Patrones de sueño disruptivos y horarios irregulares, factores clave en la obesidad infantil y juvenil

Carla Nieto Martínez

13 de junio de 2019 MADRID, ESP. En el contexto de los estilos de vida de los niños con obesidad, las alteraciones en los patrones de sueño y la falta de regularidad en los horarios en las actividades habituales despuntan como factores clave implicados en esta situación.

Esta es la principal conclusión arrojada por el estudio "Influencia del patrón del sueño y grados de actividad física sobre variables antropométricas y composición corporal en niños y adolescentes obesos" realizado por un grupo de especialistas del Servicio de Pediatría de la Fundación Jiménez Díaz (FJD) de Madrid.[1]

El trabajo fue galardonado con el Premio a la Mejor Comunicación durante el VI Curso de Salud Integral en la Adolescencia, organizado el pasado mes de marzo por la Sociedad Española de Medicina para la Adolescencia (SEMA).


Dr. Leandro Soriano

"La razón por la que se puso en marcha este estudio fue la necesidad de disponer de datos objetivos sobre la actividad física, el sueño y el patrón alimentario de los niños con obesidad para así poder ofrecer consejos personalizados y dirigidos a modificar los estilos de vida", explicó a Medscape en Español el Dr. Leandro Soriano, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Fundación Jiménez Díaz y uno de los autores de la investigación.

"La obesidad infantil es un problema de salud pública, con una prevalencia del 18% según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad, y con consecuencias a corto y largo plazo. Por eso es necesario conocer en profundidad los estilos de vida de los niños con obesidad, ya que en ellos la única intervención eficaz reconocida científicamente para su tratamiento es la modificación de los estilos de vida, donde la alimentación y el ejercicio resultan fundamentales, pero también lo son los hábitos de sueño y la regularidad de horarios en todas las actividades realizadas", añadió este experto.

Genética y ritmos circadianos

Dra. Teresa Gavela

Por su parte la Dra. Teresa Gavela, miembro del mismo servicio y otra de las investigadoras del estudio, explicó que en el grado de obesidad infantil no sólo el sedentarismo juega un papel negativo, sino también los patrones de sueño más disruptivos, siendo un factor de riesgo importante la disregulación de los horarios de sueño de unos días a otros: "En la etiopatogenia de la obesidad influyen factores genéticos y ambientales. Entre estos últimos no sólo es importante la actividad física que se realice y la alimentación en cuanto a kilocalorías ingeridas; se ha demostrado la influencia que tienen los horarios en los que se realicen estas actividades, la distribución a lo largo del día y el tiempo de sueño, en el que la regularidad horaria es fundamental".

En cuanto a la metodología, la Dra. Gavela declaró a Medscape en Español que se trata de un estudio preliminar, "cuyos resultados surgen de unas encuestas y de la historia clínica que realizamos habitualmente en la Consulta Monográfica de Obesidad Infantil del hospital, en la que el sueño siempre está presente. En ella se estudia a los niños con obesidad de forma integral, haciendo hincapié en diferentes aspectos físicos, de alimentación, psicológicos, etc. En estos momentos, el proyecto que estamos llevando a cabo analiza de forma más objetiva, mediante actigrafía, los patrones de sueño y el ejercicio de los niños, así como sus ritmos internos de temperatura y su exposición a la luz, tanto solar como artificial"."Realmente, no hemos analizado la influencia del riesgo de desarrollar obesidad infantil, sino que hemos constatado que dentro del grupo de niños y adolescentes con obesidad ya instaurada, presentan la enfermedad en mayor grado aquellos que tienen patrones alterados del sueño", apuntó el Dr. Soriano.

Ahondando en la incidencia concreta de la disregulación de los horarios en la obesidad infanto-juvenil, la Dra. Gavela afirmó que la fisiopatología de los ritmos circadianos es tremendamente compleja y sobre ella influyen señales de entrada, de las que la más importante son los ciclos de luz y oscuridad: "La alteración de los horarios de sueño rompe la influencia que de forma natural pueden tener las horas de sol sobre vías efectoras, entre las que se encuentran la secreción de péptidos relacionados con el metabolismo".

