La obesidad grave es un factor independiente de alto riesgo para insuficiencia cardíaca

07/09/2016 Un estudio efectuado por investigadores de Johns Hopkins en más de 13 mil personas encontró que aún después de contabilizar factores de riesgo tales como hipertensión arterial, aumento del colesterol y diabetes, la llamada obesidad mórbida parece independiente como riesgo importante de insuficiencia cardíaca, pero no para otros tipos importantes de cardiopatías.

 

En un informe de la investigación que se publicó en la revista Journal of the American Heart Association, el equipo de Johns Hopkins señala que los individuos con obesidad mórbida presentan más del doble de posibilidad de insuficiencia cardíaca que personas comparables con un índice de masa corporal saludable, después de considerar la hipertensión arterial y los niveles de colesterol y azúcar en sangre. Y aún después de considerar estos factores, las personas con obesidad mórbida no presentaron mayor probabilidad de accidente cerebrovascular ni enfermedad coronaria, enfermedad básica de las arterias del corazón, debido en parte a la inflamación y acumulación de placas en el corazón y vasos sanguíneos circundantes.
Los investigadores advierten que su estudio sugiere una asociación independiente importante entre la obesidad grave y la insuficiencia cardíaca pero no determina en forma definitiva una causa y efecto.
Asimismo, sus hallazgos sugieren que aunque el tratamiento de la hipertensión, diabetes y otras afecciones asociadas con la obesidad puede ser suficiente para prevenir la enfermedad coronaria y el accidente cerebrovascular, esta estrategia puede no ser suficiente para prevenir un aumento del riesgo de insuficiencia cardíaca, para la cual la pérdida de peso puede ser la única medida preventiva infalible actualmente disponible. El gobierno federal de Estados Unidos estima que 1 de cada 3 estadounidenses es obeso y más del 5% presentan obesidad mórbida, definida como un índice de masa corporal mayor a 35. De acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, aproximadamente 6 millones de personas en el país viven con insuficiencia cardíaca, una afección de la edad marcada por agrandamiento y/o debilidad del músculo cardíaco y disminución de la eficiencia de bombeo sanguíneo, lo que resulta en falta de aire, fatiga, debilidad, problemas para respirar al acostarse y edema de tobillos y pies. En general, la tasa de mortalidad es del 50% en personas con insuficiencia cardíaca 5 años después del diagnóstico.
“En nuestro estudio surgió la obesidad como uno de los factores de riesgo menos explicados y posiblemente más desafiantes de insuficiencia cardíaca, debido a que no existe una píldora mágica para tratarla y ningún medicamento puede abordar fácilmente el problema como en el caso del colesterol alto o hipertensión arterial”, explica Chiadi Ndumele, M.D., M.H.S., profesor adjunto de medicina y miembro del Centro de Prevención de Cardiopatías Ciccarone, en la facultad de medicina de la Universidad Johns Hopkins. “Aún con dieta y ejercicios, las personas luchan para bajar de peso y mantenerlo, y para los obesos mórbidos habitualmente esta lucha es insuperable”.
Aunque no está del todo claro el motivo por el cual la obesidad se asocia con la insuficiencia cardíaca en forma independiente de los factores de riesgo y no con el accidente cerebrovascular o enfermedad coronaria, Ndumele menciona que existe evidencia que sugiere que el peso corporal adicional causa una mayor demanda metabólica sobre el corazón y que las células grasas abdominales también pueden liberar moléculas tóxicas para las células cardíacas.
Desde hace tiempo se sabe que la obesidad aumenta la posibilidad de hipertensión arterial, aumento del colesterol en sangre y diabetes, todos factores de riesgo establecidos para enfermedad cardíaca y de los vasos sanguíneos. El tratamiento y control de estas afecciones forman las estrategias fundamentales para la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular, sostiene Ndumele.
Para examinar si realmente este es el caso en todos los tipos de enfermedad cardiovascular, Ndumele y colaboradores examinaron las historias clínicas de 13.730 participantes en el Estudio del Riesgo de Aterosclerosis en Comunidades, con índices de masa corporal en rangos saludables o mayor al inicio del estudio y sin enfermedad cardíaca inicial. El grupo estaba compuesto por un 63,8% de mujeres y 16,9% de africanos estadounidenses. La edad promedio fue de 54 y el índice de masa corporal varió entre 18 y 50. Todos se siguieron durante aproximadamente 23 años para evaluar la asociación entre índice de masa corporal e insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria o accidente cerebrovascular.
Los registros también incluyeron datos de la altura y peso de los participantes y los niveles de azúcar en sangre, colesterol y triglicéridos, conjuntamente con el tabaquismo, consumo de alcohol, profesión y niveles de ejercicio. Después del seguimiento del último participante en el año 2012, se registraron 2235 casos de insuficiencia cardíaca, 1653 casos de enfermedad coronaria y 986 accidentes cerebrovasculares.
En la evaluación inicial, los investigadores del Johns Hopkins controlaron por diferencias que podrían deberse a la edad, género, raza, nivel de educación, carrera, antecedentes de tabaquismo, ejercicio y consumo de alcohol. La obesidad grave se asoció con un riesgo aproximado al cuádruple de insuficiencia cardíaca y de aproximadamente el doble de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular, en comparación con las tasas en aquellos con índice de masa corporal normal.
Luego los investigadores controlaron por otros factores de riesgo de enfermedad cardíaca, tal como diabetes, hipertensión arterial o niveles altos de colesterol y triglicéridos. Después del ajuste, el equipo de Ndumele ya no observó un aumento del riesgo de enfermedad coronaria ni accidente cerebrovascular en personas con obesidad. Sin embargo permaneció el riesgo aumentado de insuficiencia cardíaca. Por cada 5 unidades de aumento del índice de masa corporal, se observó un riesgo aproximadamente 30% mayor de desarrollar insuficiencia cardíaca en los participantes.
“Incluso si mis pacientes presentan niveles de glucemia, colesterol y presión arterial normal, creo que debo preocuparme de que puedan desarrollar insuficiencia cardíaca si presentan obesidad grave”, aclara Ndumele. “Si nuestros datos se confirman, debemos mejorar nuestras estrategias para la prevención de la insuficiencia cardíaca en esta población.”
Referencias:
Chiadi E. Ndumele et al, Obesity and Subtypes of Incident Cardiovascular Disease. Journal of the American Heart Association, 2016; 5 (8): e003921 DOI: 10.1161/JAHA.116.003921
Fuente: Science Daily