Los trastornos del sueño en los adolescentes agravan la depresión

Pam Harrison

FILADELFIA. En adolescentes con depresión que tienen trastornos del sueño concomitantes, la evolución de la depresión es más grave, sea cual sea el tratamiento que reciban, en comparación con aquellos cuyas alteraciones del sueño se resuelven, según muestran dos nuevos estudios.

 

"Sabemos que la privación del sueño tiene consecuencias afectivas en adultos, y la privación del sueño en adolescentes ―quienes ya son vulnerables― podrían exacerbar también sus vulnerabilidades emocionales", dice la autora del estudio, Ellie McGlinchey, PhD, investigadora postdoctoral, Centro Médico de la Universidad Columbia, Ciudad de Nueva York.

"Así que queríamos ver si una reducción en las alteraciones del sueño podría moderar una mejora de la depresión en estos dos estudios", añadió.

"En los dos estudios, determinamos que la evolución de la depresión fue mucho más grave cuando persistían los trastornos del sueño, y pensamos que las alteraciones del sueño en la depresión pueden de hecho representar una forma de depresión más grave, aunque frecuente, en adolescentes".

La investigación fue presentada aquí en el Congreso de la Anxiety and Depression Association of America (ADAA) 2016.

Hipnóticos no indicados

En dos estudios aleatorizados, los investigadores analizaron el efecto de las alteraciones del sueño sobre la respuesta al tratamiento en adolescentes deprimidos.

El primer estudio, en el que participaron 63 adolescentes, se comparó la psicoterapia interpersonal (IPT-A) con el tratamiento usual. El segundo estudio, intitulado Estudio del Tratamiento de la Depresión en el Adolescente (TADS), contó con la participación de 439 adolescentes y en él se comparó la psicoterapia cognitiva-conductual (CBT) con el tratamiento mediante fluoxetina, frente a CBT más fluoxetina frente a placebo.

"En los dos estudios, los participantes fueron valorados durante todo el tratamiento y el seguimiento subsiguiente al tratamiento a fin de evaluar síntomas de depresión autonotificada, síntomas de insomnio y mejoría clínica total", dijo la Dra. McGlinchey.

Al inicio, 66% de la cohorte del estudio TADS informaron tener al menos dificultades moderadas del sueño en las últimas dos semanas. Si bien el sueño mejoró significativamente con respecto al inicio hacia el final del periodo de tratamiento (p < 0,001), 43% de los pacientes siguieron experimentando dificultades de sueño al final del estudio