LMás muertes que en los últimos 11 meses: "La tasa de letalidad desciende, pero en números absolutos el impacto es bestial"

Ángel Díaz
12/02/2022 Expertos avisan de que los datos reales serán aún mayores cuando se actualicen: "Hay que poner el foco en los fallecidos, todavía no tenemos una foto real de lo que está pasando". La mortalidad acumulada a 14 días por millón de habitantes se ha acercado a los 50 fallecimientos.

En los últimos siete días han fallecido en España al menos 762 personas por covid, a falta de que el dato se consolide y, con toda probabilidad, aumente significativamente. El viernes pasado, ese indicador marcaba 833. Son cifras que no veíamos desde los últimos días de febrero de 2021, según los informes diarios de Sanidad. Ni la cuarta ola ni la quinta llegaron a picos tan altos. Desde que la campaña de vacunación tomó impulso, a inicios de la primavera pasada, no se comunicaban tantos fallecimientos.

El dato de muertes semanales es especialmente importante para seguir la evolución de la epidemia porque, aunque no se notifican a tiempo todas las que se producen, se trata de defunciones cuya fecha conocemos. En cambio, los fallecimientos diarios que contamos normalmente los medios son los que se han añadido al cómputo global, y no necesariamente los que se han dado esa jornada. Algunos pueden corresponder a días, semanas o meses anteriores, mientras que otros aún no han sido notificados.

Evolución de la tas acumulada y la tasa de mortalidad acumulada (GRÁFICO: Juan C. Sánchez)
Los informes semanales del Instituto de Salud Carlos III, con datos menos actuales pero más consolidados, también reflejan la gravedad de la sexta ola: la mortalidad acumulada a 14 días por millón de habitantes se ha acercado a los 50 fallecimientos, claramente por encima de las dos olas anteriores, aunque muy por debajo de las cifras que se registraban antes de la vacunación: la tercera ola superó los 150 decesos por millón en 14 días, el triple que la actual. Y se sobrepasaron los 250 en la primavera de 2020.

Dos conclusiones están claras: las olas causaban muchas más muertes cuando no había vacunas; pero, desde que empezó a haberlas, la de este invierno ha sido la peor. Ahora hacen falta muchos más contagios para provocar un ingreso, y también más ingresos para que uno acabe en intensivos. Cada vez hay más probabilidad de sobrevivir al covid; y, sin embargo, aún mueren más de 100 al día en España. Como mínimo.

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En general, siempre acaba habiendo más decesos de los que se van conociendo en cada momento de máxima crisis, cuando el público presta más atención. La sexta ola está acusando especialmente este problema, con comunidades autónomas que comunican sólo una fracción de sus muertes diarias. Se irán actualizando, como ha pasado en olas anteriores, aunque esta vez parece que se está acumulando más trabajo que nunca. En consecuencia, también es más difícil hacer predicciones.

"Sabemos que hay cifras de fallecimientos mayores que en el último año, aproximadamente, cuando tuvo lugar la tercera ola, pero habría que ser muy prudentes, porque puede haber más retrasos", señala Jonay Ojeda, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas). Lo que no está tan claro es si hemos llegado ya al pico de la sexta ola, en cuanto al número de fallecimientos. "Puede ser que descensos francos en los contagios no se traduzcan en descensos de los otros parámetros", sopesa este experto. "Todavía es pronto para saberlo".

En el lado positivo, la tasa de letalidad -el número de muertes en relación a los contagios que se producen- está bajando con rapidez. De hecho, el dato para el conjunto de España para toda la pandemia ha bajado hasta un 0,9%, cuando al empezar este invierno era de 1,6%. "Eso habla a favor de que la nueva variante está teniendo un menor impacto, aunque, en números absolutos, el impacto sigue siendo bestial", aclara Ojeda. Hay otro aspecto que a menudo se olvida sobre esta sexta ola: delta ha seguido presente gran parte de la misma.

Balance de la sexta, quinta y cuarta ola (GRÁFICO: Juan C. Sánchez)
"Probablemente, los fallecimientos que tuvimos a finales del año pasado, principios de éste, estaban vinculados a pacientes que se habían contagiado con delta. La letalidad está bajando, y eso estaría a favor de que podría haber un descenso de los fallecimientos, pero no podemos asegurarlo, igual que no hemos podido asegurar otras tantas cosas", razona Ojeda. Es decir, podríamos no haber llegado aún al pico de muertes de la sexta ola.

Tampoco sabemos si la transmisión seguirá bajando hasta límites de control de la epidemia o se estancará antes. O si se mantendrán altos los niveles de hospitalización aunque se reduzca la incidencia. Y un último elemento de incertidumbre es que, al haber quedado saturado el sistema, el aumento de la mortalidad también se notará en todas las enfermedades a las que no es posible prestar la atención debida.

"Esta onda epidémica también se está caracterizando por una importante afectación en el abordaje de otras patologías no covid. Tenemos también que tener en cuenta todos los fallecimientos que se estén produciendo por la saturación del sistema. Después de tantos meses y tanta intensidad, los sistemas sanitarios no dan más de sí", lamenta Ojeda. La quinta ola llevó al límite a Atención Primaria, ahora colapsada más allá de cualquier límite razonable.

"La sexta ola ha tenido lugar cuando hemos tenido las menores medidas restrictivas, eso también condiciona. No es sólo la variante, nos contagiamos también por lo que hacemos. En la cuarta ola, lo que podíamos hacer seguía siendo muy poco", recuerda Ojeda, quien subraya: "Poner el foco sobre los fallecimientos es necesario. Hará falta más tiempo para tener una foto real de lo que está pasando".

¿Y el futuro? "Es difícil describir una tendencia. En esta onda epidémica los datos han tenido muchísimas limitaciones".