 0,95 frente a 1,52), al igual que los riesgos de mortalidad (HR: 1,24 frente a 2,20).

En general "encontramos evidencia de que el sobrepeso/obesidad amplificaba el efecto dañino del alcohol sobre la incidencia y la mortalidad de la enfermedad hepática", concluyeron los autores..