Dormir 7 horas/día reduce un 65% el riesgo cardiovascular

      Un estudio publicado en el European Journal of Preventive Cardiology, concluye
      que aquellas personas que siguen unos hábitos de vida saludables y, además,
      descansan las suficientes horas, no sólo reducen el riesgo cardiovascular, sino
      que también tienen un 83% menos de probabilidades de fallecer por enfermedades
      del corazón

      Con motivo de la conmemoración, hoy viernes 14 de marzo, del Día Europeo
      de la Prevención del Riesgo Cardiovascular y del Día Mundial del Sueño, la
      Fundación Española del Corazón (FEC) indica que un descanso nocturno
      adecuado se asocia a una mejor salud cardiovascular.

      Concretamente, y según un estudio publicado en European Journal of
      Preventive Cardiology, aquellas personas que, además de llevar unos
      hábitos de vida saludables (realizar actividad física de forma regular,
      mantener una dieta equilibrada, moderar el consumo de alcohol y no fumar),
      duermen un mínimo de siete horas al día, reducen hasta en un 65% el riesgo
      de sufrir enfermedades cardiovasculares y hasta un 83% el riesgo de morir
      por enfermedad cardiovascular en comparación con aquellas personas que no
      siguen ningún hábito de vida saludable.

      El estudio analizó los hábitos de vida de 6.672 hombres y 7.967 mujeres.
      Tras 12 años de seguimiento, se produjeron 607 eventos cardiovasculares
      (129 muertes por enfermedad cardiovascular, 367 infartos de miocardio no
      mortales y 111 ictus) y se observó que las personas que mantenían una
      alimentación equilibrada, realizaban ejercicio físico, moderaban el
      consumo de alcohol y no fumaban reducían el riesgo cardiovascular en un
      57% y el riesgo a morir por enfermedades del corazón en un 67%. Lo
      novedoso del estudio es que estos porcentajes se incrementaban en un 14% y
      en un 22% respectivamente cuando los sujetos, además, dormían un mínimo de
      siete horas diarias.

      El estudio también reveló que por el contrario, dormir poco se asocia a
      una mayor incidencia de sobrepeso, obesidad, hipertensión, colesterol y
      triglicéridos.

      “Un sueño reparador ayuda a disminuir la presión arterial, mejora la
      función endotelial y, en definitiva, es un factor más a tener en cuenta
      para la prevención de las enfermedades cardiovasculares”, explica el Dr.
      Enrique Galve, presidente de la sección de Riesgo Vascular y
      Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y
      miembro de la FEC. “Mientras dormimos se produce una relajación muscular
      que también afecta a las arterias. Esta relajación provoca una bajada
      fisiológica de la presión arterial de entre un 10% y un 15%”.

      El correcto descanso nocturno de entre siete y nueve horas debe
      acompañarse de los buenos hábitos ya conocidos como son una alimentación
      saludable, el consumo moderado de alcohol, el ejercicio físico constante y
      el no fumar.

      El correcto descanso nocturno no sólo tiene que ver con la cantidad de
      horas que dormimos sino también con la calidad de nuestro sueño. Así lo
      demuestra un trabajo publicado en Journal of Sleep Research, que relaciona
      la calidad del sueño con la función endotelial, es decir, con la capacidad
      vasodilatadora de arterias y venas. Durante la investigación se analizó la
      calidad del sueño de los participantes mediante encuestas y
      polisomnografía (una prueba que determina, entre otros, los movimientos
      oculares durante el sueño, el tiempo total del sueño y el flujo de aire
      que entra y sale de los pulmones). También se midió la vasodilatación
      gracias al flujo de la arteria braquial y, tras el análisis de los datos,
      se observó que aquellas personas que duermen de una forma más deficiente
      tienen una peor función endotelial.

      La función endotelial es el primer estadio de la arteriosclerosis.
      Aquellas personas que presentan disfunción endotelial tienen más
      probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares ya que ven
      disminuida la capacidad vasodilatadora de sus arterias y, por
      consiguiente, aumentan su presión arterial.

      El Dr. Enrique Galve explica que, “no dormir bien altera las funciones más
      elementales del proceso de la enfermedad cardiovascular. De hecho, algunas
      alteraciones del sueño tienen consecuencias cardiovasculares negativas”, y
      recuerda que, “la apnea obstructiva del sueño, una de las alteraciones más
      graves que consiste en la obstrucción de la vía aérea, disminuye el flujo
      de oxígeno y aumenta el ritmo cardiaco provocando un aumento de la presión
      arterial que no sólo se da en el periodo nocturno sino también durante el
      día. Es por ello que podemos afirmar que los periodos de sueño no
      reparador pueden tener graves consecuencias para nuestra salud, entre
      ellas, el desarrollo de la enfermedad cardiovascular”.

      Buenos hábitos para dormir mejor

      Algunas personas encuentran dificultad para conseguir un sueño reparador
      durante toda la noche. Es por ello que la FEC lanza algunas
      recomendaciones que pueden ayudarnos a descansar correctamente:
        Evitar estimulantes durante la tarde: si nos cuesta conciliar el sueño
        es mejor evitar algunos productos que contienen teína o cafeína durante
        las horas previas a acostarnos. Ocurre lo mismo con otros productos
        estimulantes como el chocolate o el cacao.
        Alimentación ligera para descansar mejor: no es recomendable comer
        abundantemente antes de ir a dormir. Para cenar deberíamos evitar los
        alimentos pesados y los que contienen propiedades diuréticas, ya que nos
        harán levantar a media noche para ir al baño.
        Ejercicio físico sí, pero no a última hora del día: la actividad física
        constante ayuda a dormir mejor pero debemos evitar realizarla a últimas
        horas de la tarde o por la noche ya que esta eleva la temperatura de
        nuestro cuerpo y puede dificultar el sueño.
        El mito del alcohol: a pesar de que algunos piensen que una copa de
        alcohol puede ayudar a conciliar el sueño, lo cierto es que lo altera en
        el resto de etapas. Es por ello que debemos evitar su consumo antes de
        ir a la cama.
        Horarios constantes: mantener unos horarios, incluso durante el fin de
        semana, nos ayuda a descansar correctamente.
      La siesta, una buena costumbre a tener en cuenta

      Descansar entre 20 y 30 minutos después de comer ayuda a recuperar fuerzas
      para afrontar mejor el resto del día. La siesta favorece la relajación del
      cuerpo y también provoca, al igual que el descanso nocturno, una bajada de
      la tensión arterial.

      El Dr. Galve insiste en la importancia de realizar ejercicio físico diario
      pero nunca después de comer ya que, “en ese momento la sangre se deriva a
      la cavidad abdominal y aumenta el trabajo cardiaco a causa de la función
      de la digestión. Hacer actividad física en ese momento puede aumentar el
      riesgo cardiovascular”.

      Echarse la siesta es una opción perfecta para cuidar la salud de nuestro
      corazón, especialmente después de una comida copiosa y siempre que
      nuestros horarios laborales nos lo permitan. De esta forma ayudamos a
      nuestro cuerpo a llevar a cabo la digestión, relajarnos y favorecer la
      salud de nuestro corazón.
      
      Fuente: apple tree communications