Bajo el concepto de insomnio se engloba la dificultad para conciliar el sueño, permanecer dormido, o cualquier otra alteración en el esquema normal del sueño, que nos lleve a la conclusión de que el sueño ha sido insuficiente o insatisfactorio.
El insomnio es por lo tanto una impresión subjetiva de insatisfacción, relacionada con el sueño, que puede tener su origen en muy diversos trastornos emocionales, físicos y, o, medicamentosos.
La dificultad para conciliar el sueño afecta a una amplia parte de la población general, es más frecuente entre los jóvenes y los ancianos y en general suele estar relacionada con circunstancias emocionales, que se acompañan de nerviosismo, temor, ansiedad, depresión, o simplemente se da en personas que no concilian el sueño porque no han llegado a cansarse, debido a una intensa inactividad física y mental.
La gente mayor suele comentar que no duerme lo suficiente y sobre todo que padece el insomnio de las primeras horas de la mañana, aunque con cierta frecuencia se constata que han dormido suficiente tiempo.
Hay personas que inician el sueño normalmente, pero se despiertan varias veces antes de la hora habitual, les cuesta volver a dormirse, o lo hacen con cierto grado de tensión, derivando en un sueño inquieto y poco reparador.
Las causas que pueden producir una inversión en el ritmo del sueño son múltiples y entre ellas resaltamos las provocadas por cambios en los turnos de trabajo, sobre todo si son nocturnos e irregulares, cambios frecuentes de horarios en las comidas, abuso de bebidas alcohólicas, desfase horario por viajes en avión (especialmente de este a oeste), efectos secundarios de algunos fármacos, demencia, esquizofrenia, enfermedad de Alzheimer y, muy especialmente por su elevada frecuencia, las preocupaciones importantes, la alta exigencia, el estrés crónico, las crisis de ansiedad y las depresiones. Sigue...