De la "apetencia" de dulce a comorbilidades a corto y largo plazo

Dr. Gonzalo Pin

Al comentar los resultados de este trabajo y ofrecer su opinión sobre la línea de investigación actual que vincula los problemas de sobrepeso en niños y adolescentes con los patrones de sueño, el Dr. Gonzalo Pin, pediatra de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Valencia y miembro de la Sociedad Española del Sueño (SES), quien no participó en el estudio, declaró a Medscape en Español que la relación del tiempo total del sueño y la calidad del mismo, así como la regularidad de sus horarios con el índice de masa corporal (IMC) es cada día más evidente.

"El déficit de sueño favorece la alteración de la relación entre la leptina y la grelina, que son las enzimas que regulan el apetito, de manera que la sensación de saciedad está alterada. Los adolescentes con déficit de sueño o un sueño de mala calidad presentan una mayor tendencia a tomar alimentos ricos en calorías y también una mayor tendencia al sedentarismo".

Por su parte, y respecto a este efecto fisiológico del déficit de sueño, la Dra. Gavela comentó que "desde el punto de vista metabólico, y aunque el número de horas de sueño de los niños puede ser variable en función de la edad o los factores personales, el hecho de dormir menos de lo que corresponde tiene consecuencias. Así, por ejemplo, se ha constatado que la avidez por el dulce es distinta en función de los horarios de sueño y a [la privación] del mismo".

Para el Dr. Pin, el aumento de la prevalencia de la obesidad infantil pone en la palestra la necesidad de determinar e investigar la relación de este problema con las pautas de sueño que sigue este grupo de población, y en este sentido, comentó los datos subjetivos de series clínicas que revelan que de un tercio a dos tercios de los niños obesos presentan problemas respiratorios durante el sueño (PRS).

"Varios estudios basados en datos objetivos indican que el 47% de los niños obesos tienen PRS de moderados a severos, y un 39% ligeros. Asimismo, en un estudio realizado por la Sociedad Española del Sueño en Valencia se demostró que el 52% de los adolescentes obesos presentaban en el estudio mediante polisomnografía trastornos respiratorios durante el sueño. Por otro lado, recientemente se ha constatado que los niños obesos de 10,4 ± 1,9 duermen 71,5 minutos menos cada noche que los niños de peso adecuado de la misma edad y se acuestan más tarde que los niños control".

En línea con esto, el Dr. Soriano se refirió a las principales comorbilidades metabólicas que presentan los niños con obesidad: insulinorresistencia (riesgo posterior de diabetes de tipo 2), dislipemia (descenso de HDL, colesterol, hipertrigliceridemia), esteatosis hepática, descenso de vitamina D e hipertensión arterial. "Hay que tener en cuenta que, a largo plazo, la perpetuación de estas alteraciones y su empeoramiento merma mucho la salud cardiovascular de los adultos".

Perfil de sueño de los niños españoles: deficitario y mejorable
Tanto de los resultados del estudio como de las evidencias que a diario constatan los especialistas que tratan a estos pacientes se desprende un perfil de la calidad del sueño de los niños y jóvenes españoles que los expertos coinciden en definir como deficiente."Los patrones de sueño de la población que acude a nuestra consulta son francamente mejorables", dijo Leandro Soriano. "Concretamente, la experiencia en la Consulta Monográfica de Obesidad de la FJD demuestra que, sobre todo los adolescentes, se acuestan muy tarde, tanto en horario escolar como en fines de semana. Además, las horas previas al acostarse tienen contacto frecuente con estímulos luminosos (pantallas), lo que altera la inducción al sueño. Además, emplean los fines de semana para compensar el sueño y el cansancio acumulado de la semana, de forma que se levantan muy tarde. Este hecho favorece el sedentarismo y disminuye la posibilidad de realizar deporte, y esta disminución de la actividad física, a su vez, contribuye de alguna manera a alterar los patrones del sueño".

