La visión objetiva de la vida se consigue con una mirada y una actitud positiva ante todo lo que vemos, oímos y sentimos. Si creemos en nosotros mismos y si vamos adoptando la costumbre de ver la parte positiva de todos los eventos, no nos sentiremos obligados a emplear el auto-engaño, que está en la antítesis del auto-conocimiento y forma parte del lastre que deberemos ir eliminando progresivamente.  

En el terreno de las emociones es donde más arraiga el auto-engaño, con gran frecuencia tendemos a ver y creer cosas que no se corresponden con la realidad, fundamentalmente en las personas, cuyo conocimiento ha estado impregnado de intensas emociones de amor o de odio. Este fenómeno lo vemos especialmente en las personas más cercanas, como la pareja, los profesores, los jefes, etc., a los que atribuimos emocionalmente cualidades y, o defectos muy alejados de la realidad.

Es realmente difícil liberarse de este tipo de auto-engaño, porque en nuestra percepción se conjugan más elementos emocionales que intelectuales, que deforman las realidades, exagerando las virtudes y obviando los defectos o viceversa.

Recordemos que las emociones forman parte de los instintos más primitivos de los humanos y se fraguan en las partes más profundos del cerebro. Sigue...