Dieta de alimento chatarra occidental se vincula a alteración en la función testicular

Dana Najjar

4 de julio de 2019 Una dieta a base de alimento chatarra occidental, rica en carnes procesadas y rojas, granos refinados, papas fritas y dulces, se asocia a una menor cifra de espermatozoides y a alteración general de la función testicular, de acuerdo con una sesión presentada en el Congreso Anual de la European Society for Human Reproduction and Embryology, celebrado en Viena.[1]

 

La sesión se basó en un estudio no publicado, realizado por investigadores estadounidenses, holandeses y daneses, que también encontraron que una dieta rica en pescado, pollo, vegetales, fruta y agua conlleva mejor función testicular.

Los hallazgos se suman al conjunto creciente de investigaciones en los últimos 50 años que analizan la disminución en las cifras de espermatozoides e identifican el estilo de vida y la dieta como posibles factores determinantes de la calidad del semen.

"Las cifras de espermatozoides han estado disminuyendo en los países occidentales en las últimas décadas, y es crucial determinar los factores de riesgo implícitos", escribieron los autores en el resumen del estudio. "Una disminución de la calidad de la dieta ha coincidido con la reducción en la cifra de espermatozoides".

Los autores analizaron datos obtenidos durante un periodo de 9 años de casi 3.000 hombres daneses. Se registró dieta de los hombres, calidad del semen, concentraciones de hormona y estilos de vida durante un examen médico realizado antes del servicio militar obligatorio.

Luego, los potenciales reclutas se clasificaron en cuatro grupos diferentes: el patrón "occidental", que consiste principalmente en alimento chatarra y bocadillos; el patrón "prudente", que consiste en pescado, pollo y producto fresco; el patrón escandinavo o Smørrebrød, caracterizado por carnes frías procesadas, granos enteros y productos lácteos; y el patrón "vegetariano. De estos cuatro grupos, los hombres que se apegaban al patrón "prudente" por lo general tuvieron cifras de espermatozoides más altas, menores valores de estradiol (p = 0,001 para la tendencia) y mayores concentraciones de globulina fijadora de hormona sexual (p = 0,04 para la tendencia).

Los hombres cuyas dietas seguían el patrón "occidental" tuvieron niveles más altos de inhibina-B (p = 0,006 para la tendencia) y concentraciones de testosterona libre más altas (p < 0,0001 para la tendencia).

Los autores señalaron que no se puede inferir nada más allá de una correlación con base en los resultados debido a las características del estudio. "Este fue un estudio transversal, lo que limita nuestra capacidad para determinar causalidad", escribieron.


"Esta es una charla importante, pues sabemos que la salud reproductiva del hombre está disminuyendo año con año", señaló Albert Salas-Huetos, Ph. D., becario posdoctoral en urología y andrología en la University of Utah, en Salt Lake City, Estados Unidos. "Los metanálisis más recientes indican que en los últimos 50 años esta disminución ha sido de casi 40% en la cifra de y en la concentración de espermatozoides".

El estudio es el primero de su clase en incluir una cohorte tan numerosa de hombres sanos, de acuerdo con Salas-Huetos, quien fue parte de un equipo que realizó el primer análisis sistemático de estudios observacionales de dieta y salud del semen en 2017.[2] El análisis reveló que las dietas ricas en determinados nutrientes y antioxidantes y bajas en ácidos grasos saturados y trans se relacionaban positivamente con parámetros de alta calidad del semen. Lo mismo es aplicable a dietas ricas en pescado, mariscos, pollo, cereales, vegetales, frutas y productos lácteos bajos en grasa. Dietas ricas en carne procesada, soya, alcohol y azúcar se relacionaron positivamente con parámetros de baja calidad del semen. También encontraron que un alta ingesta de alcohol, cafeína y carnes rojas y procesadas influía negativamente en las tasas de fecundación.

En otro análisis de 2017, que incluyó 23 estudios observacionales sobre la relación entre hábitos alimentarios y calidad del semen, se llegó a las mismas conclusiones.[3]

Una posible explicación de estos hallazgos es la fuerte correlación entre los altos valores de especies reactivas del oxígeno y los mayores grados de daño al ADN del espermatozoide, así como una disminución en la motilidad de los espermatozoides. Los antioxidantes y algunos nutrientes contenidos en alimentos sanos pueden regular estos niveles de especies reactivas del oxígeno, de acuerdo con Salas-Huetos. Además, dijo que el consumo de fibra puede reducir las concentraciones plasmáticas de estrógeno: "Altos niveles de estrógeno pueden alterar la homeostasis endocrina, que es esencial para la espermatogénesis normal".

"Cada vez son más convincentes los datos indicativos de que el estilo de vida en general tiene una repercusión en la función reproductiva del hombre", añadió el Dr. Natan Bar Chama, director de medicina reproductiva masculina y reproductiva del Mount Sinai, en Nueva York, Estados Unidos. Este estudio es "una contribución importante para reforzar el concepto de que la dieta y la salud y el estilo de vida están afectando nuestra salud reproductiva".

El Dr. Bar Chama señaló que además de afectar la función testicular, el estilo de vida también tiene un efecto sobre la epigenética, y puede tener efectos a largo plazo sobre el ADN del espermatozoide.

"La implicación no es solo que puede ser más difícil concebir, sino que estamos poniendo en riesgo a nuestros niños. La salud reproductora es un indicador de la salud en general y debería considerarse con seriedad, no solo para la propia salud y la capacidad de concebir, sino potencialmente para la salud de los hijos", finalizó.