Éstas son las ciudades españolas con más mortalidad por contaminación

Laura G. Ibañes
06/12/2021 Los médicos piden reducir los niveles de contaminación y ruido, retirar el amianto, medir el radón y crear espacios verdes: las ciudades nos están enfermando.

Hace ya años que la española María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), decía en este periódico que le gustaría escuchar a los pediatras riñendo en público a los alcaldes por el incremento de casos de asma en niños. “Con los niveles actuales de contaminación -vaticinaba- es ya muy probable que nuestros hijos vivan menos que nosotros”.
El grito desesperado de Neira parece haberse escuchado en forma de un nuevo movimiento de medicina verde, interdisciplinar y complejo, pero que ha llegado para quedarse.

María Neira (OMS): "Con el nivel actual de contaminación es muy probable que nuestros hijos vivan menos que nosotros"

Basta haber escuchado esta semana a la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) recomendando públicamente “consumir el agua y los productos que realmente se precisen, evitando el despilfarro y la contaminación que conlleva”, y “contribuir, tanto a nivel particular como familiar, a generar menos residuos contaminantes”, para entender que algo está cambiando: el nuevo paciente a tratar es el mundo.

Coincidiendo con la COP 26 -la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático-, y con variopintos anuncios ministeriales de un Plan de Salud y Medio Ambiente inminente, las últimas semanas han sido un goteo continuo de llamadas de atención de las sociedades médicas para frenar el incremento de la contaminación.

La contaminación causa ya más mortalidad cardiovascular que el colesterol, el sobrepeso o el sedentarismo

Entre ellas, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha inaugurado su congreso advirtiendo de que la contaminación no solo genera patología respiratoria, sino que el 50% de las muertes atribuibles a contaminación son muertes por patología cardiovascular. Y lo que es más: la contaminación causa ya más mortalidad cardiovascular que el colesterol alto, el sobrepeso o el sedentarismo. Así de rotundo.
“La evidencia de la asociación entre contaminación y enfermedad cardiovascular es ya tan sólida que hay que preguntarse si merece la pena seguir gastando esfuerzos en más estudios para demostrar lo que ya sabemos; lo que toca hacer ahora es actuar para reducir esa contaminación”, reflexiona el portavoz de Cardiología Ambiental de la SEC, Jorge Bañeras.

Ninguna gran ciudad española respeta los nuevos límites máximos de contaminación de la OMS

Una reducción de los niveles de contaminación que resulta urgente si se tiene en cuenta que, según el estudio que acaba de publicar ISGlobal, Europa podría evitar 114.000 muertes prematuras asociadas a contaminación solo con cumplir las nuevas directrices de calidad del aire que la OMS decidió endurecer el pasado mes de septiembre.

Casi el 100% de la población de las mil mayores ciudades europeas respira aire con niveles de contaminantes por encima de los fijados por la OMS como seguros. En el caso de las partículas en suspensión con un diámetro inferior a 2,5 micras (PM 2,5), las consideradas más peligrosas, las directivas europeas de obligado cumplimiento permiten hasta 25 microgramos por metro cúbico de aire, pero las guías de la OMS (que no son de obligado cumplimiento pero se basan en la evidencia más sólida disponible) establecían desde el año 2005 10 microgramos como máximo, que ahora han quedado rebajados a 5 microgramos.

Y, en el caso del dióxido de nitrógeno (NO2), el otro gran contaminante, tanto la UE como la OMS establecían 40 microgramos como máximo, que ahora en las recomendaciones de la OMS queda reducido a 10 microgramos de NO2.

Ranking de ciudades españolas con más mortalidad por contaminación
Con los nuevos niveles de contaminantes máximos fijados por la OMS, las ciudades españolas no quedan precisamente bien paradas: ninguna cumple y algunas como Madrid y Barcelona llegan incluso a cuadruplicar los límites considerados de seguridad.

El nuevo ranking presentado por ISGlobal concede, de hecho, al área metropolitana de Madrid el deshonor de encabezar la lista de las 1.000 ciudades europeas con mayor carga de mortalidad asociada a sus niveles de polución por NO2. Si la OMS recomienda 10 microgramos máximo de NO2, Mollet del Vallés, Madrid y Cataluña cuadruplican estos niveles, y Granollers, Valencia, Línea de la Concepción, Bilbao, Mataró, Algeciras y Zaragoza, los triplican. Ninguna de las 92 mayores ciudades de España cumple con los límites establecidos por la OMS.

