Dejar de fumar mejora los síntomas de la alergia al polen

 El humo del tabaco irrita la mucosa de las vías respiratorias, tanto altas como bajas, agravando el proceso inflamatorio que ya de por sí se produce con la alergia. Los síntomas asociados a la alergia al polen son los responsables de que   aproximadamente el 10% de la población española no reciba con plena   satisfacción la llegada de la primavera.

 Además, a menudo tienen que ver cómo   la sintomatología se agrava debido a factores que se escapan a su control,   como la contaminación ambiental. Sin embargo, los expertos advierten de la   existencia de un factor que sí se puede evitar y contribuye de manera   importante a atenuar las molestias: el humo del tabaco.

  La alergia al polen tiene su origen en una respuesta inmunológica  exagerada   del organismo frente a este alérgeno, que termina dando lugar a reacciones   como la conjuntivitis, el picor nasal, la tos o la fatiga y el malestar   general. Cada año la intensidad de estos síntomas se ve condicionada por la   concentración de granos/m3 de aire, siendo las previsiones para esta primavera   bastante más altas que el año pasado debido a la elevada pluviosidad y humedad   atmosférica de los meses anteriores. Así, se estima que pasaremos de los 2.600   granos/m3 acumulados en la primavera de 2012 a unas previsiones de 5.100   granos/m3 a lo largo de los meses de mayo y junio. La mayoría de los pacientes   ya presentan síntomas a partir de los 50 granos/m3, considerándose días de   polinización alta a partir de los 200 granos/m3

  No obstante, no todas las personas alérgicas manifiestan los síntomas con la   misma intensidad. En concreto, según el doctor Pedro Ojeda, director de la   Clínica Ojeda de Asma y Alergia, en quienes fuman (aproximadamente el 24% de   los españoles con más 15 años) la alergia llega acompañada de más   complicaciones que en las personas que se mantienen alejadas del tabaco. “El   humo del tabaco es irritante para la mucosa de las vías respiratorias, tanto   altas como bajas, con lo cual agrava el proceso inflamatorio que ya de por sí   se produce con la alergia y la persona alérgica tendrá síntomas más   acentuados”, señala el especialista. Además, añade que “favorece un mayor   tiempo de contacto de los alérgenos que quedan retenidos en el moco con la   mucosa nasal y bronquial y esa mayor retención de moco aumentará la sensación   de congestión y puede, en algunas ocasiones, complicarse con sobreinfecciones,   siendo causa de sinusitis o bronquitis”.

  Por ello, la recomendación para los pacientes alérgicos se basa en actuar   sobre este agravante de la sintomatología que sí se puede controlar. Si bien   los efectos residuales del humo de tabaco hacen que la mejor opción sea   abandonar el consumo de tabaco en las semanas previas a la llegada de la   primavera, nunca es tarde para dar este paso, ni siquiera cuando ya ha   comenzado esta estación.

  Además, el doctor Ojeda advierte de que no sólo afecta a quienes deciden   voluntariamente encender un cigarro, sino que también tiene consecuencias   sobre quienes les rodean, pudiendo existir también una mayor resistencia al   tratamiento con antihistamínicos ya que “la inhalación pasiva de humo de   tabaco tendrá los mismos efectos sobre las vías respiratorias”.

  Más fácil con ayuda médica    Una vez que el fumador ha decidido dejar de fumar para mejorar su respuesta   al polen y su estado de salud general, lo más adecuado es que solicite ayuda   médica para aumentar las posibilidades de éxito del proceso de cesación. Se   estima que una breve conversación de entre 2 y 5 minutos de duración con el   médico incrementa significativamente las posibilidades de curación, llegando   incluso a duplicarlas. Si, además, las visitas al médico se complementan con   una terapia farmacológica adecuada, algunos estudios evidencian que se puede   prevenir 1 de cada 16 muertes prematuras por enfermedad cardiovascular entre   fumadores.  

  Fuente: Weber Shandwick