Los trabajos estimulantes pueden ayudar a evitar la aparición de la demencia

Pauline Anderson

1 de septiembre de 2021 Las personas con trabajos que estimulan la cognición tienen un menor riesgo de desarrollar demencia que sus pares con empleos menos desafiantes, sugiere una nueva investigación.[1]

Los resultados de un gran estudio de múltiples cohortes también mostraron una asociación entre la estimulación cognitiva y niveles más bajos de ciertas proteínas plasmáticas, proporcionando posibles pistas sobre un mecanismo biológico protector.

"Estos nuevos hallazgos apoyan la hipótesis de que la estimulación mental en la edad adulta puede posponer la aparición de la demencia", comentó a Medscape Noticias Médicas Mika Kivimäki, director del estudio Whitehall II y profesor del Departamento de Epidemiología de University College London, en Londres, Reino Unido.

Los resultados se publicaron en versión electrónica el 19 de agosto en BMJ.

"Trabaja rápido y duro"
Los investigadores evaluaron la asociación entre la estimulación cognitiva en el lugar de trabajo y la incidencia de demencia en siete cohortes que incluían a casi 108.000 hombres y mujeres (edad promedio: 44,6 años). Todos sin demencia al inicio del estudio.

Los participantes incluyeron funcionarios públicos, empleados del sector público, trabajadores forestales y otros de la población laboral en general.

Los investigadores separaron a los participantes en tres categorías de estimulación cognitiva en el lugar de trabajo: alto, que se refería tanto a una alta demanda laboral como a un alto control laboral, bajo, que se refería a bajas demandas y bajo control y medio, que se refiere a todas las demás combinaciones de demanda laboral y control del trabajo.
"Los trabajos altamente estimulantes de la cognición requieren que trabajes rápido y duro, aprendas cosas nuevas, seas creativo y tengas un alto nivel de habilidad", destacó Kivimäki.

Los investigadores controlaron las siguientes variables: bajo nivel educativo, hipertensión, tabaquismo, obesidad, depresión, inactividad física, diabetes, bajo contacto social, consumo excesivo de alcohol y lesión cerebral traumática. Estos representan 10 de los 12 factores de riesgo de demencia nombrados por la Comisión Lancet de 2020 para la Prevención de la Demencia por tener evidencia convincente, anotó Kivimäki.

Aunque los investigadores no tenían datos sobre los otros dos factores de riesgo de pérdida auditiva y contaminación del aire, es poco probable que estos sean factores de confusión, dijo.

El seguimiento de la demencia incidente varió de 13,7 a 30,1 años, dependiendo la cohorte, y fue de 16,7 años en la población total de pacientes. La edad promedio de aparición de la demencia fue de 71,2 años.

Beneficios a lo largo del ciclo de vida
Los resultados mostraron que la incidencia de demencia por cada 10.000 personas-año fue de 7,3 en el grupo de estimulación cognitiva baja y de 4,8 en el grupo de estimulación alta, para una diferencia de 2,5.

"Estas diferencias fueron relativamente pequeñas porque la incidencia de demencia en esta población relativamente joven fue baja", señaló Kivimäki.
En comparación con aquellos con baja estimulación, la razón de riesgo ajustada para la demencia con alta estimulación fue de 0,77 (IC 95%: 0,65 a 0,92). Los resultados fueron similares para hombres y mujeres, y para menores y mayores de 60 años. Sin embargo, la asociación entre la estimulación cognitiva en el lugar de trabajo pareció más fuerte para la enfermedad de Alzheimer que para otras demencias.

También pareció haber efectos aditivos de una mayor estimulación cognitiva tanto en la infancia, como un mayor nivel educativo y la edad adulta, según las características del trabajo, destacó Kivimäki.

"Estos hallazgos respaldan los beneficios de la estimulación cognitiva a lo largo de la vida, con la educación que conduce a un mayor rendimiento cognitivo y la estimulación cognitiva en el trabajo reduce el deterioro cognitivo relacionado con la edad", agregó.

