Beber unos 2 litros de agua diarios puede reducir el riesgo de insuficiencia cardíaca

Sonia Moreno
24/08/2021 La prevención de la enfermedad cardíaca puede empezar con algo tan sencillo como hidratarse bien, según confirman las últimas evidencias científicas. 
Las recomendaciones sobre la ingesta diaria de líquidos varían de 1,6 a 2,1 litros para las mujeres y de 2 a 3 litros para los hombres.

Una adecuada hidratación a lo largo de la vida podría reducir el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca, según un estudio que se presenta en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC 2021), que arranca telemáticamente, el próximo viernes. Y no sería la única medida al alcance de todos: el ejercicio físico también se confirma como un beneficioso aliado, incluso entre los que han sufrido ya una enfermedad cardíaca.

En lo que atañe a la hidratación, el trabajo encabezado por Natalia Dmitrieva, del Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre, uno de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) estadounidenses, con sede en Bethesda, revela que beber agua en cantidades adecuadas “puede prevenir o al menos enlentecer los cambios dentro del corazón que conducen a la insuficiencia cardíaca".

"Debemos prestar atención a la cantidad de líquido que consumimos todos los días y tomar medidas si descubrimos que bebemos muy poco", afirma la investigadora.

Recomendaciones de ingesta de líquidos
Las recomendaciones sobre la ingesta diaria de líquidos varían de 1,6 a 2,1 litros para las mujeres y de 2 a 3 litros para los hombres. Sin embargo, encuestas mundiales han demostrado que muchas personas ni siquiera alcanzan los límites inferiores de estos rangos.

El sodio sérico es una medida del estado de hidratación: cuando las personas beben menos líquido, la concentración de sodio sérico aumenta, y entonces, el cuerpo intenta conservar agua, activando procesos que se sabe que contribuyen al desarrollo de la insuficiencia cardíaca.

En este nuevo estudio que se expone en el congreso, se examinó si la concentración sérica de sodio en la mediana edad, como una medida de los hábitos de hidratación, predice el desarrollo de insuficiencia cardíaca una vez han transcurrido 25 años. Los investigadores examinaron también la conexión entre hidratación e hipertrofia ventricular izquierda, un factor que predice la insuficiencia cardíaca.

El análisis se realizó en 15.792 adultos en el estudio Riesgo de aterosclerosis en las comunidades (ARIC, según sus siglas en inglés). Los participantes tenían entre 44 y 66 años en el momento del reclutamiento y fueron evaluados en cinco visitas hasta los 70 a 90 años.

Se dividieron en cuatro grupos atendiendo a su concentración promedia de sodio sérico en las visitas realizadas por el estudio en los primeros tres años: 135-139,5; 140-141,5; 142-143,5 y 144-146 mmol/l.

Para cada grupo, analizaron la proporción de personas que desarrollaron insuficiencia cardíaca e hipertrofia ventricular izquierda en la visita que se realizó 25 años más tarde.

El Consejo General de COF lanza el 'Manual de Hidratación desde la Farmacia Comunitaria 2021'
Los mayores ingieren hasta un 40% menos del agua que necesitan
Se desconocen las consecuencias de una ingesta inadecuada de agua
La presencia de una mayor concentración de sodio sérico se asoció con más insuficiencia cardíaca e hipertrofia ventricular izquierda al cabo del tiempo, incluso tras ajustar otros factores relacionados, tales como la edad, presión arterial, función renal, colesterol en sangre, glucosa en sangre, índice de masa corporal, sexo y tabaquismo.

¿Un nuevo factor de riesgo?
Cada aumento de 1 mmol/l en la concentración de sodio resultó en un crecimiento de 1,2 y 1,1 en las probabilidades de desarrollar hipertrofia ventricular izquierda e insuficiencia cardíaca, respectivamente, al cabo de 25 años. Los riesgos de hipertrofia ventricular izquierda e insuficiencia cardíaca entre los 70 y 90 años comenzaron a aumentar cuando el sodio sérico excedía los 142 mmol/l en la mediana edad.