Si lo que se observan son las partículas en suspensión PM2,5, las partículas más peligrosas para la salud, los resultados son igual de malos: Barcelona, Mollet del Vallés, Mataró, Lérida, Santander, Zaragoza, Línea de la Concepción, Tarragona o Murcia figuran entre las localidades que triplican los niveles máximos de seguridad y, de nuevo, ninguna urbe española cumpliría lo fijado por la OMS.

“El riesgo de mortalidad cardiovascular asociada a contaminación no es alto, pero al existir tanta población expuesta a esa contaminación, en muertes el impacto de la contaminación es muy alto”, explica Bañeras apelando a reducir los niveles de contaminación.

Jorge Bañeras (SEC): "La asociación contaminación-enfermedad cardiovascular muy sólida; lo que hay que hacer ahora es actuar"

Se estima que solo con cumplir las directrices de la OMS en dióxido de nitrógeno, Madrid podría evitar 1.966 muertes y Barcelona 1.554. Y, si se cumplieran los objetivos de PM2,5, Barcelona evitaría 2.215 muertes prematuras al año y Madrid 1.876, lo que da idea de lo que está en juego.

¿Una 'pastilla' contra la polución?
Ante esta situación de contaminación generalizada están surgiendo iniciativas para tratar la contaminación, como un gran ensayo clínico en Estados Unidos con quelantes que intentan eliminar el plomo y el cadmio en pacientes que han sufrido ya un infarto, evitando así reinfarto y mortalidad.
La sugerente y futurista idea de una pastilla que nos protegía contra la contaminación no hace perder a las sociedades científicas el foco: “Lo que hay que hacer es cambiar el paradigma; no consiste en tratar la enfermedad sino de evitar que surja. Lo que hay que hacer no es tratar los efectos de la contaminación sino eliminar la contaminación”, afirma Cristina Martínez, coordinadora de Medio Ambiente de la Sociedad Española de Neumología (Separ).

Cristina Martínez (SEPAR): "Sería bueno que cada vez más los neumólogos preguntaran a los pacientes sobre su exposición a contaminación"

Sí sería bueno, sin embargo, “que cada vez más los neumólogos preguntaran a los pacientes sobre su exposición a contaminación, sobre dónde viven, igual que se pregunta si fuman”, afirma la portavoz de Separ, en tanto que disponer de esa información en las historias de los pacientes puede ayudar a tomar decisiones conociendo el riesgo real.

El problema de las ciudades que matan está con todo lejos de ser exclusivamente una cuestión de polución. “Cada vez más tendemos a hablar del exposoma, del conjunto de factores ambientales” y de exposición a los que se somete una persona a lo largo de su vida y que afectan a su salud, calidad y esperanza de vida. “Y cada vez más estudiamos esos factores juntos y no en investigaciones estancas porque están muy relacionados”, explica Mireia Gascón, investigadora del ISGlobal.

Mireia Gascón (ISGlobal): "Calidad del aire, ruido, espacios verdes y temperatura están afectando cada vez más a la salud"

En su opinión, los fundamentales son “la calidad del aire, por supuesto; el ruido, que se calcula que en Europa produce 72.000 hospitalizaciones y 16.000 muertes al año, y los espacios verdes, porque se sabe que los espacios verdes contribuyen de forma importante a que una ciudad sea más saludable, reducen los niveles de estrés, fomentan la actividad física reduciendo la obesidad e influyen también en la temperatura”.

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Esa temperatura es también otro de los factores que más peso están ganando en la investigación sobre ciudades saludables, “porque hay hasta 12 grados de diferencia por las noches entre las ciudades y las zonas rurales o las que tienen grandes espacios verdes o el mar cerca, y eso es muy relevante de cara al cambio climático y a las olas de calor; la mortalidad en olas de calor es siempre menor en las zonas con mar o zonas verdes”, detalla Gascón.

