MITOS QUE NO ME ENGORDAN

Otro mito que circula libremente entre la población, preocupada por su sobrepeso, es culpabilizar a la ingesta de agua durante las comidas, como si por arte de magia el agua aportar calorías y pudiera convertirse en grasa. Si esto fuera posible podríamos tener una fuente de energía extraordinaria a precio del agua corriente.

Si consideramos la leche materna como la comida más natural y completa para el ser humano, admitiremos que sus nutrientes están disueltos en agua, que es absolutamente necesaria para el organismo. Por otro lado el agua es acalórica antes, durante y después de las comidas, no se degrada en el organismo, no aporta ninguna energía, ni puede transformarse en hidratos, proteínas o grasas.

También se le han atribuido a la siesta los incrementos en el porcentaje de grasa. Bien es cierto que durante el reposo físico el gasto de energía disminuye, adoptando valores de tipo basal con el consecuente ahorro energético, pero de ahí no se puede deducir que el descanso sea el causante del sobrepeso.

Como en el caso anterior debemos afirmar que la siesta no puede convertirse en grasa porque no es un alimento, ni a ella se le puede atribuir causalidad directa en el aumento del tejido adiposo, aunque es cierto que si comparamos el gasto realizado durante la siesta con el consumo energético de un paseo alternativo o el de una práctica deportiva, sí encontraremos diferencias.

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CAUSAS QUE SÍ ME ENGORDAN
¿SOMOS CULPABLES POR ENGORDAR?

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