¿CUÁNDO DEBEMOS COMER?

La experiencia nos confirma que los seres humanos, al igual que los individuos de cualquier otra especie animal, podemos estar correctamente alimentados, siguiendo los impulsos del hambre, como lo hace el bebé, que reclama su alimento con una cadencia de 3-4 horas y deja de comer cuando se siente saciado. Es decir, el consejo sería: “Comer cuando se tiene hambre y dejar de hacerlo cuando hay saciedad”.

Si alimentar bien un sistema es sinónimo de aportarle los elementos necesarios para que pueda llevar a cabo todas sus funciones y si aceptamos que el organismo humano es un sistema sensible, cuyo funcionamiento es continuado y muy variable en cuanto a intensidad, complejidad  y precisión, los macronutrientes y los micronutrientes deben estar todos presentes y en sus proporciones óptimas. 

Si partimos de la base de que disponemos de una comida equilibrada y suficiente, es deseable que el propio interesado sea quien controle de forma natural la cantidad de comida en cada sesión diaria, masticando despacio, comiendo aproximadamente cada 3 – 5 horas, que es el tiempo promedio necesario para consumir la comida anterior, respondiendo con serenidad a sus sensaciones de hambre para reiniciar la ingesta y a las sensaciones de saciedad para finalizarla. Sigue...

 

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¿CÓMO ELABORAR UN PLATO PERFECTO?

El ser humano, como animal biológico que sigue siendo, también necesita aportar a su organismo una alimentación completa que incluya a todos los macro y micronutrientes que su cuerpo precisa en cada circunstancia de su vida. Es curioso comprobar que este principio tan elemental, cuando es aplicado a nuestros animales de compañía, está totalmente aceptado y, sin embargo nos parece algo extraño y novedoso utilizarlo en nuestra propia alimentación.

Lo deseable para los seres humanos es poder diseñar y elaborar unos platos combinados, que incluyeran todos los nutrientes necesarios, al igual que lo hacemos para nuestros animales de compañía o como siempre lo ha hecho la leche materna para nuestros lactantes, pero esto exigiría:

1.- Conocer los alimentos que manejamos en cuanto a su contenido en agua, hidratos, proteínas,  grasas, fibra, minerales y vitaminas.

2.- Calcular las necesidades calóricas diarias del individuo, según su sexo, edad, talla, proceso de desarrollo, complexión, peso y actividad física y mental.

3.- Recalcular las kilocalorías, si el sujeto necesita aumentar o disminuir las reservas de grasa.

4.- Distribuir el total de las kilocalorías del día entre las 3 a 5 comidas a realizar.

5.- Elaborar platos equilibrados según recursos, gustos y costumbres del sujeto, garantizando las dosis y proporciones diarias recomendadas de todos los macro y micronutrientes. Sigue...

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NUTRIENTES ESENCIALES

Los nutrientes son las sustancias derivadas de los alimentos ingeridos, que utiliza el organismo para desarrollar sus funciones metabólicas, cuyos efectos dependen de las proporciones y dosis utilizadas. Cuando el organismo no puede sintetizar un nutriente totalmente o en cantidades suficientes y debe obtenerlo de una fuente externa lo llamamos nutriente esencial y puede ser macronutriente o  micronutriente. 

Los macronutrientes son los nutrientes requeridos por el ser humano en grandes cantidades y entre ellos destacamos: el Agua, los Hidratos, las Proteínas, las Grasas y las Fibras.

Los micronutrientes son nutrientes que se precisan en pequeñas cantidades, pero también son imprescindibles para que los organismos puedan desarrollar sus procesos bioquímicos y metabólicos. Actúan como catalizadores y forman parte de la estructura de muchas enzimas. Entre ellos distinguimos los minerales y las vitaminas. 

Los minerales más importantes para el ser humano son: Calcio, Hierro, Iodo, Magnesio, Fósforo, Sodio, Potasio, Cobre, Manganeso, Zinc, Cromo, Molibdeno y Silicio.

