CELULITIS Y RETENCIÓN HÍDRICA

La celulitis es más frecuente en el sexo femenino que en el masculino y, dentro del sexo femenino, se da con mayor frecuencia en unos tipos anatómicos que en otros. Las mujeres con las caderas más anchas, suelen tener con mayor frecuencia celulitis en muslos y glúteos. Parece que podría deberse a que, al ser sus trocánteres algo más largos, permiten una menor concentración de las masas musculares en glúteos y muslos, dejando mayor espacio de almacenamiento a líquidos intersticiales y adipocitos, aumentando en consecuencia las posibilidades de asentamiento del material celulítico.

Por supuesto que en las personas que mantienen una actividad física superior la celulitis es mucho menos frecuente, aunque anatómicamente puedan estar predispuestas.

El otro elemento fundamental para la formación de la celulitis es el aumento del líquido intersticial, es decir, el que está entre las células y los vasos sanguíneos y linfáticos. Es el líquido que está en tierra de nadie, ni dentro de las células ni dentro de los vasos y su destino es mantener el equilibrio iónico e hídrico  de las células y evacuar su detritus a través de los vasos sanguíneos. Para esta última función es necesaria la colaboración de las masas musculares, quienes con su movimiento masajean las venas, consiguiendo el drenaje, mediante un complejo sistema de válvulas. También y aun a pesar de la actividad muscular y del equilibrio hormonal, se puede producir una retención hídrica relacionada con una alimentación pobre en proteínas, cuyo relativo déficit reduce la presión oncótica necesaria para la reabsorción y posterior eliminación de los líquidos excedentes por el riñón.

 

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