Los hallazgos no parecen ser el resultado de que los trabajadores con deterioro cognitivo permanezcan en trabajos sin desafíos, anotó. Los análisis separados mostraron una menor incidencia de demencia incluso cuando había 10 años o más entre la evaluación de la estimulación cognitiva y el diagnóstico de demencia.

"Esto sugiere que es poco probable que los hallazgos estén sesgados debido a la causalidad inversa", indicó Kivimäki.

Posible mecanismo
Los hallazgos fueron similares cuando los investigadores evaluaron el efecto de los cambios de trabajo. "Esto se debe probablemente a que las personas en trabajos muy estimulantes tienen más probabilidades de cambiar a otro trabajo muy estimulante que a un trabajo poco estimulante. De manera similar, las personas con trabajos menos estimulantes rara vez pueden cambiar a un trabajo sustancialmente más estimulante", puntualizó Kivimäki.

Como factor de riesgo de demencia, la baja estimulación en el lugar de trabajo es comparable al alto consumo de alcohol y la inactividad física, pero es más débil que la educación, la diabetes, el tabaquismo, la hipertensión y la obesidad, anotó Kivimäki.

Cuando se le preguntó sobre las personas con trabajos menos estimulantes cognitivamente que se estimulan enormemente fuera del trabajo, dijo que "los estudios anteriores a gran escala no han logrado encontrar evidencia de que la actividad cognitiva en el tiempo libre reduzca significativamente el riesgo de demencia".

Para explorar los posibles mecanismos subyacentes, los investigadores examinaron casi 5.000 proteínas plasmáticas en más de 2.200 individuos de una cohorte en el estudio Whitehall II. Encontraron que seis proteínas eran significativamente más bajas entre los participantes con estimulación cognitiva alta, en comparación con una baja estimulación.

En otro análisis que incluyó a más de 13.500 participantes del estudio Whitehall II y otra cohorte, los niveles más altos de tres de estas proteínas plasmáticas se asociaron con un mayor riesgo de demencia o, por el contrario, niveles más bajos de proteínas con un menor riesgo de demencia.Los hallazgos sugieren una "nueva explicación plausible" para la asociación entre la estimulación cognitiva en el lugar de trabajo y el riesgo de demencia, anotó Kivimäki.

Señaló que los niveles más altos de ciertas proteínas impiden que las células cerebrales formen nuevas conexiones.

"Una de las pruebas más convincentes hasta la fecha"
En un editorial adjunto, Serhiy Dekhtyar, Ph. D., profesor asistente del Aging Research Center del Karolinska Institute, Estocolmo, Suecia, señala que el estudio es "un trabajo importante y una de las pruebas más convincentes hasta la fecha" sobre el papel de la estimulación cognitiva ocupacional en el riesgo de demencia.[2]

La investigación a gran escala en múltiples cohortes y contextos ha "contribuido al campo y podría ayudar a explicar los resultados mixtos encontrados previamente en la literatura", comentó Dekhtyar a Medscape Noticias Médicas.

Es importante destacar que los investigadores proporcionan "una indicación de los mecanismos biológicos que potencialmente conectan la estimulación mental laboral y la demencia", agregó.
Sin embargo, Dekhtyar señaló que la diferencia de 2,5 casos incidentes de demencia por cada 10.000 personas-año de seguimiento entre los grupos de estimulación mental baja y alta "no es especialmente grande", aunque es comparable a otros factores de riesgo establecidos para la demencia.

Sospecha que el tamaño del efecto habría sido mayor si el seguimiento de la demencia hubiera sido más prolongado.

Dekhtyar también planteó la posibilidad de que la "cognición innata" pudiera afectar tanto el logro educativo como ocupacional, y el consiguiente riesgo de demencia.

"Sin tener esto en cuenta, podemos concluir inadvertidamente que la educación o la estimulación ocupacional ayudan a preservar de manera diferencial la cognición en la vejez, cuando en realidad, pueden ser diferencias iniciales en la capacidad cognitiva que se conservan a lo largo de la vida", concluyó.