Vitamina D: ineficaz en cáncer y enfermedad cardiovascular

Dr. José Gotés Palazuelos

6 de febrero de 2019 La vitamina D es una de las hormonas que mayor interés científico ha recibido en los últimos 10 años. En la actualidad se conoce su efecto benéfico sobre la salud ósea, sin embargo, dada la extensa distribución del receptor de la vitamina D en el organismo, se ha investigado si esta podría participar en distintos estados patológicos, como cáncer o enfermedad cardiovascular.

 

En efecto, existen algunos estudios epidemiológicos que sugieren que a mayor exposición solar existe menor incidencia de algunos cánceres. Asimismo, algunos estudios han notado una asociación inversa entre los niveles de vitamina D, 25-hidroxivitamina D y el riesgo de cáncer. Incluso, la deficiencia de vitamina D se ha relacionado a la aparición de adenoma colorrectal.

Se han teorizado diferentes mecanismos para el efecto antineoplásico de la vitamina D. El primero de ellos es que calcitriol, la forma activa de la vitamina D (1-25-dihidroxivitamina D), genera reducción en la proliferación de las células malignas y aumento de la apoptosis, pero esto se ha observado en estudios experimentales, sin que hasta el momento se tenga evidencia de que suceda en estudios animales.

También en algunos modelos murinos se ha mostrado una reducción en angiogénesis de células malignas (provenientes de próstata y pulmón) y en la generación de proteínas esenciales que facilitan la invasión tisular. Por último, se ha pensado que calcitriol posee propiedades antiinflamatorias, por la posible reducción de citocinas, contribuyendo a su efecto antineoplásico.

Por otro lado, existen datos epidemiológicos y de estudios experimentales que sugieren que niveles adecuados de vitamina D pudieran ejercer un efecto protector sobre la aparición de enfermedad cardiovascular.

Se piensa que esto podría relacionarse a mecanismos antiinflamatorios y antiproliferativos en células vasculares (endoteliales y músculo liso) que reducirían la aparición de aterosclerosis.

Algunos estudios observacionales han notado una asociación inversa entre los niveles de 25-hidroxivitamina D y eventos cardiovasculares, en especial en aquellos sujetos que presentaban niveles de 20 ng/ml a 30 ng/ml (adecuados) de 25-hidroxitamina D. En contraparte, estudios clínicos controlados donde se ha administrado suplementación con vitamina D han mostrado resultados inconsistentes o negativos en relación al beneficio sobre la enfermedad cardiovascular.

Además, hay dos aspectos que dificultan la evaluación de la asociación entre vitamina D y enfermedad cardiovascular:

a) existencia de factores confusores, como obesidad, actividad física y estado nutricio, y

b) diseño de los estudios clínicos, que usualmente han carecido del poder suficiente para detectar diferencias, poseen desenlaces poco claros o son de corta duración.

Prevención primaria con suplementos
Por lo anterior, el Dr. Manson y sus colaboradores trataron de determinar el efecto de la vitamina D y los ácidos grasos omega-3 en la prevención primaria de cáncer y enfermedad cardiovascular, como parte del estudio clínico aleatorizado controlado VITAL, donde se suplementó a adultos mayores de 50 años sin historia de cáncer o enfermedad cardiovascular con 2.000 UI de vitamina D (colecalciferol) y 1 g de ácidos grasos omega-3.Se aleatorizaron 25.871 personas, de las cuales 12.297 recibieron vitamina D, y 12.944 placebo. Las características basales de los pacientes estuvieron balanceadas, con una relación hombre:mujer 1:1, edad media de 67 años, con predominio de población caucásica, índice de masa corporal 28 y nivel promedio de 25-hidroxivitamina D en 30 ng/ml.

El poder del estudio es alto, la dosis usada de vitamina D es adecuada y la media de nivel de vitamina D se mantuvo en el rango deseado de 30 ng/ml.
No se observaron diferencias significativas en el número de pacientes con diabetes, hipertensión, tabaquismo o uso concomitante de hipolipemiantes. En un seguimiento medio de 5,3 años no se observaron diferencias en la incidencia de aparición de cáncer entre los grupos (razón de riesgo [RR]: 0,96; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,88 - 1,06; p = 0,47) ni en los eventos cardiovasculares (RR: 0,97; IC 95%: 0,85 - 1,12; p = 0,69).

Se analizaron diferencias entre los grupos, en relación a la incidencia de neoplasias como cáncer de mama, próstata y colon, así como de diversos desenlaces cardiovasculares como infarto de miocardio, evento vascular cerebral isquémico o muerte por causa cardiovascular, y tampoco se encontraron diferencias.

Punto de vista
Como podemos ver, este es un trabajo con resultados negativos, que refuerza las recomendaciones de diversas agencias acerca de no suplementar con vitamina D como prevención primaria para eventos cardiovasculares o neoplasias.

Hay que considerar que el poder del estudio es alto, la dosis usada de vitamina D es adecuada, y la media de nivel de vitamina D se mantuvo en el rango deseado de 30 ng/ml, por lo que muchas de las inconsistencias de los estudios observacionales pueden aclararse con el diseño de VITAL y establecerse con certeza de que no existe beneficio en la suplementación con vitamina D para prevención de eventos cardiovasculares o cáncer.

Por tanto, es prudente considerar que este estudio amplía la información existente (o llena un vacío, si se quiere ver de esa manera) y es evidencia para no utilizar la estrategia de suplementación con vitamina D para prevención primaria. Es posible que así como en este estudio, más adelante se revelen los resultados de otros trabajos en diversos desenlaces donde tampoco se note beneficio con el uso de vitamina D. En la actualidad, la evidencia científica disponible indica que el uso de la vitamina D posee un espacio en la salud ósea, pero no en otros campos.

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