Y en eso las ciudades españolas tampoco tienen mucho de lo que presumir: el ranking de ISGlobal muestra, por ejemplo, que el 97% de los ciudadanos de Cádiz, el 80% de los de Barcelona, Algeciras o Tenerife y más del 70% de los de Sevilla, Alcalá, Torrejón o Las Palmas viven en zonas con porcentajes de zonas verdes y vegetación por debajo de las recomendaciones internacionales.

“El problema de la contaminación hay que enfocarlo de otro modo: no se trata tanto de cambiar unos coches contaminantes por otros como de sustituir los coches por modelos de ciudades que faciliten la movilidad activa: caminando, en bicicleta, en transporte público, porque también es importante el factor de la actividad física”, explica Gascón apoyando la idea de un urbanismo que dé prioridad a las zonas verdes.

Más obesidad y diabetes en barrios sin zonas deportivas
Poniendo cifras a esta necesidad de espacios verdes y deportivos, Manuel Franco, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), saca a relucir la investigación que acaba de publicar en la revista Diabetologia sobre la ciudad de Madrid: en los barrios donde hay menos disponibilidad de instalaciones deportivas los casos de obesidad son un 22% superiores y los de diabetes tipo 2 un 38% mayores.

Si queremos hablar de verdad de salud urbana debemos entender que hemos creado ciudades en las que la vivienda, el transporte, los sistemas educativos y los sistemas sanitarios no están repartidos por igual sino de forma desigual. Y eso se traduce en desigualdades en salud con diferencias en esperanza de vida de hasta 10 años, por ejemplo, entre diferentes barrios de Madrid”, explica Franco.

Manuel Franco: "La probabilidad de enfermar y morir por covid en barrios pobres ha sido del triple que en los ricos"

“La covid, sin ir más lejos, nos ha mostrado que es una falacia eso de que los virus no entienden de clases sociales. La probabilidad de enfermar y de morir por covid en los barrios más pobres ha sido del triple que en los ricos: tipo de viviendas, tipo de trabajos, tipo de transportes… todo influye”, sentencia Franco.

A estos problemas generalizados de las grandes urbes se suman otros de “localidades muy concretas e incluso de edificios particulares”. Laura Mezquita, oncóloga del Hospital Clinic e investigadora del Idibaps, se refiere a los cánceres relacionados con carcinógenos conocidos como el radón o el amianto pero sobre los que los gobernantes no terminan de actuar con suficiente contundencia.

La portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom) para esta cuestión explica que “se considera que la contaminación es, tras el tabaco, la segunda causa de cáncer de pulmón, pero eso se debe a que se valoran los datos de países como China o India. En nuestro país la segunda causa de ese cáncer de pulmón es el radón y se atribuyen un 4% de las muertes por cáncer de pulmón a él, pero en algunas zonas, como Zamora o Galicia, las cifras crecen mucho más”. Mezquita se sorprende de que con estas cifras y después de tantos años “nadie use un detector de exposición al radón en sus casas para saber si tiene riesgo, que cuesta solo 50 euros”.

Laura Mezquita (SEOM): "Hace falta una ley integral para retirar todo el amianto y sorprende que nadie use todavía detectores de exposición al radón en sus casas"

Mirando a los gobernantes más que a los ciudadanos se refiere al hablar del amianto “porque no es un problema solo de los que trabajaron en una fábrica de uralita”. Según explica, “se prohibió hace 20 años pero no se obligó a retirarlo de los edificios donde ya estaba instalado, que es lo que habría que hacer, y se ha visto que quienes viven cerca de fábricas de uralita, aunque no trabajaran allí, o cerca de edificios demolidos que tenían amianto, se están viendo afectados por cánceres que se ha reconocido que están asociados al amianto, como el de pleura, pulmón, laringe y ovario”.

Recuerda el caso del periodista José María Íñigo, al que la justicia reconoció tras su muerte que el cáncer que había sufrido se debía al amianto con el que estaba recubierto el estudio de grabación que utilizó durante años: “Demuestra que hay que retirar de las ciudades el amianto que ya está instalado, y para eso hace falta una ley integral del amianto”, concluye.

Entre tanto, habrá que confiar en el nuevo Plan de Salud y Medio Ambiente, que será presentado en breve el Gobierno y que, por primera vez, asume que la salud de los ciudadanos depende ya de curar antes al planeta.