Desvelan efectos distintos en el riesgo de cáncer de dos patrones alimentarios considerados saludables por la población

María R. Lagoa 
19/02/2024 La dieta neutra o prudente, que no se asoció a riesgo de desarrollar tumor de próstata, colon o mama, y la mediterránea, que mostró efectos protectores.

Una investigación liderada desde el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) ofrece nuevos datos que confirman el vínculo entre el tipo de alimentación y el riesgo de desarrollar cáncer.

En concreto, desvelan por primera vez efectos distintos en el riesgo de desarrollar un tumor de próstata, mama o colon de dos patrones considerados saludables por la población. Una dieta prudente no se asoció con el riesgo de padecer ninguno de estos tumores, pero la dieta mediterránea demostró un potencial protector en dos de ellos.

Estos resultados se recogen en tres estudios publicados en Maturitas, British Journal of Urology International y Nutrients, y son fruto del trabajo realizado por un equipo del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII, liderado por Adela Castelló y Marina Pollán (adscrito también al Área de Epidemiología y Salud Pública del Ciber-ISCIII), y por los investigadores Miguel Rodríguez Barranco y María José Sánchez, de la EASP, así como investigadores de otros centros EPIC-España.

Forman parte del Proyecto EPIC-España (Estudio Prospectivo Europeo sobre Nutrición y Cáncer), que coordina la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y que se desarrolla en diez países europeos, entre ellos España. Su objetivo es investigar la relación entre dieta, estado nutricional, estilos de vida, factores ambientales e incidencia de cáncer y otras enfermedades crónicas.

MAMA, PRÓSTATA Y COLORRECTAL
La investigación se centró en el cáncer de mama, próstata y colorrectal por tener mayor importancia dada su prevalencia, lo que permite disponer de mayor potencial para encontrar asociaciones. Además, en el caso de la mama y la próstata, porque su vinculación con la dieta es más desconocida.

Una gran parte de los estudios que exploran el efecto de la dieta en el riesgo de cáncer se centran en hábitos de vida saludables. Generalmente lo hacen empleando índices pre-construidos que asignan una serie de puntuaciones a los participantes en función de si cumplen con determinadas recomendaciones nutricionales.

Son investigaciones con valor pero presentan ciertas limitaciones, como explica Adela Castelló: "Por un lado, estos índices pre-construidos no reflejan fielmente la dieta de la población, y por otro, dejan sin explorar una parte del efecto de la dieta sobre el riesgo de cáncer. Como vemos en nuestros trabajos, no puntuar alto en un índice de dieta mediterránea no significa necesariamente que la dieta sea occidental".

Lo novedoso de estos estudios es que se recoge información sobre los hábitos alimentarios con una serie de preguntas sobre el consumo de más de un centenar de alimentos. Posteriormente, se procesa esa información con modelos estadísticos que encuentran que alimentos tienden a ser consumidos de forma conjunta por los participantes y se agrupan en forma de patrones de dieta: "Por tanto, se identifican patrones que reflejan la dieta actual de la población bajo estudio sin asunciones previas. Esto nos permite medir la asociación entre la dieta real y el riesgo de cáncer".

Los investigadores consiguieron identificar un patrón que incrementa el riesgo (el occidental), un patrón que lo disminuye (el mediterráneo) y uno neutro (prudente): "Esto habría sido imposible de detectar con un sistema de puntuaciones predefinido", destaca la especialista. De hecho, estos estudios son los primeros en identificar en una misma muestra dos patrones considerados saludables por la población general pero que presentan efectos distintos en el riesgo de cáncer (prudente y mediterráneo). "La dieta prudente se queda coja. Nuestra teoría es que posiblemente sea porque es una dieta en la que se consumen muchos zumos y que evita las grasas saludables".

La dieta prudente 'se queda coja' en relación al riesgo de cáncer, tal vez porque se consumen muchos zumos y evita grasas saludables

El denominado patrón occidental representa un tipo de dieta en la que destaca el consumo de gran cantidad de productos lácteos grasos, carne procesada, granos refinados, dulces, comida preparada, y salsas y bebidas azucaradas.

El llamado patrón prudente es el característico de las personas que están preocupadas por su peso y presentan un elevado consumo de productos lácteos bajos en grasas, granos integrales, frutas, verduras y zumos.

Finalmente, los individuos que siguen el patrón mediterráneo hacen también un elevado consumo de frutas y verduras, pero parecen menos preocupados por su peso y añaden legumbres, pescado, patatas hervidas y aceite de oliva, y prefieren las frutas enteras en lugar de ingerirlas en zumos.

EL PELIGRO DE LA DIETA OCCIDENTAL
Las personas participantes con una alta adherencia a la dieta occidental mostraron en los tres estudios publicados el doble de riesgo de desarrollar cáncer de próstata agresivo, un 37% más de riesgo de padecer un cáncer de mama y un 53% más de tener cáncer colorrectal. Una alta adherencia a dieta prudente no se asoció con el riesgo de padecer ninguno de los tumores explorados.

Por último, las personas con altas adherencias al patrón mediterráneo presentaron un 16% menos de riesgo de desarrollar un tumor maligno en el colon y recto que aquellos con adherencias bajas. El efecto protector de la dieta mediterránea no es tan notable como el encontrado en estudios previos de este mismo grupo. Incluso en cáncer de mama la respuesta no es significativa.

Castelló aporta una explicación. "Creemos que el aumento de la disponibilidad de alimentos procesados en las últimas décadas, junto con la menor disponibilidad de tiempo para la cocina tradicional, podría haber modificado la dieta de los individuos que presentaban una alta adherencia a la dieta mediterránea al inicio del estudio, en la década de los años 90, que habría evolucionado hacia hábitos más occidentalizados, diluyendo así el efecto protector de este tipo de dieta contra los tumores explorados".