“Nuestro hallazgo […] puede ayudar a identificar a las personas que podrían beneficiarse de una evaluación de su nivel de hidratación. Este nivel de sodio está dentro del rango normal y no se etiquetaría como anormal en los resultados de las pruebas de laboratorio, pero los médicos podrían usarlo durante los exámenes físicos regulares para identificar a las personas cuya ingesta habitual de líquidos debe evaluarse”, afirma Dmitrieva.

Ejercicio cardiovascular
Nunca es tarde para la actividad física
Pero beber agua en la cantidad suficiente no es lo único que se puede hacer en pro de la salud cardiovascular. También en el congreso ESC 2021 se presentan nuevas evidencias que avalan las bondades del ejercicio físico con tal fin. Tras estudiar a más de 30.000 pacientes cardíacos, quedan patentes las ventajas de mantenerse físicamente activos, independientemente de sus hábitos anteriores.

"Estos hallazgos alentadores resaltan cómo los pacientes con enfermedad coronaria pueden beneficiarse al preservar o adoptar un estilo de vida físicamente activo", destaca la autora del estudio, Nathalia Gonzalez, de la Universidad de Berna, en Suiza.

El metanálisis incluyó a 33.576 pacientes con enfermedad coronaria de nueve cohortes. La edad media fue de 62,5 años y el 34% eran mujeres. La mediana de seguimiento fue de 7,2 años. La actividad se evaluó al inicio del estudio y los participantes se clasificaron como activos (al menos 150 minutos a la semana de intensidad moderada, o 75 minutos a la semana de actividad vigorosa, o una combinación) o como inactivos.

Los pacientes se dividieron en cuatro grupos según su estado de actividad al inicio del estudio y durante el seguimiento: inactivos a lo largo del tiempo, activos a lo largo del tiempo, mayor actividad a lo largo del tiempo y disminución de la actividad a lo largo del tiempo.

Tras enfermedad cardíaca, también hay beneficio
En comparación con los que estuvieron inactivos a lo largo del tiempo, el riesgo de muerte por cualquier causa fue un 50% menor en aquellos que estuvieron activos a lo largo del tiempo; un 45% menor en aquellos que estuvieron inactivos pero se volvieron activos, y un 20% menor en los que habían estado activos, pero se volvieron inactivos. Estos resultados fueron similares al mirar específicamente el fallecimiento por enfermedad cardiovascular.

El efecto del ejercicio físico sobre la salud es mayor de lo que se pensaba
Dejar de hacer ejercicio iguala el riesgo de mortalidad cardiovascular al que tienen los sedentarios
El ejercicio aumenta en ocho veces la supervivencia en pacientes covid
“Continuar con un estilo de vida activo a lo largo de los años se asocia con mayor longevidad. Sin embargo, los pacientes con enfermedades cardíacas pueden superar años de inactividad anteriores y obtener beneficios de supervivencia al hacer ejercicio más adelante en la vida. Por otro lado, los beneficios de la actividad pueden debilitarse o incluso perderse si no se mantiene la actividad”, concluye Gonzalez.

Más allá de los antecedentes familiares
Ambos estudios concuerdan en el peso que los hábitos saludables tienen sobre la salud cardiovascular, y que se refleja también en otro trabajo sobre jóvenes víctimas de infartos. Como era de esperar, hay más probabilidades de que estos ataques se produzcan entre fumadores, obesos, hipertensos o diabéticos, independientemente de sus antecedentes familiares, según concluye una investigación que también ve la luz en el congreso ESC 2021.

El estudio, que analizó un registro con 522 pacientes y otros 1.191 controles, muestra que si bien los antecedentes de un ataque cardíaco prematuro entre los padres se relacionan con la aparición de eventos cardíacos a una edad temprana, no es el único factor que predispone a ello.

“Los hallazgos subrayan la importancia de prevenir el tabaquismo y el sobrepeso en niños y adolescentes para reducir la probabilidad de enfermedades cardíacas más adelante en la vida”, dice el autor del estudio Harm Wienbergen del Instituto de Bremen para la Investigación del Corazón y la Circulación, en Alemania.