Las vitaminas son compuestos orgánicos muy complejos, imprescindibles para el funcionamiento del organismo. Su ausencia total causa enfermedades graves, que se subsanan con la ingesta de pequeñísimas cantidades. Distinguimos dos grupos de vitaminas según el medio en el que pueden ser disueltas.

Vitaminas liposolubles: Vitamina A, Vitamina D, Vitamina E y Vitamina K.

Vitaminas hidrosolubles: Vitamina B1, Vitamina B2, Vitamina B3, Vitamina B5, Vitamina B6, Vitamina B7, Vitamina B 9, Vitamina B12 y la Vitamina C. Sigue...

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¿HIDRATOS FRENTE A PROTEÍNAS?

El ser humano necesita en cada digestión la presencia de hidratos para obtener la "glucosa" con la que alimentar sus células y de proteínas para aportar los "aminoácidos", que le permitan crecer y reponer las estructuras y las células deterioradas.

Los estudiosos de la dieta del hombre paleolítico confirman que el componente glucídico, derivado de los "hidratos"  era ligeramente superior al del componente protéico, proveniente de las "proteínas". Este análisis coincide básicamente con la dieta, que, en la actualidad siguen llevando las tribus primitivas de América y Australia y lo sitúan en una proporción calórica del 40% y 30% respectivamente.

La especie “homo sapiens”, cuando se desarrolla libremente en un entorno favorable, tiende a ese equilibrio ideal entre los hidratos y las proteínas, adaptándose al medio según las condiciones genéticas heredadas desde el periodo paleolítico.

A lo largo de nuestra historia de no menos de 250.000 años, nuestros ancestros han ido aprendiendo a alimentarse correctamente a base de múltiples pruebas de ensayo-error, muchas veces con resultados de enfermedad y muerte, hasta que han podido fijar sus experiencias positivas y transmitirlas a sus descendientes.

Esta cultura culinaria ancestral, basada en una experiencia de siglos y grabada en nuestros genes ha llegado hasta nosotros, pero la estamos sustituyendo por la propaganda y por las indicaciones de la industria alimentaria y las de los “catedráticos de la cocina”, que no buscan precisamente nuestra salud, sino más bien sus intereses comerciales. 

Una dieta equilibrada y saludable para el "homo sapiens" debe aportar los hidratos de carbono suficientes para cubrir las necesidades de glucosa del organismo y también en la proporción adecuada las proteínas para garantizar los aminoácidos esenciales, sin producir alteraciones metabólicas por exceso o defecto. Sigue...

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¿CUÁNTAS PROTEÍNAS NECESITAMOS?

Los adultos humanos, según los autores consultados, necesitan entre 0,8 y 1,0 gramo de proteína pura por kilogramo de peso y día, debiendo aumentarse en los periodos de crecimiento, gestación, amamantamiento y por cualquier incremento de la actividad física, hasta un máximo de 1,5 a 2,0 gramos por kilo y día. Dyética siguiendo este criterio opta por: 1 gramo de proteína de alta calidad por kilo de peso ideal y día.

Los científicos, expertos en nutrición, tras la constatación de múltiples estudios de tipo epidemiológico, han ido incrementando en estos últimos años la proporción de las proteínas, respecto a la de los hidratos.

Se ha comprobado clínica y epidemiológicamente los graves problemas de salud (sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión, ansiedad, depresión, enfermedades vasculares, cáncer, etc.), derivados del exceso de azúcares en las dietas de los últimos 70 años y se está pasando de recomendar que las proteínas de la dieta representen, como máximo,  el 10%, de las kilocalorías totales de la dieta, al 15%, al 20% y hasta más del 25%, en detrimento de los hidratos de carbono, que pasan del 70% a menos del 45%.

Muchos investigadores, basados en la dieta paleolítica, como el Dr. Eaton proponen una relación de 4 a 3 entre los hidratos y las proteínas. Esta es la proporción que, después de haber comprobado su eficacia y seguridad durante más de veinte años en varios miles de personas mayores de 10 años,  ha sido incorporada de manera sistemática a todas las recetas de Dyética. Sigue...

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