Esta opinión fue compartida por Gonzalo Pin, para quien, en general, los niños españoles presentan un déficit crónico de sueño. "Por ejemplo, de acuerdo con una muestra de 520 niños españoles de 6 a 12 años[2], el 13,1% tienen problemas para dormirse, según sus padres; el 9% están cansados o somnolientos en clase y un 7,4% se despierta más de tres veces por la noche tres días a la semana. En la franja de 13 a 18 años, el 18,1% presentan problemas para dormirse (según la opinión de los propios encuestados); el 29% se sienten cansados o somnolientos más de tres días escolares; y un 9,1% se despiertan ‘muchas veces’ por la noche. En ese mismo grupo de edad, el abordar el sueño con unos mejores ritmos y horarios, disminuyó algo más de un punto el índice de problemas de conducta en el centro educativo.

Por otro lado, en esa misma población, el 9% de los estudiantes de 6 a 12 años decidían ellos mismos la hora de irse a dormir en los días escolares".

Para Gonzalo Pin, estos datos revelan la existencia de un importante problema de salud pública "cuyas consecuencias somos incapaces de prever tanto desde el punto de vista metabólico como en la prevalencia de accidentes, así como en las dificultades de rendimiento académico".

Abordaje multifactorial y pautas y horarios, a ser posible, inamovibles
Respecto a las posibles aplicaciones prácticas que la conclusiones arrojadas por este estudio puedan tener en el abordaje de la obesidad en niños y adultos, el Dr. Soriano incidió en el carácter multifactorial de esta patología y en la necesidad de que el tratamiento también lo sea: "Este abordaje incluye conocer inicialmente los estilos de vida del paciente mediante historia clínica y diferentes encuestas. A partir de ahí, podemos encontrarnos con pacientes con alteraciones del sueño y/o muy sedentarios y/o con una ingesta excesiva. En función del perfil ante el que nos encontremos, incidiremos en modificar los estilos de vida en uno u otro sentido".

La Dra. Gavela, por su parte, hizo un repaso a las principales medidas a adoptar para prevenir o minimizar el efecto negativo del déficit de sueño en el bienestar de los niños en general y a nivel metabólico en particular: "En primer lugar, establecer un horario concreto para irse a la cama. Después, evitar elementos excitatorios que puedan afectar a la inducción del sueño (reposo de una hora tras la última ingesta, no tomar bebidas con cafeína, no llevarse dispositivos electrónicos a la cama). En tercer lugar, establecer horarios regulares de sueño en los niños, sin que haya mucha variación entre los días de diario y los fines de semana. Y, por último, tener en cuenta que los niños deben dormir el número de horas suficientes para que al día siguiente no sufran periodos de somnolencia y tengan un rendimiento deportivo y académico adecuado".

En cuanto al siguiente paso que se va a seguir en esta línea de investigación, el Dr. Soriano explicó que este estudio supone la parte inicial de un proyecto sobre el papel de los ritmos circadianos en la obesidad infantil y que se encuadra dentro del trabajo que se está realizando en la FJD, en colaboración con otros hospitales del grupo Quirónsalud, dirigido a la prevención de la obesidad infantil: "Se están llevando a cabo proyectos en los que se pretende analizar la influencia de las adipoquinas (hormonas liberadas por el tejido graso) en las alteraciones metabólicas y su relación con polimorfismos de los genes reloj (centro regulador de los ritmos circadianos). Asimismo, vamos a colaborar próximamente con un estudio a nivel internacional de genética de la obesidad".

Las conclusiones del estudio "Influencia del patrón del sueño y grados de actividad física sobre variables antropométricas y composición corporal en niños y adolescentes obesos", realizado por especialistas del Servicio de Pediatría de la FJD, se presentaron en el VI Curso de Salud Integral de la Adolescencia de la SEMA.

Los doctores Soriano, Gavela y Pin declararon no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.