La exposición a la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de presentar enfermedades reumatológicas autoinmunes

Dr. F. Javier Merayo Chalico

27 de septiembre de 2022 La contaminación atmosférica representa un riesgo a la salud pública por sus efectos nocivos en varios órganos y sistemas. Se ha demostrado que aumenta el riesgo de mortalidad por causas cardiovasculares y cerebrovasculares y la incidencia de enfermedades respiratorias crónicas.[1] La inhalación de partículas contaminantes aumenta el estrés oxidativo y puede desencadenar una respuesta inflamatoria en el pulmón.

En pacientes con diagnóstico previo de enfermedades reumatológicas la exposición a partículas contaminantes se ha asociado con mayor actividad de su enfermedad de base.[2] Aunque se ha establecido el efecto proinflamatorio e inmunogénico de la contaminación atmosférica, previamente no se había explorado su papel como un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades reumatológicas.

Con el fin de determinar si la incidencia de enfermedades reumatológicas autoinmunes está asociada a la exposición a materia en partículas finas u ozono ambiental, dos contaminantes atmosféricos comunes, un grupo de investigadores canadienses realizó un estudio de cohorte prospectivo.[3]

En este se recolectó información de los usuarios de los servicios de salud públicos canadienses. Se incluyeron pacientes con más de 18 años de edad sin diagnóstico previo de enfermedades reumatológicas autoinmunes, que habitaran en Quebec, los cuales tuvieron seguimiento de 2000 a 2013 hasta el diagnóstico de alguna enfermedad reumatológica, deceso, migración o término del estudio. Se recolectaron diferentes datos demográficos y relacionados con su uso de servicios de salud.

Por otra parte, los autores estimaron las concentraciones de materia en partículas finas y ozono utilizando modelos computacionales previamente validados y combinándolos con las mediciones disponibles en distintos puntos, para determinar la exposición de los participantes según la región donde habitaban. Los autores utilizaron una muestra aleatoria de su población, en la que se evaluó la relación entre los contaminantes y el riesgo de desarrollar enfermedades reumatológicas utilizando el modelo de Cox.

Se realizaron análisis posteriores ajustando por variables como edad, sexo, estatus socioeconómico y residencia en zona rural o urbana.

En total se dio seguimiento a 6’104.859 individuos, en los que se diagnosticaron 32.179 enfermedades reumatológicas autoinmunes. Se encontró un riesgo lineal entre la exposición a materia en partículas finas y el diagnóstico de enfermedades reumatológicas autoinmunes, con odds ratio (OR) de 1,25 (intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,16 a 1,34) en el modelo ajustado a edad y sexo.

Este riesgo aumentado se mantenía incluso ajustando por todas las variables confusoras previamente mencionadas con un hazard ratio (HR) de 1,20 (IC 95%: 1,06 a 1,35). La exposición al ozono no mostró ninguna relación con el desarrollo de enfermedades reumatológicas. Los autores recalcan la dificultad de estimar la exposición a contaminantes ambientales debido a la amplia movilidad de los habitantes y la baja resolución de los datos, tanto espacial como temporalmente.
Este artículo es el primero en señalar una asociación entre mayores niveles de contaminación y desarrollo de enfermedades reumatológicas autoinmunes. Si bien es poco probable que la mayoría de nuestros pacientes pueda realizar cambios para minimizar su riesgo de exposición a contaminación ambiental, es un factor más que remarca la necesidad de adoptar medidas sustentables de manera generalizada. Los cambios dañinos causados por la contaminación ambiental tienen impacto en todos nosotros y constituyen un factor de riesgo poblacional que podría ser eliminado a largo plazo