Un estilo de vida saludable se asocia con menos enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2, incluso en pacientes con cáncer

Rosalind Stefanac

5 de enero de 2022 Las enfermedades cardiometabólicas, definidas como enfermedades cardiovasculares o diabetes de tipo 2, son la principal comorbilidad en pacientes con cáncer. Sin embargo, una nueva investigación relaciona el estilo de vida saludable con la prevención de la aparición de cáncer y la reducción del riesgo de enfermedades cardiometabólicas en personas con cáncer previo.[1]

El estudio, realizado por Zhi Cao, M. Sc., de la School of Public Health de la Tianjin Medical University, en Tianjin, China, y sus colaboradores, demostró que un estilo de vida saludable mitiga significativamente el riesgo de padecer cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2 en una población sana y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2 en quienes han desarrollado cáncer o tienen antecedentes de cáncer.

"Estos resultados subrayan los beneficios de adoptar una combinación de prácticas de comportamiento saludable para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y complicaciones de la diabetes de tipo 2 en pacientes con y sin cáncer prevalente", concluyeron los investigadores.

Los resultados del estudio observacional basado en la población fueron publicados en JACC: CardioOncology.

"Creo que este estudio es único en el sentido de que en él se examina la interacción bidireccional entre cáncer y las enfermedades cardiovasculares", afirmó la Dra. Erin D. Michos, profesora asociada de medicina y epidemiología y directora asociada de cardiología preventiva del Ciccarone Center for the Prevention of Heart Disease de la Johns Hopkins University School of Medicine, en Baltimore, Estados Unidos, coautora de un editorial que acompaña al artículo.[2]

Si bien en estudios anteriores se ha examinado el riesgo de aparición de cáncer y enfermedades cardiovasculares asociados a factores relacionados con el estilo de vida, la Dra. Michos dijo que los investigadores fueron un paso más allá para examinar el riesgo de enfermedad cardiovascular en individuos a los que se había hecho un diagnóstico de cáncer con anterioridad o que tenían un antecedente de cáncer. "Incluso después de un diagnóstico de cáncer, seguir un estilo de vida saludable ofrece beneficios continuos", destacó.

Los investigadores analizaron el resultado de una vida sana en 432.000 personas de 40 a 70 años inscritas en el UK Biobank entre abril de 2006 y diciembre de 2010. En el estudio se evaluaron dos cohortes, que incluían a los que tenían cánceres nuevos y a los que tenían diagnósticos anteriores.

El índice de estilo de vida saludable se definió por cinco factores: no fumar, cumplir las pautas recomendadas de actividad física, seguir una dieta saludable, consumo moderado de alcohol y duración moderada de sueño.
Los investigadores descubrieron que cada incremento de un punto en el índice de estilo de vida saludable se asociaba a una reducción de 8% de nuevos casos de cáncer (hazard ratio [HR]: 0,92; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,91 a 0,93). En el transcurso de 15 años, 6,38% y 4,18% de estos pacientes con cáncer desarrollaron enfermedades cardiovasculares o diabetes de tipo 2, respectivamente. El estilo de vida saludable disminuyó el riesgo de transición de cáncer a enfermedades cardiovasculares o diabetes de tipo 2 con hazard ratio por incremento de un punto en el índice de estilo de vida saludable de 0,90 (IC 95%: 0,86 a 0,94) y 0,84 (IC 95%: 0,79 a 0,89), respectivamente.En los sobrevivientes de cáncer cada incremento de un punto en el índice de estilo de vida saludable se asoció con una disminución de 10% en el riesgo de enfermedades cardiovasculares (HR: 0,90; IC 95%: 0,87 a 0,93) y una reducción de 13% en la diabetes de tipo 2 (HR: 0,87; IC 95%: 0,83 a 0,91).

"Los autores analizaron una cohorte muy grande y bien establecida en el UK Biobank, que es un recurso realmente fenomenal", comentó el Dr. Stephen Juraschek, Ph. D., profesor asistente de la Harvard Medical School y director de investigación en el Hypertension Center del Beth Israel Deaconess Medical Center, en Boston, Estados Unidos. "Pero los resultados confirman en gran parte lo que sabemos sobre estas recomendaciones para un estilo de vida saludable".

Michos dicen que una limitación del estudio fue que las asociaciones con la salud indicadas no podrían atribuirse directamente a los factores de la puntuación en el índice de estilo de vida saludable. Por ejemplo, los que seguían un estilo de vida saludable podrían ser propensos a realizar ya otras conductas de búsqueda de salud, como acudir a un médico para someterse a exámenes preventivos, cumplir con el mantenimiento sistemático de la salud y tomar fármacos para prevención.

Añadió que otra debilidad fue la conexión con el consumo de alcohol como factor de estilo de vida saludable. "El alcohol es un factor de riesgo para muchos cánceres, incluso el consumo moderado…. y también es un factor de riesgo para fibrilación auricular. Su uso no está avalado como estrategia preventiva por la American Heart Association o la American Society of Clinical Oncology", señaló.

Los resultados del estudio también relacionaron un estilo de vida saludable con más riesgo de cáncer de próstata y melanoma, lo que, en opinión de los autores, se debió a la probabilidad de que un mayor número de pruebas de detección de cáncer de próstata dieron lugar a un diagnóstico y a una mayor exposición a los rayos ultravioleta en las actividades al aire libre.

Dado que los factores relativos al estilo de vida solo se obtuvieron al inicio, sin tener en cuenta los cambios en el transcurso del tiempo, los autores del estudio señalaron que en investigaciones futuras se debería "examinar el efecto de la trayectoria del estilo de vida sobre las enfermedades cardiovasculares y la diabetes de tipo 2 en pacientes con cáncer".
Con toda la evidencia existente en torno a los beneficios de un estilo de vida saludable, el Dr. Jurascheck señaló que la investigación futura debería centrarse en cómo extender las intervenciones más saludables a la población general.

"¿Cómo mejoramos las políticas para promover una alimentación más sana y opciones alimentarias más saludables en la cadena de suministro, o para garantizar que la gente sea menos sedentaria? ¿Qué podemos hacer culturalmente para promover este tipo de comportamientos?", añadió.

También se necesita más investigación para identificar tratamientos que mejoren los resultados en la salud cardiovascular y el cáncer, tal vez abordando específicamente la inflamación, que es una explicación mecanicista compartida para la coexistencia de las dos enfermedades, señaló la Dra. Michos. "Un estilo de vida saludable desempeña un papel crítico en la prevención de las dos enfermedades", concluyó.