La biología subyacente a las enfermedades "psicosomáticas"


Dr. Bret S. Stetka; Dr. Peter L. Strick, PhD
01 de noviembre de 2016  El neurocientífico de la Universidad de Pittsburgh, el Dr. Peter L. Strick, PhD, y sus colaboradores, recientemente publicaron un estudio [1] en Proceedings of the National Academy of Sciences que rastrea los circuitos neurales que conectan diversas áreas motoras y afectivas del cerebro con la médula suprarrenal y posiblemente otros órganos.

El Dr. Strick considera que los hallazgos podrían ayudar a explicar cómo se originan los trastornos "psicosomáticos" y recomienda dianas de tratamiento para diversos trastornos. Medscape recientemente habló con el Dr. Strick en torno a esta investigación.

Medscape: ¿Puede proporcionarnos algunos antecedentes sobre su nuevo estudio en que se rastrea el vínculo entre el cerebro y la médula suprarrenal?

Dr. Strick: Desarrollamos una técnica que utiliza virus como rastreadores para revelar las redes neurales en simios. En el pasado, hemos utilizado esta técnica para estudiar conexiones en el sistema motor, por ejemplo, que definen las zonas motoras corticales y cómo se conectan con diferentes músculos. Sin embargo, anteriormente nos hemos visto limitados a transportar los rastreadores entre sólo dos o tres neuronas. En este nuevo estudio, logramos satisfactoriamente que el virus pase a través de una cadena de cuatro a seis neuronas conectadas.

Antes se pensaba que una o tal vez dos zonas corticales podrían intervenir en el control de los órganos. Así que nos sorprendió ver las diferentes regiones que intervenían: ubicaciones que incluían zonas corticales que participan en el control motor y la cognición y el afecto de orden superior.

Desde una amplia perspectiva, está claro que podemos utilizar esta herramienta para analizar cómo la corteza cerebral afecta a cuestiones como la función digestiva y la función inmunitaria y tienen influencias cognitivas, por ejemplo, en hipertensión, diabetes y la respuesta al estrés físico. Los hallazgos fueron interesantes, no sólo por lo que descubrimos, sino también por el potencial de utilizar este enfoque en un futuro para analizar otras interacciones de mente y cerebro.

Medscape: ¿Qué virus utilizaron como rastreador?

Dr. Strick: Utilizamos una cepa del virus de la rabia que es captado por la sinapsis y transportado de nuevo a los cuerpos celulares de las neuronas. Es un virus vivo que se reproduce en los cuerpos celulares y luego de nuevo tiene la propiedad singular de atravesar la sinapsis, de desplazarse a través de la sinapsis para marcar en forma secuencial neuronas en una cadena de conexiones.

Otro motivo por el cual es un rastreador maravilloso es que el sistema nervioso continúa viéndose impecable; no hay daño celular evidente en las neuronas infectadas.

Algunos investigadores han dicho que si se analizan seis sinapsis en el cerebro, podría llegar a donde sea (como el juego "Seis Grados de Kevin Bacon"), y que los datos serían muy interpretables. Pero no es así. Las conexiones y redes del cerebro son muy específicas, según lo demostró nuestro estudio.

Medscape: ¿Qué otras conexiones entre el cerebro y el cuerpo está estudiando en la actualidad?

El segundo autor en el estudio, David Levinthal, va a analizar la influencia cortical sobre el estómago como una base potencial para las influencias cognitivas sobre el síndrome de intestino irritable. Además, un estudiante en mi laboratorio está estudiando las influencias corticales en el corazón. Hay indicios de que los estímulos emocionales intensos, sean positivos o negativos, pueden ocasionar muerte súbita; sabemos que en la epilepsia, el impacto miocárdico súbito es una causa importante de muerte, posiblemente influido por la conexión del cerebro con el corazón. El infarto de miocardio es también un problema en el caso de lesión cerebral traumática y accidente cerebrovascular. Tenemos planeado analizar las conexiones con el páncreas y también con el bazo.

Medscape: En su artículo, conjetura que los hallazgos parecen indicar una base para las llamadas enfermedades "psicosomáticas". ¿Podría explicar con más detalle esto?

Dr. Strick: El término "psicosomático" está cargado de implicaciones de que todo está en su cabeza. Creo que ahora podemos decir "que está en su cabeza, literalmente". Demostramos que hay un verdadero circuito neural que conecta las regiones corticales que intervienen en movimiento, cognición y afecto con el control de la función del órgano. Así que lo que se ha llamado "trastorno psicosomático" no es algo imaginario.

Además de los centros afectivos y cognitivos superiores, descubrimos que hay zonas motoras, sobre todo la región de la corteza motora primaria, que intervienen en el control de la médula suprarrenal. Hay regiones en la corteza que controlan los músculos del cuerpo axial, de manera que no es un salto para luego decir que hay algo sobre los músculos centrales y el ejercicio central que afecta a la respuesta al estrés.

Además, pese a que soy una de las personas menos meditativas que conozco, los estudios por imágenes funcionales han demostrado que determinadas regiones en el cerebro se activan durante la meditación con atención plena. Tengo la sensación de que esta actividad del cerebro podría inhibir la respuesta al estrés en parte al actuar en última instancia sobre la médula suprarrenal.

Medscape: ¿Ve algunas implicaciones terapéuticas de su investigación?

Dr. Strick: Sí, absolutamente. De hecho, el segundo autor se acaba de capacitar en estimulación transmagnética. Ahora que hemos trazado un mapa de caminos, podemos empezar a pensar en estimular esas regiones corticales y activarlas o inactivarlas para influir, por ejemplo, en el síndrome de intestino irritable. No es diferente a cómo se utiliza la estimulación cerebral profunda para la enfermedad de Parkinson y la depresión.

Se podría uno imaginar llevar a cabo estudios por imágenes funcionales en alguna persona con trastorno por estrés postraumático y luego realizar una maniobra cognitiva específica, o utilizar estimulación cerebral para alterar la actividad del cerebro y ayudar a controlar los síntomas. Cabe esperar que los investigadores utilicen su imaginación para encontrar enfoques terapéuticos creativos. Podría seguir con un pequeño sermón aquí.