Una enzima que convierte testosterona en estrógeno desempeña un papel importante en el cerebro sano lesionado

 

Una enzima que convierte testosterona en estrógeno al parecer tiene una repercusión importante en un cerebro sano y lesionado, informan científicos.
Cada vez hay más evidencia de que en el cerebro sano, la aromatasa y el estrógeno que permite a las neuronas producir, ayuda a mantener nuestros cerebros y a nosotros ágiles.

Ahora, científicos están descubriendo que con las lesiones, la expresión de aromatasa y estrógeno parece desviarse a las células del cerebro llamadas astrocitos, ayudando a su apoyo y a la nutrición de neuronas sujetas a estrés actual, dijo el Dr. Darrell Brann, Catedrático Regente y Vicepresidente del Departamento de Neurociencia y Medicina Regenerativa en el Medical College Georgia en la Universidad de Regentes de Georgia.
Diversos estudios, incluidos los del laboratorio de Brann, han demostrado este cambio primario en la expresión de aromatasa/estrógeno desde las neuronas hasta los astrocitos después de la lesión. En el caso de Brann, los estudios se han realizado en el hipocampo, un centro de aprendizaje, memoria y emociones. Cuando utilizó un fármaco para reducir la expresión de aromatasa de astrocito en esa región sobrevino un aumento de la inflamación y daño al cerebro.
Una nueva beca de 1,8 millones del National Institutes of Health le permitirá dilucidar más a fondo el papel que desempeñan la aromatasa y los estrógenos en la lesión y en las personas sanas y, en condiciones ideales, apuntar hacia tratamientos que puedan aumentar el esfuerzo evidente del cerebro para curarse.
Los estudios han sido posibles gracias al desarrollo de varios ratones de laboratorio, uno en el que se retiró la aromatasa de las neuronas, otro con aromatasa faltante en los astrocitos y un tercero con aromatasa faltante en ambos tipos de células cerebrales. Los ratones fueron desarrollados por el laboratorio de Brann en colaboración con el Dr. Ratna K. Vdlamudi, profesor de obstetricia y ginecología del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas.
«Podremos determinar la función celular específica que tiene el estrógeno», dijo Brann. «Deseamos saber lo que ocurre cuando no lo tienen. Estudiaremos la plasticidad, la conectividad de las neuronas en estos ratones con supresión génica y estudiaremos su función cognitiva utilizando pruebas conductuales». También veremos lo que ocurre con la inflamación y el restablecimiento cuando la expresión de aromatasa se puede incrementar como probablemente debiera después de una lesión.
A Brann no le sorprende que los astrocitos que por lo general tienen una función se soporte asuman otro rol después de una lesión y considera que el estrógeno es decisivo para la función expandida. «En una situación sin lesión, lo vemos principalmente en las neuronas, de manera que gran parte normalmente tienen algunas funciones como plasticidad y conectividad», dijo. Después de la lesión, cuando los astrocitos comienzan a elaborar aromatasas y luego estrógeno, el énfasis parece cambiarse al de protección y restablecimiento.
Señala que como todo mecanismo protector integrado, el soporte del astrocito no es infalible; a veces los mecanismos de restablecimiento natural son abrumados por la magnitud de la lesión. Sin embargo, Brann espera que además de comprender mejor lo que hace el estrógeno en el cerebro en condiciones normales y después de lesiones, los estudios apunten hacia nuevos tratamientos que aumenten el esfuerzo de restablecimiento natural evidente.
La aromatasa tiene una alta expresión por las neuronas en un hipocampo sano. Después de una lesión traumática o de un accidente cerebrovascular, la alta expresión al parecer cambia a los astrocitos, un tipo de célula glial presente en cantidades abundantes en el sistema nervioso central que normalmente proporciona apoyo y acojinamiento a las neuronas. Se sabe que los astrocitos se vuelven más activos después de lesiones del cerebro, liberando más factores de cicatrización de apoyo que muchos científicos consideran también ayudan a reducir la inflamación y aumentan su protección de las neuronas. Sin embargo, si los astrocitos permanecen activados por demasiado tiempo también pueden ocasionar problemas, tales como gliosis, que esencialmente es una torunda similar a una cicatriz de células gliales en el espacio previamente ocupado por las neuronas vivientes. «Es necesario regular estrictamente todos estos factores que se liberan», dijo Brann.
Aun en condiciones de cultivo las neuronas se conectarán y se comunicarán, pero cuando los científicos añaden un inhibidor de aromatasa a la mezcla, se interrumpe la conectividad. Algunos de los primeros estudios in vivo en el diamante mandarín demostraron que las concentraciones de aromatasa aumentaban después de una lesión cerebral, lo cual también respalda que la proteína tiene un efecto protector. Se produce más daño cerebral cuando se administran inhibidores de aromatasa. «Al parecer hay más inflamación», dijo Brann.
Parte de lo que desea aprender en torno a cómo el estrógeno ayuda a la conectividad y plasticidad del cerebro es explorar si regula el factor neurotrófico derivado del cerebro que se sabe desempeña un papel en ambos aspectos.
Brann también tiene pensado investigar el papel que desempeña la aromatasa y el estrógeno en las enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, en la que hay alguna evidencia temprana de que la falta de aromatasa aumenta el desarrollo de placa.
Por mucho tiempo se ha considerado que las concentraciones de estrógeno naturalmente altas en las mujeres premenopáusicas tienen un efecto protector contra el accidente cerebrovascular y también contra los infartos de miocardio y otras enfermedades.
Fuente: Medical News Today