En España se estiman cada año 1.300 muertes por calor

Andrea Jiménez

8 de julio de 2021 De acuerdo con la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el primer jueves de julio de 2021 llegará con una nueva escalada de calor veraniego.

Excepto en las zonas litorales y gran parte de Canarias, las temperaturas serán más altas de lo normal en toda España y a los telediarios ya han vuelto los avisos por calor extremo, un fenómeno que tiende a infravalorarse teniendo en cuenta que la exposición humana a temperaturas muy elevadas puede tener consecuencias letales.

"Se estima que en nuestro país se dan 1.300 muertes cada año debido al calor", afirmó Julio Díaz, responsable de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto Carlos III (ISCIII), para Univadis España. "Aunque ya tuvimos algunas olas de calor en 1991 y 1995, no se empezó a tomar conciencia hasta el 2003, cuando a principios de agosto acabamos con una mortalidad de 70.000 personas en Europa. En España dejó hasta 6.660 muertes atribuibles al calor en poco más de 10 días", añade el experto.[1]

A fin de evitar episodios como los ocurridos durante ese fatal año, en 2004 se inició el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas Sobre la Salud, del que Díaz es responsable: "Su objetivo de reducir los efectos potenciales y enfermedades asociados a las olas de calor durante el periodo estival y a lo largo de los últimos años ha ido incluyendo mejoras". Una de ellas es el modelo MoMoTemp, una herramienta que acaba de implementar el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del ISCIII y que proporcionará alertas de exceso de mortalidad asociada a un exceso o un defecto de temperaturas.

MoMoTemp supone una evolución mejorada de MoMoCalor, que se creó en el 2018. La novedad que añade la actualización de la herramienta incluye la estimación de alertas de exceso de mortalidad tanto para calor como para frío. Además, este es un modelo enfocado a la predicción, es decir, a la generación de alertas de exceso de mortalidad atribuibles al exceso o defecto de temperaturas, no a la estimación de número de excesos de defunciones, como hacía la primera herramienta.

"MoMoTemp prevé el incremento de mortalidad basándose en nuestros umbrales de calor, conociendo a qué temperatura empieza aumenta la mortalidad por cada grado que aumenta la temperatura", explica el investigador, quien aclara que "esos datos obtenidos de MoMoTemp contribuyen a las estadísticas que integra el Plan Nacional del Ministerio de Sanidad".

Los pacientes con enfermedades respiratorias es uno de los grupos más vulnerables al calor
Generalmente, un individuo sano tolera una variación de su temperatura interna de aproximadamente 3 °C sin que su organismo se vea alterado de forma importante. A partir de 37 °C se produce una reacción fisiológica de defensa. "Los grupos más vulnerables son los lactantes, los niños menores de cinco años y la gente de edad avanzada", explicó Clara Hernando, geriatra del Hospital Central de la Cruz Roja de Madrid a Univadis España."Debido a la edad, los ancianos cuentan con numerosas glándulas sudoríparas fibrosadas y su capacidad de vasodilatación capilar se encuentra disminuida. Esto hace que desarrollen una termólisis reducida, que también ocurre en pacientes con diabetes y con enfermedades neurodegenerativas. Otro grupo vulnerable lo forman aquellos con patologías cardiovasculares, neurológicas, renales y respiratorias. No olvidemos, además, que existen medicamentos que producen deshidratación", puntualizó Hernando.

En el 2020, un estudio del Salud Global de Barcelona (ISGlobal), señalaba que las muertes por afecciones respiratorias atribuidas a las temperaturas habían pasado de producirse de manera mayoritaria durante los periodos más fríos del año a hacerlo en las épocas más calurosas.[2]

Los síntomas del agotamiento por calor
Entre las consecuencias más comunes que provocan las altas temperaturas destacan las enfermedades gastrointestinales causadas por bacterias, parásitos o virus, el sarpullido por sudor excesivo, los calambres y desmayos, así como el agotamiento. "Una fuerte insolación puede provocar pérdida de conocimiento y hasta un coma", manifiesta la geriatra.

Tras la exposición a altas temperaturas el cuerpo pierde agua y sal, produciendo agotamiento y hasta deshidratación. Este agotamiento se manifiesta con síntomas como dolores de cabeza, náuseas, calambres musculares, debilidad y sensación de desmayo o mareos. "Es importante aclarar que la mayoría de muertes no se dan directamente por el golpe de calor, sino por agravamiento de otras patologías", comentó Díaz. De esas 6.660 muertes atribuibles al calor en el 2003, solo 140 fueron por golpe directo, menos del 2%.

Como explica Hernando a Univadis España, para protegerse del calor "es fundamental mantenerse hidratado y lo más fresco posible. Debemos beber más líquidos sin esperar a tener sed. Beber sobre todo agua. Y ¡por supuesto, evitar salir de casa durante las horas centrales del día!". También se recomienda mantener los alimentos en el frigorífico y vigilar siempre las medidas higiénicas de conservación. "Hay que evitar comidas pesadas y reducir la actividad física. También usar ropa de tejidos naturales, ligera y holgada, de muy ligera", incide la experta.

Adaptarse al calor para disminuir el número de muertes
Los factores socioeconómicos, demográficos y culturales influyen en la mortalidad por calor. "En Madrid, por ejemplo, varía según distritos. Cuanto más anciano, menos nivel de renta, la cifra se eleva. También hay que considerar aquellos aspectos como tener aire acondicionado en casa o dinero para encenderlo. ¡La pobreza energética no solo afecta al frío!", dijo Díaz.

Para el investigador se necesitan planes integrados que den respuesta a los distintos problemas de forma global. "En España sabemos que cuando se produce una ola de calor muchas veces es por el polvo del Sahara. Además del calor, provoca sequías, partículas en el aire. Y necesitamos estar preparados para ello. Por otro lado, sabemos que, si no se ponen en marcha medidas de adaptación y mitigación del calentamiento global, el cambio climático aumentará la mortalidad por olas de calor en el planeta", comentó Díaz, quien lleva más de dos décadas dedicado a estudiar el impacto del medio ambiente en la salud.Según un estudio elaborado por 39 científicos de instituciones de 17 países en un artículo publicado en PLOS Medicine, las muertes por temperaturas extremas podrían triplicarse en España entre 2031 y 2080.[3]

"En los últimos 30 años la temperatura ha subido a un ritmo 0,5 °C por década, mientras que la temperatura de mortalidad mínima ha aumentado a un ritmo medio de 0,6 °C. Esto quiere decir que, al tiempo que la temperatura de las olas de calor está subiendo, nos estamos adaptando fisiológicamente a ella". Que la mínima temperatura de mortalidad esté subiendo significa que cada vez hace falta más calor para provocar la muerte. Y esto es, según el físico, gracias a las mejoras socioeconómicas en infraestructuras, los cambios de hábitos y la educación ambiental.

"Las conclusiones del estudio anunciaban que, en el peor de los escenarios, si no nos adaptamos podríamos pasar de las 1.300 muertes actuales hasta las 12.000. No hay duda de que las olas serán cada vez más intensas y de mayor duración. El objetivo es que tengan menos efecto en la salud", puntualizó Díaz y dijo que educar a la gente educación ambiental ha sido clave para cuidarnos. "En España la mortalidad por exceso de calor ha bajado de un 14% al 1% en una década.[4] Yo jamás vi a mi padre en pantalón corto, y ahora en verano veo a la gente mayor salir así, con su botella de agua, a las horas de más fresco. Hay que hacer entender a la sociedad y repetirlo: o te aclimatas o ¡te aclimueres!"